lunes, 20 de agosto de 2012

Un simple viaje 2

                                                         ANDRÓMEDA


    Jonas se relajó en su sillón mientras revisaba los parámetros de los controles. Estaba emocionado. En el viejo cascarón en el que se formó, cuando llegaba a velocidad warp tres temblaba como si se fuera a desmontar. Todavía  recordaba el miedo que pasó cuando el capitán de aquella nave le ordenó ponerla a toda velocidad. Empezaron a rechinar todos los remaches de aquella nave. Miró al capitán implorándole que revocara la orden que acababa de dar. Por el contrario aquel tipo desaliñado, soltó una carcajada y le dio un largo trago a la botella de licor que portaba en la mano.
-Tranquilo chaval, este cascaron aguantará un ratito más esta velocidad.
  Él asintió sin poder borrar el miedo de sus ojos. El capitán se durmió en su asiento dejando a Jonas que gobernara la vieja y desvencijada nave de carga.
 
   Olsen y Jensen conversaban animada mente mientras terminaban de rebañar sus platos con las rebanadas de pan que les tocaban en la comida. Mientras en otra mesa el capitán repasaba unas anotaciones en un cuaderno al lado de su plato de asado de magnus. La doctora Jessica y Tommy, el otro timonel, comían juntos en la mesa de la esquina, haciéndose carantoñas.
   Kate los observaba sin prestar atención removiendo el plato de gachas que se había pedido y pensando en la noche anterior cuando estaba junto a Michael. Sabía que él se había quedado dolido por el hecho de que ella embarcara en aquel carguero. Últimamente habían abordado varios de los cargueros de la corporación, matando toda la tripulación, y llevándose la carga para luego abandonar la nave. Pero esto eran malos pensamientos y aquel viaje iba a ser tranquilo. Volvería dentro de año y medio para casarse con su prometido y cambiaría de trabajo.
   Pasadas unas horas todo volvía a la normalidad y cada uno seguía su rutina de trabajo. Kate se dirigió a darse una ducha. El estofado de Termas le daba acidez de estómago y la única manera que encontraba de relajarse era darse una ducha fría. Estuvo casi diez minutos debajo del agua, pero la acidez seguía ahí. Así que después de enfundarse de nuevo el mono y antes de volver a sus tareas, decidió pasar por la enfermería a pedir a la doctora Jessica unos anti ácidos.
-Hola doctora, las gachas deben haberme sentado mal, ¿me podría dar unos anti ácidos?
- Claro...¿Kate verdad?
-Sí. Soy la encargada de la bodega y del abastecimiento de la nave.
-Hola encantada de conocerla.¿Me puedes explicar como funciona el suministro del agua? Siempre he tenido curiosidad como se consigue en estos bichos. -Bueno creo que se extrae de la fusión que realiza el impulsor de la nave con moléculas de hidrógeno y oxígeno. Se re-aprovechan las moléculas fusionadas que es de donde se saca la energía para el impulsor, éstas entran en otro complejo sistema donde las vuelve a fusionar pero en menor cantidad y de ahí saca la energía de la nave para el soporte vital. De esas dos fusiones se sacan las moléculas de agua y otra máquina las comprime para tener el tan ansiado fluido.
-Me dejas perpleja - apuntó la doctora- debes de saber todos los tejes y manejes de esta impresionante nave.
-No que va. Los encargados del mantenimiento de la nave son Tommy y Jensen. Ellos son los realmente los ingenieros de esta nave.- Contestó Kate sin poder contener una sonrisa en sus labios.
-Bueno pero tu también estás al tanto de estas cosas. - le replicó la doctora con picantez y otra sonrisa en su boca.
-No, solo lo que se cuenta a veces durante las comidas.-Kate se sorprendió al ver la tesitura que iba cogiendo la conversación, y más aun cuando la doctora la había cogido de la mano.
-Bueno doctora tengo que marcharme. Debo volver a mis quehaceres. - y le retiró la mano.
-Pásate cuando termines para ver como va esa acidez.
   Kate no contestó puesto que ya había salido por la puerta que se cerró automáticamente nada más salir por  ella. Se dirigió hacia la consola que tenía asignada en la antesala de la bodega de carga, para ver si se había entrado correctamente los suministros destinados a cocina, enfermería, botánica y mantenimiento. Los bots encargados del abastecimiento a cargo de las ordenes de Kate estaban terminando de llevar unas piezas  a mantenimiento para terminar de ensamblar uno de los cañones de fotones. Con la prisa que tenían en las altas esferas de la Megacorporación por que saliera la nave, todavía quedaban pequeños detalles por terminar como el susodicho cañón. Las armas de la nave todavía no habían sido probadas, lo cual les dejaba en clara desventaja en caso de un ataque de los piratas. El capitán tenía en mente hacerlo nada más consiguieran terminar de montarlo.
-¿Jensen como llevan el montaje del cañón de fotones?
-Tengo dos bots trabajando en ello día y noche. Estoy repasando las interconexiones, calculo que en unas cinco horas más estará listo para hacer la prueba.
-Bien. Avíseme en cuanto sea posible dispararlo. Quiero tener la certeza que esos tubos sueltan las cargas que nos prometieron. No quiero tener contratiempos.
- A la orden señor - Contestó el chaval.

   Las defensas de la nave estaban compuestas por dos cañones de fotones de larga distancia, capaces de disparar una carga a  500 km de la nave, haciendo un daño considerable en su adversario, pero muy lenta de recarga de energía hasta el siguiente disparo. Pasaban 30 segundos hasta que los cañones volvían ha estar operativos para disparar, lo que provocaba que se tuviera que apuntar con mucha precisión para evitar un contraataque. Se podía gastar como una sola arma disparándolos simultáneamente o por separado. Luego habían dos blasters, cañones de corto alcance, unos 100 km de rango, que eran muy rápidos en la recarga, apenas un par de segundos, y que podían destrozar también cualquier nave que se acercara con malas intenciones. Pero lo que más gustaba a el capitán era el sistema de escudo magnético invertido, capaz de absorber los impactos producidos por armas energéticas hasta en un 60 % minimizando el daño recibido.
 
    Se levantó sobre las siete de la mañana como cada día. Pero algo no iba bien. Fue directamente al servicio y vomitó toda la cena del día anterior. Habían pasado ya catorce días desde que partieran y Kate no había tenido más problemas de acidez, hasta hoy.  Tenía arcadas y no podía separarse de la taza del váter.  Intentó ponerse en pie para llegar al intercomunicador y avisar al capitán de que se retrasaría en sus labores, pero no pudo. Estaba totalmente mareada y el malestar iba en aumento. Se fue desvistiendo y se introdujo en la ducha. Abrió el agua fría y dejó que la empapara por completo. Al cabo de unos minutos el agua produjo el efecto deseado y empezó a encontrarse mucho mejor. Cuando se hubo recuperado, se vistió y acudió a su puesto de trabajo. No quiso pasar por el comedor a por el desayuno, solo de pensarlo le daban arcadas. Comenzó a calentarse la cabeza sobre si comunicar su malestar a la doctora. Si esta lo consideraba oportuno, podían dejarla en la estación Géminis y de allí repatriarla a Marte. Entonces perdería su paga y no podría cumplir su sueño. Solo tenía que aguantar hasta mañana, entonces entrarían en las cámaras de hibernación. Cuando llegaran a destino ya le harían todo tipo de pruebas.