miércoles, 21 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 12


    Eran las ocho de la tarde. Elly se estaba duchando, mientras Jónathan había salido de la habitación. Se encontraba en una de las tiendas de ropa de gala. Buscaba un traje para él y un traje de fiesta para ella. En cuanto entró le echó el ojo a un traje rojo granate de raso, anudado en dos tirantes detrás del cuello. El escote prometía enseñar bastante de sus pechos. En definitiva era un traje atrevido que a Elly le iba a sentar muy bien. Llegó a la habitación y ella continuaba en la ducha. Le dejó el traje encima de la cama, cubierto con la funda que llevaba. También le había traído un paquete que suponía le iba a gustar. Era un conjunto de encaje en negro.
Ella salió de la ducha y se enrolló en una toalla. Había estado pensando en que ponerse para la cena. Solo había traído algunos vaqueros y jerseys comunes, no válidos para una cena de gala como se suponía que debía ser. Salió del baño y se llevó un susto. No había oído entrar a Jónathan y se lo encontró sentado en una silla, delante del portátil.
-Uff, no te había oído entrar. ¿Qué me pongo ésta noche? Solo he traído algunos baqueros y jerseys.
-Te he traído algo para ti. Mira a ver si te gusta. Si no podemos devolverlo y elegir otro.
Ella se acercó a la cama y cogió de la percha el traje. Con sumo cuidado le quitó la funda. Se quedó alucinada. Era precioso. Jónathan estaba mirándola con cara de satisfacción. Ella dejó el traje con cuidado de arrugarlo encima de la cama. Y sin darle tiempo a protestar se lanzó sobre él rodeándolo con los brazos y besándolo efusívamente.
-Parece que te ha gustado. Me alegra verte tan contenta. Pero espera, abre la bolsa que tienes encima de la cama.
Ella obedeció. Dentro había una caja que ella abrió nerviosa. Dentro encontró una braguita estilo culot negro de encaje y un sujetador sin tirantes a juego. Ella se quedó mirándolo y dejó caer la toalla quedando totalmente desnuda delante de él. Se puso el culot y el sujetador, y viendo la cara embobada de él y su prominente protuberancia que había aparecido en su pantalón le dijo:
-¿Te gusta?
-Eres preciosa.- dijo saliendo de su embelesamiento. Casi le caía la baba.
Ella se sonrojó y se rió. Entonces procedió a ponerse el traje que le había regalado. Mientras él se cambiaba también de ropa, colocándose el traje negro que se había comprado para la ocasión. Cuando terminó de maquillarse, salió del baño y se quedó allí plantada delante de él.
-Mmmm, estás preciosa cariño. Pero te falta algo. - dijo él haciéndose el interesante.
-¿El qué? - dijo sorprendida, mirándose de arriba a abajo por si le faltaba algo que no se había dado cuenta.
-Date la vuelta.
Ella obedeció dándole la espalda. Sacó del bolsillo del traje que llevaba anteriormente un estuche color rojo intenso. Lo abrió, dejando al descubierto un collar de diamantes y un par de pendientes a juego. Le colocó el collar alrededor del cuello y la giró hacia él observándola.
-Estás loco. ¿Qué te ha costado ésto?
-Está valorado en doscientos cincuenta mil dolares.
-¡Dios! ¿Pero esto te lo puedes permitir?
-Claro, sino, no lo hubiera hecho. ¿Te gusta?
-Claro que sí. Es increíble. No tengo palabras para describirlo.
-Toma colócate ésto también.- le dijo dándole los pendientes.
Los pendientes estaban hechos de oro blanco. Llevaban incrustados 6 diamantes de 18 quilates cada uno.
-Ahora estás realmente perfecta. - dijo con admiración.
De repente se quedó quieto, escuchando, a lo lejos se oía el motor de hélice de un avión. Ella todavía no se había percatado y se quedó mirándolo. Él había cambiado su expresión facial, frunciendo el ceño.
-¿Qué pasa?
-Se aproxima un avión de hélices.
-¿Y qué? - dijo ella sin entender por que se preocupaba.
-No es normal que a estas horas de la noche y más en la dirección del crucero venga un avión.
Al cabo de unos minutos ella también lo oía. Terminaron de arreglarse para dirigirse al salón.
De repente llamaron a la puerta. Jónathan fue a abrir. Al otro lado había un oficial del barco.
-Discúlpeme señor Leslie. El capitán le ruega si es tan amable que suba conmigo un momento a cubierta. Viene un inspector de la policía de Nueva York a hablar con usted.
-Desde luego, deme un minuto.- y cerró la puerta tras de sí. - Elly tengo que salir un momento. Nos vemos en el salón. No seas mala.
-No cariño. Me comportaré lo mejor que pueda. - Dicho esto salió de la habitación siguiendo al oficial que lo condujo hasta la cubierta.
Cuando llegaron allí les esperaba el capitán. Estaba algo nervioso. Eran sobre las ocho y media. Debía estar poniéndose el traje de gala para la cena y esto había sido un imprevisto que lo retrasaría. Vieron las luces de posición del avión que se aproximaba al crucero. Descendió posándose sobre el agua, quedando a unos 40 metros del buque que había parado su viaje. El capitán había ordenado que se bajara una de las chalupas al agua para recoger a los visitantes. Ésta se aproximó al avión y recogió a dos pasajeros, luego puso rumbo de nuevo hacia el barco.
-¡Joder Matew! ¿ Es qué tienes que potar siempre?
-Lo siento señor. Debió sentarme mal la hamburguesa que me comí. Con los movimientos del avión me he mareado.
-¿Y cuándo no te mareas tú? - dijo con sarcasmo el inspector.
Subieron a bordo, siendo recibidos por el capitán y su segundo de abordo. A dos metros de ellos esperaba Jónathan junto al oficial que había ido a recogerlo.
-Buenas noches inspector, ¿En qué podemos ayudarlo?
-Como ya le han comentado por radio quería hablar con el señor Leslie. Es sobre una investigación que estoy llevando a curso y me urgía poder interrogarle.
-Me he permitido llamar al señor Leslie para agilizar los trámites. -dijo mientras se aproximaba a éste.
-Señor Leslie, éste es el inspector de policía de Nueva York. Quería hablar con usted antes de que se marchara de América.
-Es un placer inspector..
-Clark, soy el inspector Clark.
-Bueno pues usted dirá.
-Soy el agente encargado de investigar el crimen ocurrido en su casa. Quisiera preguntarle ¿Qué sabe usted de vampiros?
-¿De qué? - dijo Jónathan mirando al capitán con cara de sorpresa. Éste le devolvió la mirada de sorpresa. No tenía ni idea de que estaban hablando.
-Le hablo de esos monstruos que matan a sus víctimas chupándoles la sangre.
-Ahh, bueno. Son como si fueran murciélagos grandes que viven por el amazonas.
-No, no. Me refiero a personas vampiras.
-Jejeje, inspector creo que usted ha visto muchas películas.
El inspector enrojeció de ira. Había quedado como un inepto delante de aquella gente. Intentaría salir de aquella situación embarazosa de la mejor manera posible.
-Se que suena un poco a película, pero le digo que las pruebas apuntan a que el asesino ha sido una especie de vampiro. El señor Winter estaba prácticamente desangrado.
-Ah, el señor Winter. Qué gran persona. Un fiel servidor al cual voy a echar mucho de menos. Seguro que usted es muy competente en su trabajo inspector. Confío plenamente en que sabrá descubrir que era esa cosa y si hay alguno más.
-Por supuesto señor Leslie. No le quepa la menor duda. Descubriré la verdad. Y si son una secta la encontraré.
-Manténgame informado de sus adelantos a través de la señora Winter o de sus hijos. Sabre recompensarle si consigue resultados.
-Gracias señor Leslie, pero no hace falta. El estado ya se encarga de ello. Por cierto, ¿Sabe qué la noche siguiente a la del crimen en cuestión hubo otro asesinato en Central Park?
-No tenía ni idea. Ese tipo de personajes deberían estar entre rejas. Son un peligro público.
-Desde luego. Haré todo lo que esté en mi mano para atraparlo. ¿Verdad Matew?
-Eh..., sí claro inspector.-dijo distraído mientras estaba observando la obstentación de aque barco.
-Bueno no quiero molestar más. Solo quería cambiar impresiones con usted. Es un caso especial y quería saber lo que usted me podía aportar nuevo.
-Siento no poder ayudarle inspector.
-Bueno dejo que continúen su viaje. Espero que sea una travesía tranquila.
-Gracias inspector.
Dicho esto Matew comenzó a descender por la escalerilla que lo llevaba a la chalupa. El inspector abordó la escalerilla, y de repente dijo:
- Por cierto, ¿La joven que se encontraba en la casa con usted, dónde se encuentra?
-Está aquí abordo. Se ha convertido en mi esposa. ¿Desea que la llamé?
-No, no. Simplemente me podría decir ¿Qué le pasó aquel día? Encontramos sangre en la habitación que no pertenecía al cuerpo calcinado.
-Sí claro. Cuando aquella cosa entró, le provocó un rasguño en el brazo y fuimos enseguida a que se lo curaran. Ahora está restablecida por completo.
-Gracias... Pero para ser un rasguño había bastante sangre ¿Qué pasó cuándo la hirió?
-Se dirigió hacia la ventana y fue cuando se incendió. Parece ser que a mi prometida no tuvo intención de atacarla. Solo la apartó para poder huir.
-Entiendo. Entonces debido al zarpazo que le propinaría fue cuando hirió a su prometida.
-Exacto.
-Pero usted me ha dicho que se han casado ya, ¿ No?¿Por qué la llama prometida?
-Por que en aquel momento lo era.
-Ah sí, es cierto.- dicho esto se giró hacia el capitán y le dijo -¿Usted a observado a la señora Leslie con algún tipo de vendaje?
-A decir verdad no me he fijado, pero no recuerdo haber visto ningún vendaje.
-Inspector ya le digo que fue un simple rasguño. No lleva ningún vendaje.
Jonathan empezaba a ponerse nervioso. Aquel tipo se estaba poniendo impertinente. En otra situación hubiera sido su condena, pero aquí delante de tanta gente era imposible hacer nada.
-¿Cuanto tiempo piensan estar en Europa?
-Pues en principio sobre un mes. Vamos a visitar las principales ciudades de la vieja Europa.
-Espero que a su regreso pase por comisaría. Quisiera aclarar algunas cosas con usted.
-Así lo haré inspector.
Dicho esto descendió por la escalerilla y subió a la chalupa. Los marineros bogaron con brío y les acercaron al hidroavión. Después de dejar su paquete, regresaron al navío donde izaron la barca volviendo a colocarla en su sitio. El transatlántico reemprendió la marcha hacia Europa. El hidroavión despegó y volvió hacia América.
El capitán acompañado por sus oficiales y por el señor Leslie volvieron hacia el interior del buque.
-Discúlpeme unos minutos para poder cambiarme señor Leslie. Enseguida me reuniré con ustedes en el salón.
-Por supuesto capitán. No se preocupe.
Uno de los oficiales acompañó a Jónathan hasta el gran comedor. Allí en una de las dos barras había un grupo de hombres que discutían entre ellos para decidir quien la invitaba. Por lo que escuchó Jónathan sabía que se trataba de su amada. Le dio las gracias al oficial, y se dirigió hacia el grupo. Allí en medio de todo aquel grupo en el que habrían unos ocho caballeros se encontraba ella. Estaba espectacular, con su traje de fiesta, el collar que le había regalado Jónathan y esos zapatos de tacón de aguja que estilizaban si cabía un poco más sus bonitas piernas.
-Permiso.- dijo apartando con suavidad a uno de los allí presentes.
Este se giró y de mala gana lo dejó pasar. Llegó hasta ella y sin mediar palabra se inclinó y la besó. Ella le devolvió aquel beso, cosa que provocó que todos los moscardones que habían estado a su alrededor se dispersaran por la sala.
-¿Por qué has hecho eso? Estaba buscando candidato para la cena -dijo ella frunciendo el ceño. Pero cambió su expresión y le sonrió.
-Eres incorregible. ¿Me permites que te acompañe a la cubierta a que nos de un poco el aire?
-Claro querido, como tú gustes.
Y los dos cogido de la mano, abandonaron la sala por la puerta que daba a la cubierta.


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