martes, 6 de agosto de 2013

Un simple viaje cap. 7

                                                                   ANGUSTIA

   Llevaban casi una  hora de huida de una de las tres naves que con anterioridad les habían atacado. Habían destruido una y en su huida habían conseguido inutilizar otra. Pero ahora la tercera les perseguía con ahínco. Cada vez se acercaba más a la Andrómeda pese a los esfuerzos de Kate y la computadora intentaban optimizar por todos los medios la velocidad de la nave. Habían apagado todos los sistemas que no eran indispensables y concentrado la energía en los motores y la navegación.  Al retrasar la aproximación de la nave persecutora también habían ido aproximándose a la zona de intercepción  donde aparecería la liberty.

-¿Se podría soltar la bodega de carga para intentar obstaculizar el paso de esa nave?- preguntó la cabo Kate
-A velocidad warp nunca se ha probado. Se podría intentar  que los robots de mantenimiento se encargaran de ir soltando bultos de la carga a través de la puerta. Eso sí deberíamos sellar la bodega de carga para evitar que la descompresión de la bodega de carga nos hiciera explotar como una fruta madura.

   Andrómeda ordenó a todos los robots de mantenimiento que se dirigieran a la bodega de carga. Una vez todos dentro les dio las indicaciones oportunas de lo que debían hacer. Entonces procedió a sellar magnéticamente las puertas de acceso.
   Todo estaba listo para intentar parar a sus obstinados perseguidores. Los dróides de mantenimiento se anclaron al suelo de la nave con los tirantes pertinentes para no salir despedidos por la descompresión.

-Todo listo cabo Smith. - anunció la computadora veinte minutos después.
-Abre las compuertas y que sea lo que Dios quiera.

   Jéssica la doctora, observaba en estado de shock todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Parecía una estatua de cera. No tenía demasiado buen color de cara y se mantenía sentada en la silla que había sido del artillero Jensen.
   Andrómeda abrió la compuerta de la bodega de carga y empezó a producirse el vacío dentro de ésta.  Los robots tensaron sus amarres para evitar ser succionados por la virulencia de la corriente producida al escapar el aire que allí había apenas unos segundos antes. Todo se normalizó, aunque el espectáculo que se veía a través de las puertas era espectacular.  Se veían pasar a velocidad vertiginosa rayos de luz de lo que se suponía eran las estrellas. Realmente era hermoso aquella vista. Pero los robots no estaban allí para observar aquel extraño paisaje.
   Una vez se normalizó la situación empezaron a empujar los paquetes más grandes hacia la puerta. Andrómeda, siguiendo las órdenes de la cabo Kate, instó a los dróides a que empezaran a tirar los bultos por la abertura. Aquello se había convertido en algo parecido a lo que hacían los destructores siglos atrás cuando soltaban las cargas de profundidad para destruir a los submarinos enemigos. Los paquetes desaparecían intantáneamente al traspasar el umbral de la puerta de la bodega.
   Mientras en el puente de mando, Kate seguía con interés el rumbo de la nave persecutora que le aparecía en una pantalla.

-Parece ser que el escudo de fuerza de la otra nave cumple con su cometido y todos los impactos  que recibe no les hace reducir la velocidad. -anunció Andrómeda.
-Entonces estamos condenadas a ser atrapadas de nuevo. Solo un milagro nos podría salvar.

   De repente, la computadora Andrómeda anunció:
-La nave que nos persigue estará en breve a distancia de disparo. Sugiero concentrar al máximo nuestros escudos deflectores a la parte posterior de la nave.
-Hazlo. Maldita sea nuestra suerte, estamos muy cerca de poder salir de aquí y nos va a faltar tiempo. -entonces se acarició el abdomen y con ternura continuó- Lo siento hijo mio, no te voy a poder conocer en vida. Pero te amo como si ya hubieras nacido.
   Una lágrima rodó por su mejilla y los ojos se le enrojecieron ostensiblemente. La doctora se acercó a ella. Algo había cambiado en su cara. Ya no parecía asustada y abrazó a la cabo Smith. Ésta la miró a los ojos y le sonrió. Entonces se fundieron en un abrazo.
-Todavía no estamos muertas. - soltó Kate deshaciendo el abrazo.- ¿Tenemos la oportunidad de efectuar algún disparo contra esa nave?
-Muy remoto cabo Smith. Debería aproximarse lo suficiente para poder alcanzarles.

   De repente la nave se sacudió. Un disparo desde la nave que los perseguía había colisionado en la popa de la nave. Los escudos habían aguantado el primer impacto.

-Escudos al 80%.- anunció la computadora.
-No aguantarán muchos impactos más. Debemos hacer algo dijo la doctora.
-Sí, ¿pero qué?

   Kate se mesaba los cabellos una y otra vez. Intentaba forzar a su cabeza a que pensara alguna idea que les diera algo de tiempo. Un segundo impacto zarandeó la nave.

-Escudos al 60%
-Kate se nos acaba el tiempo. Haz algo.-apremió Jéssica.
-No se me ocurre nada. Estoy bloqueada.

Una alarma empezó a sonar en el puente de mando.
-Se ha detectado fuego en la sala de los motores warp. Tenemos que pararlo o la nave se desintegrará. -andrómeda anunció el fatal mensaje.
-¿Cuanto aguantarán los motores si no paramos?
-Apenas un minuto.
-Entonces apágalos. Abre todas las frecuencias para poder comunicarme con la nave que nos persigue.
-Tengo localizada la frecuencia en la que emiten cabo Smith.
-Haz lo que te he dicho. Dame también las coordenadas del punto en el que estamos.
-Como ordene cabo Smith. Las coordenadas son 7.3.5.8 a 5000 au de la estación Eurípides.
-Vale, perfecto. Abre todos los canales de comunicación.
-Canales abiertos señor.

   Kate apretó el intercomunicador que  abría el micrófono.
-Aquí la cabo Smith a bordo de la nave de carga Andrómeda, en ubicación 7.3.5.8 a 5000 au de la estación Eurípides. Me dirijo a la nave que nos está atacando y nos persigue. Anuncio la rendición de la nave, solicitando que dejen de disparar. Dennos unos minutos para preparar el recibimiento a nuestra nave. Hagan una aproximación lenta y por la parte derecha. En cuanto estemos preparados les volveré a llamar para que se acoplen a nuestra nave, abriendo la compuerta de acceso.
-¿Estás loca Kate? Rindes la nave y la entregas. Nos van a matar.
-Solo trato de ganar tiempo. Si mi plan ha funcionado la Liberty debe haber recibido nuestra posición. Espero que lleguen a tiempo. No deben estar muy lejos.
   La doctora se dejó caer de nuevo en el asiento del artillero. No había pensado en aquella posibilidad.
 
   La nave que les perseguía había dejado de disparar y se aproximaba por el lado derecho de la Andrómeda, tal como había pedido la cabo Smith. Empezó la aproximación lateral quedándose apenas a un metro de la Andrómeda. La suerte estaba echada. Solo cabía ya acoplar la nave y abrir la compuerta para que les abordaran.
-Andrómeda, sitúa la nave para facilitar que nos aborden.
-Entendido cabo Smith. Señor podrían intentar escapar en un módulo de supervivencia. Mientras ellos suben a bordo podría lanzarlas en dirección a la estación. La Liberty no debe estar lejos y podrá recogerlas.

-Gracias Andrómeda. Sígueme Jessica.

   Las dos mujeres salieron a la carrera en dirección a babor de la nave. Si tenían suerte podrían salir todavía de allí indemnes de aquella situación. Llegaron a la cápsula de escape y subieron ambas. Ahora era cuestión de que andrómeda las lanzara al espacio.

-Apertura de la compuerta de acceso confirmada. Accediendo pasajeros a la nave. -Anunció la computadora a sus tripulantes.
-Cierra la compuerta Andrómeda y lánzanos al espacio. Luego haz lo que debas.
-Entendido cabo Smith. Ha sido un placer viajar con usted.

  Un nudo se le puso en la gargata a Kate. La doctora empezó a llorar y se abrazó a ella. El módulo de salvamento salió propulsado a considerable velocidad. En los altavoces de la cápsula retumbó la cuenta atrás de la computadora.
-9..8..7..6..5..4..3..2..1..

   Una explosión se divisó  a través del ventanuco de la cápsula de escape. La Andrómeda y la nave adherida a ella se desintegraron en el espacio. Pero un frente de restos se aproximaba a gran velocidad acompañado de la onda expansiva. Las dos mujeres se abrazaron y se acurrucaron en un rincón del módulo de escape. La sacudida fue muy brusca. El cristal de la pequeña ventana se desintegró en mil pedazos y el poco aire que allí dentro había existido era una mera anécdota. Kate miró por última vez, no sin dificultad a la doctora Jéssica. Ésta tenía los ojos prácticamente fuera de las órbitas y la sangre se le acumulaba toda en el rostro. Estaba a punto de estallarle la cabeza. Ella también tenía terribles dolores y sabía que su situación era la misma.

   Despertó empapada en sudor, temblando y se sentó en la cama como un resorte. Miró en derredor y vio la habitación en la que dormía junto con su prometido Michael.

-¿Te encuentras bien?- preguntó éste.
-¿Dónde estoy? ¿Qué ha sucedido? ¿Dónde está Jessica?
-¿Quién es Jéssica?
-Yo..no..
-Has tenido una pesadilla. Date una ducha o llegarás tarde a la inaguración de la Andrómeda. Esa maravilla de nave que tanto me has descrito.
-¿Sabes qué? No voy a ir a ese viaje. Prefiero quedarme contigo.
-Gracias amor mío. Prefiero tenerte a mi lado toda la vida a poder ir a la Tierra.
-Yo..también..



jueves, 25 de julio de 2013

Un viaje inesperado 6

                                                                  LA HUIDA

   Las dos mujeres preparaban junto con la inteligencia artificial de la nave, Andrómeda, la huida de sus captores. Sabían que solo tendrían una oportunidad. Dejaron que Andrómeda hiciera todos los cálculos. Al fin y al cabo ellas solo eran una doctora y una cabo encargada de la carga y mantenimiento de la nave.
 
   Cuando la computadora hubo terminado de realizar todos los cálculos para poder salir de allí, indicó a las dos tripulantes que los robots de mantenimiento habían conseguido reparar los dos blasters de corto alcance, pero los más potentes. Si tenían suerte dejarían inutilizada la nave que se hallaba a su lado y que les tenía amarrados magnéticamente. Eso les daría unos segundos para poder huir de allí.

-Doctora, rece lo que sepa. Va ha ser un viaje movido.

    Se sentaron en los asientos de mando, apartando antes los cuerpos inertes de los que habían sido sus compañeros que se hallaban en el puente de mando. Sus captores no tardarían en darse cuenta de su fuga y empezarían a buscarlas. Tenían que ser lo más rápidas posibles.

   Kate dio orden a Andrómeda de que empezara la maniobra de evasión. Los blasters empezaron a cargarse y segundos después se empezó a oír como una alarma que venía desde la nave que tenían a su lado. No hubo tiempo para más. Los blasters fueron disparados al unísono y las naves se separaron. Andrómeda activó los moteres de propulsión primaria para coger velocidad y empezó la cuenta atrás.

-5..,4...,3...,2...,1...,

   La nave salió propulsada hacia adelante a velocidad warp. Las dos mujeres soltaron un grito de alegría. Tenían mucha tensión acumulada y aquello fue como una válvula de escape. La consola indicaba que tenían el frente despejado. A los veinte segundos la nave se detuvo. Empezó a direccionar hacia la la estación más próxima y volvió a iniciar la cuenta atrás. Al momento la nave entró de nuevo a velocidad warp.

   Kate se desabrochó el cinturón de seguridad y se levantó. La doctora Jessica la imitó y se lanzó a su cuello. Empezó a llorar amargamente. Kate la consoló, aunque sabía que no había tiempo para nada. Debía empezar a mandar mensajes de auxilio en todas direcciones. Se desasió de los brazos de la doctora y le dio una orden clara a la computadora.

-¡Andrómeda, manda mensaje de socorro en todas las frecuencias y canales ininterrumpidamente hasta que alguien conteste. Y ya se ha terminado el silencio!
-A la orden- contestó la computadora haciendo caso a la orden anterior.

   A los pocos minutos se recibió un mensaje de contestación.

-Aquí el comandante Redón a bordo de la Liberty, crucero de batalla tipo Beta. Hemos recibido el mensaje y vamos a su encuentro. Notifiquen cualquier cambio de rumbo para poder hacer los ajustes necesarios para encontrarles.
-Aquí la cabo Smith a bordo de la Andrómeda, nave de carga de la Megacorporación, hemos sido atacados por tres naves hostiles sin identificar. La tripulación ha perecido prácticamente en su totalidad. Solo quedamos la doctora Jessica y yo. No sabe lo que nos alegramos de escucharlo.
-No se preocupe por nada. En unas horas interceptaremos su rumbo y estarán a salvo. Ya pasó todo.
-Gracias comandante. Estamos ansiosas por reunirnos con ustedes.

   Cortaron la comunicación. Estaban ya más tranquilas. Ahora solo cabía esperar a que la Liberty llegara a su altura y pudieran ser escoltadas hasta casa. La doctora se dejó caer en una de las butacas. Estaba totalmente exhausta. Necesitaba dormir aunque fuera solo diez minutos. Pero no se atrevía a ir hasta su habitación. Tenía miedo de que uno de aquellos seres se hubiera quedado en la nave y la pudiera coger desprevenida. Se quedaría en el puente de mando junto a Kate. Allí serían más fuertes.
   Kate no paraba de corroborar los datos del viaje. Era un auténtico portento de sacrificio. Andrómeda repasaba con ella todos los datos y verificaban una y otra vez por orden de Kate todos los dato. Todo iba bien.
   La doctora se había quedado traspuesta sobre la consola que tenía delante y la cabo ya se había tranquilizado un poco después de comprobar hasta ocho veces todos los datos. Se había reclinado en la butaca que había pertenecido al capitán y se estaba quedando dormida.

   De repente sonó una alarma y Andrómeda anunció que se había detectado una nave aproximándose. Las dos mujeres saltaron como un resorte.
   La doctora empezó a dar saltos de alegría. Por fín estaban a salvo. Pero Kate sabía que era demasiado pronto para que hubiera llegado la Liberty hasta su altura.

-Andrómeda, ¿que rumbo sigue esa nave?
-Es rumbo de intercepción cabo Smith. Viene siguiéndonos desde hace rato. Pero la acabo de detectar.
-¿Qué tardará en interceptarnos?
-Apenas una hora.
-Debemos prepararnos para el combate. Esperemos que llegue la Liberty a tiempo. - dijo con pesar en su tono la cabo.

 

domingo, 21 de julio de 2013

Un simple viaje 5

.
                                                           PRISIÓN






Abrió los ojos. Todo era oscuridad. Tenía la ropa seca lo que denotaba que había pasado bastante tiempo, no sabía cuanto. No encontró nada para apoyarse así que con las manos en el suelo y se levantó. Iba a tientas buscando algo con lo que toparse. Tropezó con algo blando en el suelo y cayó de bruces. Estaba aterrada. Alargó la mano hacia el bulto que la había hecho caer. Cuando lo encontró empezó a palparlo. Era un cuerpo. Parecía humano pero no se movía así que continuó palpándolo. Empezó a subir por su torso y se dio cuenta de que era una mujer. Continuó subiendo hasta encontrar su cara y su pelo. Un pelo suave, le vino un flash y se acordó de la doctora Jessica. Empezó a zarandearla con lágrimas en los ojos. Esta no se movía así que se quedó allí acurrucada a su lado. Sollozaba e hipaba abrazada a ese cuerpo inerte. Después de un largo rato se quedó dormida abrazada a la doctora.
-¿Hola? ¿Quién eres?- la despertó la doctora zarandeándola.
-¿Doc...Doctora? -dijo sentándose en el suelo como un resorte y alargando los brazos, palpándole la cara.
-¿Te encuentras bien?
-¿Dónde estamos? ¿Que ha sucedido?- preguntó nerviosa Katy.
-No lo sé. Lo último que recuerdo es que se habría la puerta de mi habitación, que alguien se metía en mi cabeza y me quedaba dormida. Luego he despertado aquí contigo, a mi lado. -Contestó la doctora.
-Debemos buscar algo en esta habitación para intentar defendernos. Debemos prepararnos. -Dijo Katy haciendo acopio de fuerzas para no empezar a llorar de nuevo.
-Pero está oscuro. ¿Como quieres que busquemos así?-Dijo la doctora claramente nerviosa.
-Iremos a gatas. Poco a poco, tú en una dirección y yo en otra, sin dejar de hablarnos. Así sabremos en todo momento donde está la otra. ¿Me has entendido?
-Sí. No dejes de hablarme, por favor. Tengo miedo. -Dijo la doctora rompiendo a llorar.
Empezaron a alejarse una de la otra. Katy iba numerando cada vez que movía un pie o una mano en su desplazamiento. La doctora Jéssica intentaba hacer lo mismo pero las lágrimas a veces le ahogaban las palabras. Ya se habían separado unos metros cuando se abrió de repente una puerta que dejó entrar un haz de luz que cegó a las dos mujeres que tenían los ojos acostumbrados a la oscuridad.
-¡No!- gritó la doctora – Ayúdame Kate.
Ésta levantó la vista en dirección a la luz, cubriendo sus ojos con la mano y solo alcanzó a ver una figura alta arrastrando a la doctora Jéssica por un brazo. La doctora se retorcía intentando liberar su brazo de aquella mano que la tenía atrapada. Katy se levantó y se dirigió hacia la luz con la intención de ayudarla, pero antes de que llegara a la compuerta abierta esta se cerró. Volvió a quedar a oscuras y Katy rompió a llorar como una niña. Tenía mucho miedo. Por su mente desfilaban imágenes de torturas que había visto en películas junto a Michael. Al recordar a su amado volvió a llorar y se acarició el vientre. ¿Que sería de ella y de su hijo? Su pequeñín no podría venir al mundo por culpa de haber embarcado en aquel mercante. Por su ambición por ir a la Tierra. Se hizo una firme proposición. Lucharía hasta el final, defendiendo la vida de su vástago a toda costa. Pasaron unos minutos que para ella fueron siglos en la más absoluta oscuridad. Ella estaba agazapada al lado de donde recordaba que estaba la puerta. Sabía que volverían por ella. No tardó mucho en comprobar que estaba en lo cierto. La puerta se abrió y apareció la figura entre el haz de luz que volvió a cegar a Katy. Antes de que esta pudiera acostumbrar su vista, una mano poderosa la sujetó con fuerza por el brazo y en su mente sonaron unas palabras: “No vamos ha hacerte daño”
Aquellas palabras, no supo por qué, pero la relajaron y dejó de luchar. Empezó a caminar al lado de aquel gigante. Ella calculó por su estatura que mediría alrededor de los tres metros. Tenía forma humanoide, con dos piernas, dos brazos y una cabeza, sin pelo. Miró su rostro y vio dos ojos grandes, negros, que miraban al frente. No se había dado cuenta pero caminaba libre al lado de aquel ser. Sumida en la investigación de “su” acompañante no recordaba cuando la había liberado. De momento no la había agredido y eso era una ventaja, puesto que si querían hacerle daño ya lo hubieran hecho.
Llegaron a una sala donde había un sillón en medio, y al fondo vio cuatro seres como el que la acompañaba.
-Por favor siéntate- Resonaron las palabras en su cabeza.
Ella obedeció y se sentó en aquel sillón. Era confortable y después de todo el desgaste físico que había tenido le reconfortó. Tenía una extraña sensación al sentir la voz de aquel ser en su mente, y no sabía como dirigirse a ellos.
-No te preocupes, habla con naturalidad. Nosotros te oímos bien y te entendemos perfectamente. Llevamos varios questros...perdona, lo que vosotros diríais varios siglos estudiando a tu raza. Sabemos muchas cosas de tu cultura y nos hemos enseñado prácticamente todos los idiomas que habláis. Pero creo que eso no es lo importante en estos momento. Lo que deberías saber es que tu nave ha sido atacada por los krogs. Son una civilización realmente bélica. La federación interplanetaria de la nebulosa Omega los lleva manteniendo a raya durante décadas. Ahora al no poder avanzar en nuestra dirección se están dirigiendo hacia la Vía Láctea. Quieren someter y destruir a todos los mundos aquí habitados. Las naves que os atacaron son la avanzadilla de una gran flota que trae el propósito de someteros. Llegamos tarde para ayudar a vuestra nave, pero tenemos la intención de proteger vuestra Vía Láctea de esta amenaza. Katy quedó en shock. ¿Por qué le contaban aquellos seres todo aquello? ¿Cuando la habían supuestamente “rescatado” de los agresores de la Andrómeda? Algo no le cuadraba. ¿Y si era así por qué se habían llevado a la doctora y ahora a ella? ¿Dónde estaba la doctora?
-La doctora se encuentra en este momento alimentándose en nuestra sala común. Cuando acabemos de hablar podrás reunirte con ella. -Volvieron a resonar en su cabeza.
-Quisiera hablar con ella primero. Luego podremos hablar con tranquilidad. -Intentó ser convincente.
-Es imposible. Debemos trazar un rumbo de intercepción de los krogs antes de quelleguen a vuestra Vía Láctea.
-No os diré nada hasta que vea a la doctora.-se reafirmó Katy.
-Raza terca e inútil. Son todos iguales. Bien encontraremos el camino y destruiremos vuestro planeta. Solo retrasáis lo inevitable.¡ Enciérrala!
El mismo sujeto que la había traído hasta allí la cogió del brazo y la obligó a levantarsedirigiéndola hacia la puerta. La acompaño por un largo pasillo diferente al que habían recorrido antes. Llegaron ante una puerta y el ser que la acompañaba hizo un gesto y ésta se abrió. Era una sala iluminada tenuemente. Dentro estaba la doctora Jéssica que al verla corrió ha abrazarse a ella. Katy correspondió al abrazo y la puerta se cerró detrás suyo. Volvían a estar encerradas pero al menos estaban juntas.
-¿Qué ha sucedido? ¿Te han preguntado algo?- interrogó Katy a la doctora.
-Sí. Pero no les he dicho nada. Querían que les marcara la ruta hacia la Tierra. Pero yo nunca he tenido ni idea de navegación y así se lo he comunicado a aquellos seres. - contestó la doctora un poco más calmada.
-Bien, eso nos dará algo de tiempo para intentar enviar un aviso hasta la Megacorporación. Así podrán montar la defensa. -dijo con aplomo la cabo Smith.
-Pero, ¿Cómo vamos a salir de aquí? ¿ Y si lo logramos, cómo enviaremos el mensaje?
-Cada cosa en su momento. Primero intentemos salir de esta sala. Luego ya nos preocuparemos de lo demás.- Y se dirigió hacia la puerta.
Empezó a buscar la manera de desmontar la consola de apertura de la puerta. Estaba bloqueada y no aceptaría ningún código de acceso. Desmontó la cremallera de su mono y con ella empezó a quitar aquello que parecían los tornillos de sujeción del panel. Una vez lo hubo conseguido, empezó a investigar el interior buscando la forma de provocar un cortocircuito que abriera la puerta.
Después de largo rato intentando averiguar la manera de abrir la puerta que las retenía dentro de aquella habitación, se sentó en el suelo desanimada. No entendía aquellos circuitos y no sabía como provocar la apertura de la puerta. Sabía que solo tendría una oportunidad y que si fallaba posiblemente aparecería el carcelero para darles alguna reprimenda y castigarlas.
-¿Llevas una horquilla de pelo?- se dirigió a la doctora.
-Creo que sí, si me queda alguna. -y se palpó el cabello en busca de alguna de ellas. Al momento le entregó una a Kate y esta la abrió para tener un alambre más largo.
-Reza lo que sepas doctora. - Y Lanzó la horquilla contra el circuito integrado de la consola de apertura de la puerta. Esto provocó un chasquido y un humillo blanco y a continuación la puerta se abrió.
  Las dos mujeres se abrazaron alegres, casi histéricas por la emoción que las embargaba. Salieron de aquella habitación y se dirigieron hacia la derecha. Según recordaba Kate a ella la trajeron por la izquierda desde la sala del interrogatorio. No quería tener un mal encuentro con sus secuestradores así que salieron en la otra dirección. Después de casi diez minutos de dar vueltas sin saber ciertamente donde estaban y a donde se dirigían, encontraron una especie de ventana al exterior. Estaban parados y al lado de aquella nave en la que estaban estaba todavía la Andrómeda. Esto les daba una oportunidad de enviar un mensaje a la Megacorporación si conseguían llegar hasta su nave. Vieron una escotilla que daba a una sala mayor. Decidieron entrar en ella no sin antes escudriñar lo que había al otro lado de la puerta por el estrecho ventanuco que había en la puerta. Parecía vacía la otra estancia, así que abrieron la puerta y accedieron a la sala. Allí se encontraba la escotilla de salida hacia su nave. Habían montado una especie de túnel para ir de una nave a otra, así que no tuvieron demasiados problemas para pasar. Lo mejor de todo es que no había vigilancia alguna.



   Llegaron a uno de los paneles que servían de intercomunicadores por dentro de la nave y la cabo Kate apretó el botón de llamada. Un segundo después apareció en pantalla un cordial saludo de la computadora Andrómeda. Un dolor indescriptible surgió en su pecho de la emoción. Entonces ordenó a la computadora que siguiera en silencio y que abriera un canal de comunicación con la estación más cercana aliada, fuera humana o no. Al momento Andrómeda había abierto 3 canales con diferentes estaciones y naves que había relativamente cerca. Entonces empezó a teclear el siguiente mensaje:

   “Aquí la cabo Smith abordo del carguero Andrómeda. Hemos sido atacados en un punto intermedio entre Mar Toga y Mostiga. Las coordenadas las adjunto con el mensaje. Asaltantes en tres naves de ataque. Solicito ayuda.”
Apretó el botón para que Andrómeda enviara el mensaje y la computadora confirmó que el mensaje había salido hacia sus direcciones. Ahora solo cabía esperar.
Fueron directas hacia la armería. Se prepararían para su defensa. Tarde o temprano aquellos seres se darían cuenta de su fuga. Entonces no tendrían piedad. Llegaron sin ningún problema y se armaron hasta los dientes. Llevaban granadas de detonación retardada, un subfusil cada una, pistola reglamentaria de la Megacorporación y un machete de caza. Aparte de eso habían cogido también un lanzacohetes, que como decía la doctora, pesaba como un condenado. Las dos rieron casi histéricas. Se abrazaron y salieron hacia la enfermería. Allí se fortificarían hasta que llegara la ayuda.
De repente se le ocurrió una idea.
-Andrómeda,¿Cual es el estado de las armas?-
-Los robots de mantenimiento han conseguido reparar un blaster que sumado al que quedaba dan una buena potencia de fuego.- contestó el ordenador a través de la consola que había en la enfermería.
-¿Cómo están los motores?¿Podríamos huir si consiguiéramos desasirnos de nuestros captores?- preguntó con un halo de esperanza en la voz.
-Según los cálculos que he realizado podríamos alcanzar una velocidad de warp 3 cabo smith- Se leía en la pantalla de la consola.
La doctora soltó un grito de alegría. Kate se lanzó sobre ella y le tapó la boca con la mano -no grité doctora o nos delatará- increpó a la doctora.
   En la pantalla volvió a aparecer un mensaje en pantalla. En el rezaba:
Para poder disparar los blasters habrá que iniciar todos los sistemas. Eso tardará unos veinte segundos. Solo tendremos una oportunidad al disparar, y luego deberemos acelerar y pasar a velocidad warp manualmente desde el puente de mando. Debe estar preparada allí para activar el movimiento de la nave. Entraremos en velocidad warp y a los veinte segundos pararemos y redireccionaremos hasta la estación más cercana. Espero haber sido de ayuda cabo Smith.
-Gracias Andrómeda. Si tuvieras cuerpo te daría un beso- Dijo la cabo emocionada- Bien debemos dirigirnos hacia el puente. Allí controlaremos la nave. Espero poder hacerlo bien.
Tomaron todo tipo de precauciones hasta llegar al puente de mando. Allí había un panorama dantesco. Todavía estaban esparcidos los restos de los que habían sido sus compañeros.





miércoles, 2 de enero de 2013

Un simple viaje 4



 ASALTO
 La computadora había despertado a la totalidad de la tripulación para la defensa de la nave. Desde el exterior tres naves que no podía identificar Andrómeda, atacaban una y otra vez la nave de carga.

-Intenta apuntar a una solamente con todo lo que tenemos. Hay que mermarles o nos volaran por los aires.-apremió el capitán.
-Bodega de carga inutilizada. Fisura en casco exterior detectada, sin atmósfera. Procediendo a cerrar los accesos.- Informó   Andrómeda
-Se aproxima una por babor, se está poniendo a tiro. ¡Sí!-exclamó Jensen destrozando una de las tres naves que les atacaban. El puente de mando estalló en un júbilo de festejo, pero todo se interrumpió cuando una gran explosión sacudió el puente de mando.
   Cuando se levantó del suelo vio un panorama dantesco. Tommy yacía en su silla inerte, mientras que Jensen se retorcía de dolor. Su pierna derecha había sido seccionada a la altura del muslo. Pedro presentaba  quemaduras en rostro y brazos tumbado en el suelo sin moverse. Al capitán no lo tenía a la vista así que dio la vuelta alrededor de la consola de mando y lo vio echado sobre el suelo. Kate no podía más y empezó a llorar. El capitán levantó un brazo intentando alcanzarla. Ella se agachó hacia él. 

-Escóndete. No permitas que te capturen viva. No se ha podido lanzar un mensaje de alarma a la Megacorporación. Si te atrapan estarás sola por siempre.-  dicho esto expiró.

    Andrómeda continuaba disparando en modo automático pero solo quedaba un bláster activo y las naves que rodeaban a la Andrómeda se mantenían fuera del alcance. Hasta que otro de los múltiples impactos que recibió destrozó completamente la última torreta.

   La joven corría despavorida con lágrimas en los ojos sin rumbo fijo. En un primer momento la rutina la había llevado hasta su habitación. Allí se escondió bajo la cama. Sollozaba y temblaba de miedo en posición fetal. Ya no se oía el retumbar de los impactos en el casco de la nave, lo que le hizo suponer que habían parado de disparar. Una niebla de terror invadió su mente. ¡Iban a subir a bordo! y ella estaba allí, indefensa, se dio cuenta que no había cogido ningún arma y el grado de miedo aumentaba por momentos. Pensó que allí no estaba segura y salió de debajo de la cama. Debía llegar a la antesala de la bodega de carga. Si tenía suerte no estaría sellada por los impactos y podría coger algún subfusil que llevaban para una hipotética defensa. Que ironía, no habían tenido tiempo prácticamente ni a defenderse. Les habían barrido y ellos solo habían podido destruir una de las naves agresoras. Su cabeza daba vueltas mientras corría hacia la armería. Tenía que defender su vida a toda costa. Y la de su hijo. Volvió a llorar. Los ojos se le llenaban de lágrimas y a veces le nublaban la visión. Tenía un mal presentimiento y quería estar armada. Llegó a la puerta de la armería y la vio cerrada. Introdujo un código de acceso en la consola. La puerta se abrió automáticamente, la sala estaba iluminada por las luces de emergencia. Ella se aproximó a uno de los armarios y lo abrió. Cogió un subfusil y conectó el cargador de plasma, encendiéndose unas luces rojas en el lateral del arma. Cuando éstas llegaron al máximo, el arma estaba lista para ser usada.

Se enjuagó las lágrimas con la mano. Respiró profundamente y se intentó mentalizar de que si jugaba bien sus cartas podría sobrevivir al asalto de, quien fuera que les había atacado. Solo tenía que esconderse y dejar que se llevaran lo que quisieran. Luego mandaría un mensaje con la esperanza de que alguien consiguiera oírlo y fuera en su ayuda. Salió de allí con todo el sigilo que los nervios le permitían y se dirigió hacia su dormitorio. Parecía una nave fantasma con las luces de emergencia como única iluminación y aquel silencio sepulcral que casi se podía cortar con un cuchillo. Ella iba de puntillas, pues no quería hacer ruido. No sabía si habían abordado ya la nave o si se habían ido de allí después de destruirles. Llegó a su habitación sin tener ningún mal encuentro. Apretó el botón que accionaba la apertura de la puerta y ésta se abrió. En cuanto entró cerró tras de sí y se escondió dentro de la ducha sujetando el fusil en dirección a la puerta. Si alguien entraba en la habitación tendría unos segundos antes de que entraran en el reducido cuarto de baño. Empezó a temblar, los nervios volvían a aflorar y sus ojos se inundaron de lágrimas. Recordaba las palabras de su novio Michael.

No tienes por qué hacerlo-Dijo Michael mientras miraba por la ventana de su pequeño apartamento. Un apartamento situado en la planta 56 de un edificio como tantos otros que se habían construido en la colonia de Marte para alojar a los miles de colonos que, llegados de la Tierra, trabajaban en las minas de Almenio y Constrinio.
-Con tu sueldo, aunque seas capataz, no podemos acceder a un futuro muy prometedor. Además será solo año y medio. Luego podremos vivir juntos e ir a la Tierra de viaje de novios. Así conoceremos el mundo de nuestros padres. -contestó Katy con convencimiento.
-Sabes que no me gusta que te enroles en esos mercantes.
-Éste carguero es de última generación , lo estrenamos nosotros. No pasará nada.”

   Ahora se arrepentía de no haberle hecho caso. Como le gustaría estar a su lado y abrazarse a él. Entre estos pensamientos se quedó dormida. Se despertó cuando oyó un grito que venía de la habitación contigua o la siguiente, no estaba segura. Había sido un grito de mujer, por lo que debía ser la doctora Jessica. ¡ Se había olvidado de ella! ¿Por qué gritaba? ¿Qué estaría pasando allí? ¿Serían los de la otra nave? Una multitud de preguntas se acumulaban en su mente. Empezó a temblar de nuevo y levantó el arma apuntando hacia la puerta. De un momento a otro sabía que entrarían por la puerta. Quizá si estaba quieta no se percatarían de que estaba allí. Corrió la cortinilla con sumo cuidado para no hacer ruido. Solo dejó una rendija por la que tenía a la vista la puerta. ¿Qué había pasado con la doctora? Ya no oía ningún ruido. De repente notó una voz que parecía como si le susurrara dentro de su cabeza. No la entendía, pero notaba como su voluntad iba abandonándola. Tenía que mantenerse firme todo el tiempo que pudiera. Sabían que estaba allí y ya daba igual el ruido que pudiera hacer. Debía mantenerse despierta, así que abrió el grifo del agua fría y esto la espabiló un poco. Pero la voz no cesaba de rezar en su mente unos sonidos que la estaban anulando totalmente. Terminó por soltar el fusil y apoyada en la pared, ir dejando caer el cuerpo por la pared hasta llegar a sentarse en el suelo. Luego empezó a reclinarse hacia un lado y terminó por acostarse mientras el agua seguía cayéndole desde arriba. Los ojos se le cerraban y solo tuvo tiempo de oír la puerta de la habitación abrirse. Luego oscuridad.