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PRISIÓN
Abrió los ojos.
Todo era oscuridad. Tenía la ropa seca lo que denotaba que había
pasado bastante tiempo, no sabía cuanto. No encontró nada para
apoyarse así que con las manos en el suelo y se levantó. Iba a
tientas buscando algo con lo que toparse. Tropezó con algo blando en
el suelo y cayó de bruces. Estaba aterrada. Alargó la mano hacia el
bulto que la había hecho caer. Cuando lo encontró empezó a
palparlo. Era un cuerpo. Parecía humano pero no se movía así que
continuó palpándolo. Empezó a subir por su torso y se dio cuenta
de que era una mujer. Continuó subiendo hasta encontrar su cara y su
pelo. Un pelo suave, le vino un flash y se acordó de la doctora
Jessica. Empezó a zarandearla con lágrimas en los ojos. Esta no se
movía así que se quedó allí acurrucada a su lado. Sollozaba e
hipaba abrazada a ese cuerpo inerte. Después de un largo rato se
quedó dormida abrazada a la doctora.
-¿Hola? ¿Quién
eres?- la despertó la doctora zarandeándola.
-¿Doc...Doctora?
-dijo sentándose en el suelo como un resorte y alargando los brazos,
palpándole la cara.
-¿Te encuentras bien?
-¿Dónde estamos?
¿Que ha sucedido?- preguntó nerviosa Katy.
-No lo sé. Lo último
que recuerdo es que se habría la puerta de mi habitación, que
alguien se metía en mi cabeza y me quedaba dormida. Luego he
despertado aquí contigo, a mi lado. -Contestó la doctora.
-Debemos buscar algo
en esta habitación para intentar defendernos. Debemos prepararnos.
-Dijo Katy haciendo acopio de fuerzas para no empezar a llorar de
nuevo.
-Pero está oscuro.
¿Como quieres que busquemos así?-Dijo la doctora claramente
nerviosa.
-Iremos a gatas. Poco
a poco, tú en una dirección y yo en otra, sin dejar de hablarnos.
Así sabremos en todo momento donde está la otra. ¿Me has
entendido?
-Sí. No dejes de
hablarme, por favor. Tengo miedo. -Dijo la doctora rompiendo a
llorar.
Empezaron a alejarse
una de la otra. Katy iba numerando cada vez que movía un pie o una
mano en su desplazamiento. La doctora Jéssica intentaba hacer lo
mismo pero las lágrimas a veces le ahogaban las palabras. Ya se
habían separado unos metros cuando se abrió de repente una puerta
que dejó entrar un haz de luz que cegó a las dos mujeres que tenían
los ojos acostumbrados a la oscuridad.
-¡No!- gritó la
doctora – Ayúdame Kate.
Ésta levantó la
vista en dirección a la luz, cubriendo sus ojos con la mano y solo
alcanzó a ver una figura alta arrastrando a la doctora Jéssica por
un brazo. La doctora se retorcía intentando liberar su brazo de
aquella mano que la tenía atrapada. Katy se levantó y se dirigió hacia la luz
con la intención de ayudarla, pero antes de que llegara a la
compuerta abierta esta se cerró. Volvió a quedar a oscuras y Katy
rompió a llorar como una niña. Tenía mucho miedo. Por su mente
desfilaban imágenes de torturas que había visto en películas junto
a Michael. Al recordar a su amado volvió a llorar y se acarició el
vientre. ¿Que sería de ella y de su hijo? Su pequeñín no podría
venir al mundo por culpa de haber embarcado en aquel mercante. Por
su ambición por ir a la Tierra. Se hizo una firme proposición.
Lucharía hasta el final, defendiendo la vida de su vástago a toda
costa. Pasaron unos minutos que para ella fueron siglos en la más
absoluta oscuridad. Ella estaba agazapada al lado de donde recordaba
que estaba la puerta. Sabía que volverían por ella. No tardó mucho
en comprobar que estaba en lo cierto. La puerta se abrió y apareció
la figura entre el haz de luz que volvió a cegar a Katy. Antes de
que esta pudiera acostumbrar su vista, una mano poderosa la sujetó
con fuerza por el brazo y en su mente sonaron unas palabras: “No
vamos ha hacerte daño”
Aquellas palabras, no
supo por qué, pero la relajaron y dejó de luchar. Empezó a caminar
al lado de aquel gigante. Ella calculó por su estatura que mediría
alrededor de los tres metros. Tenía forma humanoide, con dos
piernas, dos brazos y una cabeza, sin pelo. Miró su rostro y vio dos
ojos grandes, negros, que miraban al frente. No se había dado cuenta
pero caminaba libre al lado de aquel ser. Sumida en la investigación
de “su” acompañante no recordaba cuando la había liberado. De
momento no la había agredido y eso era una ventaja, puesto que si
querían hacerle daño ya lo hubieran hecho.
Llegaron a una sala
donde había un sillón en medio, y al fondo vio cuatro seres como el
que la acompañaba.
-Por favor siéntate-
Resonaron las palabras en su cabeza.
Ella obedeció y se
sentó en aquel sillón. Era confortable y después de todo el
desgaste físico que había tenido le reconfortó. Tenía una extraña
sensación al sentir la voz de aquel ser en su mente, y no sabía
como dirigirse a ellos.
-No te preocupes,
habla con naturalidad. Nosotros te oímos bien y te entendemos
perfectamente. Llevamos varios questros...perdona, lo que vosotros
diríais varios siglos estudiando a tu raza. Sabemos muchas cosas de
tu cultura y nos hemos enseñado prácticamente todos los idiomas que
habláis. Pero creo que eso no es lo importante en estos momento. Lo
que deberías saber es que tu nave ha sido atacada por los krogs. Son
una civilización realmente bélica. La federación interplanetaria
de la nebulosa Omega los lleva manteniendo a raya durante décadas.
Ahora al no poder avanzar en nuestra dirección se están dirigiendo
hacia la Vía Láctea. Quieren someter y destruir a todos los mundos
aquí habitados. Las naves que os atacaron son la avanzadilla de una
gran flota que trae el propósito de someteros. Llegamos tarde para
ayudar a vuestra nave, pero tenemos la intención de proteger vuestra
Vía Láctea de esta amenaza. Katy quedó en shock. ¿Por qué le
contaban aquellos seres todo aquello? ¿Cuando la habían
supuestamente “rescatado” de los agresores de la Andrómeda? Algo
no le cuadraba. ¿Y si era así por qué se habían llevado a la
doctora y ahora a ella? ¿Dónde estaba la doctora?
-La doctora se
encuentra en este momento alimentándose en nuestra sala común.
Cuando acabemos de hablar podrás reunirte con ella. -Volvieron a
resonar en su cabeza.
-Quisiera hablar con
ella primero. Luego podremos hablar con tranquilidad. -Intentó ser convincente.
-Es imposible. Debemos
trazar un rumbo de intercepción de los krogs antes de quelleguen a
vuestra Vía Láctea.
-No os diré nada
hasta que vea a la doctora.-se reafirmó Katy.
-Raza terca e inútil.
Son todos iguales. Bien encontraremos el camino y destruiremos
vuestro planeta. Solo retrasáis lo inevitable.¡ Enciérrala!
El mismo sujeto que
la había traído hasta allí la cogió del brazo y la obligó a
levantarsedirigiéndola hacia la puerta. La acompaño por un largo
pasillo diferente al que habían recorrido antes. Llegaron ante una
puerta y el ser que la acompañaba hizo un gesto y ésta se abrió.
Era una sala iluminada tenuemente. Dentro estaba la doctora Jéssica
que al verla corrió ha abrazarse a ella. Katy correspondió al
abrazo y la puerta se cerró detrás suyo. Volvían a estar
encerradas pero al menos estaban juntas.
-¿Qué ha sucedido?
¿Te han preguntado algo?- interrogó Katy a la doctora.
-Sí. Pero no les he
dicho nada. Querían que les marcara la ruta hacia la Tierra. Pero yo
nunca he tenido ni idea de navegación y así se lo he comunicado a
aquellos seres. - contestó la doctora un poco más calmada.
-Bien, eso nos dará
algo de tiempo para intentar enviar un aviso hasta la
Megacorporación. Así podrán montar la defensa. -dijo con aplomo la
cabo Smith.
-Pero, ¿Cómo vamos a
salir de aquí? ¿ Y si lo logramos, cómo enviaremos el mensaje?
-Cada cosa en su
momento. Primero intentemos salir de esta sala. Luego ya nos
preocuparemos de lo demás.- Y se dirigió hacia la puerta.
Empezó a buscar
la manera de desmontar la consola de apertura de la puerta. Estaba
bloqueada y no aceptaría ningún código de acceso. Desmontó la
cremallera de su mono y con ella empezó a quitar aquello que
parecían los tornillos de sujeción del panel. Una vez lo hubo
conseguido, empezó a investigar el interior buscando la forma de
provocar un cortocircuito que abriera la puerta.
Después de largo
rato intentando averiguar la manera de abrir la puerta que las
retenía dentro de aquella habitación, se sentó en el suelo
desanimada. No entendía aquellos circuitos y no sabía como provocar
la apertura de la puerta. Sabía que solo tendría una oportunidad y
que si fallaba posiblemente aparecería el carcelero para darles
alguna reprimenda y castigarlas.
-¿Llevas una
horquilla de pelo?- se dirigió a la doctora.
-Creo que sí, si me
queda alguna. -y se palpó el cabello en busca de alguna de ellas.
Al momento le entregó una a Kate y esta la abrió para tener un
alambre más largo.
-Reza lo que sepas
doctora. - Y Lanzó la horquilla contra el circuito integrado de la
consola de apertura de la puerta. Esto provocó un chasquido y un
humillo blanco y a continuación la puerta se abrió.
Las dos mujeres se
abrazaron alegres, casi histéricas por la emoción que las
embargaba. Salieron de aquella habitación y se dirigieron hacia la
derecha. Según recordaba Kate a ella la trajeron por la izquierda
desde la sala del interrogatorio. No quería tener un mal encuentro
con sus secuestradores así que salieron en la otra dirección.
Después de casi diez minutos de dar vueltas sin saber ciertamente
donde estaban y a donde se dirigían, encontraron una especie de
ventana al exterior. Estaban parados y al lado de aquella nave en la
que estaban estaba todavía la Andrómeda. Esto les daba una
oportunidad de enviar un mensaje a la Megacorporación si conseguían
llegar hasta su nave. Vieron una escotilla que daba a una sala mayor.
Decidieron entrar en ella no sin antes escudriñar lo que había al
otro lado de la puerta por el estrecho ventanuco que había en la
puerta. Parecía vacía la otra estancia, así que abrieron la
puerta y accedieron a la sala. Allí se encontraba la escotilla de
salida hacia su nave. Habían montado una especie de túnel para ir
de una nave a otra, así que no tuvieron demasiados problemas para
pasar. Lo mejor de todo es que no había vigilancia alguna.
Llegaron a uno de
los paneles que servían de intercomunicadores por dentro de la nave
y la cabo Kate apretó el botón de llamada. Un segundo después
apareció en pantalla un cordial saludo de la computadora Andrómeda.
Un dolor indescriptible surgió en su pecho de la emoción. Entonces
ordenó a la computadora que siguiera en silencio y que abriera un
canal de comunicación con la estación más cercana aliada, fuera
humana o no. Al momento Andrómeda había abierto 3 canales con
diferentes estaciones y naves que había relativamente cerca.
Entonces empezó a teclear el siguiente mensaje:
“Aquí la cabo Smith
abordo del carguero Andrómeda. Hemos sido atacados en un punto
intermedio entre Mar Toga y Mostiga. Las coordenadas las adjunto con
el mensaje. Asaltantes en tres naves de ataque. Solicito ayuda.”
Apretó el botón
para que Andrómeda enviara el mensaje y la computadora confirmó que
el mensaje había salido hacia sus direcciones. Ahora solo cabía
esperar.
Fueron directas
hacia la armería. Se prepararían para su defensa. Tarde o temprano
aquellos seres se darían cuenta de su fuga. Entonces no tendrían
piedad. Llegaron sin ningún problema y se armaron hasta los dientes.
Llevaban granadas de detonación retardada, un subfusil cada una,
pistola reglamentaria de la Megacorporación y un machete de caza.
Aparte de eso habían cogido también un lanzacohetes, que como decía
la doctora, pesaba como un condenado. Las dos rieron casi histéricas.
Se abrazaron y salieron hacia la enfermería. Allí se fortificarían
hasta que llegara la ayuda.
De repente se le
ocurrió una idea.
-Andrómeda,¿Cual es
el estado de las armas?-
-Los robots de
mantenimiento han conseguido reparar un blaster que sumado al que
quedaba dan una buena potencia de fuego.- contestó el ordenador a
través de la consola que había en la enfermería.
-¿Cómo están los
motores?¿Podríamos huir si consiguiéramos desasirnos de nuestros
captores?- preguntó con un halo de esperanza en la voz.
-Según los cálculos
que he realizado podríamos alcanzar una velocidad de warp 3 cabo
smith- Se leía en la pantalla de la consola.
La doctora soltó
un grito de alegría. Kate se lanzó sobre ella y le tapó la boca
con la mano -no grité doctora o nos delatará- increpó a la
doctora.
En la pantalla volvió
a aparecer un mensaje en pantalla. En el rezaba:
Para poder disparar
los blasters habrá que iniciar todos los sistemas. Eso tardará unos
veinte segundos. Solo tendremos una oportunidad al disparar, y luego
deberemos acelerar y pasar a velocidad warp manualmente desde el
puente de mando. Debe estar preparada allí para activar el
movimiento de la nave. Entraremos en velocidad warp y a los veinte
segundos pararemos y redireccionaremos hasta la estación más
cercana. Espero haber sido de ayuda cabo Smith.
-Gracias Andrómeda.
Si tuvieras cuerpo te daría un beso- Dijo la cabo emocionada- Bien
debemos dirigirnos hacia el puente. Allí controlaremos la nave.
Espero poder hacerlo bien.
Tomaron todo tipo
de precauciones hasta llegar al puente de mando. Allí había un
panorama dantesco. Todavía estaban esparcidos los restos de los que
habían sido sus compañeros.
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