sábado, 31 de marzo de 2012

Sombra oscura Cap. 14

Eran la 7 de la tarde. Elly abrió los ojos y buscó a Jónathan con la mirada. Éste estaba acostado a su lado todavía durmiendo. Al momento abrió los ojos y la miró fijamente. -Gracias – Le dijo con lágrimas de sangre en los ojos. -¿Por qué? - Preguntó ella sonriendo. -Por conseguir que me vuelva a sentir humano. Ha sido una experiencia increíble. Nuestros sentidos son mucho más sensibles y fuertes que los de un humano normal. Eso ha hecho que lo disfrutara como nunca lo había hecho. -Yo también lo he pasado muy bien Jon -le cortó con una sonrisa. -¿Jon? Me gusta, me da un aire más informal. Ella se acurrucó sobre su pecho. Era un pecho frío, sin latidos en él, pero capaz de mantener los sentimientos que se supone que vienen del corazón intacto. Ella lo abrazó largamente. Después se levantó de la cama y se dirigió al baño. -Voy a ducharme.- Y desapareció tras la puerta. Él acostado en la cama, se permitió un lapsus en su mente. Se había enamorado perdidamente de ella y había conseguido hacerle ver que su vida no era tan mala como había creído. Quería llevarla a ver mundo, disfrutar con ella todo lo que pudiera. Sabía que algún día ella le abandonaría como ya hizo él con Mary. Pero todo el tiempo que estuviera a su lado quería que fuese magnífico, único, irrepetible.. especial. Salió del cuarto de baño vestida con unos vaqueros y un jersey de punto bastante ajustado, que le marcaba las prominentes curvas de sus pechos y cadera. Se había calzado unas zapatillas de deporte. Hoy le apetecía ir informal, y dirigirse a la parte más “humilde” del barco. La zona de los pasajeros de 3ª, donde había gente de su misma clase social. Allí encontraría un candidato a la cena de esta noche. Jon entró en el baño y se duchó. Era una ventaja ser vampiro, ya que no tenía que afeitarse nunca más, debido a que su condición le mantendría por siempre en el estado en el que murió. Cuando salió la joven le esperaba tumbada en la cama. Ya se había maquillado para disimular su palidez, como hacía cada noche. Ahora le tocaba el turno a Jon. Se sentó delante de la cómoda frente al espejo a maquillarse. -¿Cómo hiciste lo de anoche? -Le interrogó con curiosidad. -¿El qué? -Hablar en mi cabeza sin abrir la boca para nada. -Jajaja, sabía que te sorprendería. Es una condición que cuando seas un poco más vieja, por así decirlo, tu también podrás hacerlo. Se llama telepatía y es muy útil para sugestionar la mente de las víctimas. Puedes ir amedrentándoles hasta que lleguen a la locura. Cuando yo he tenido el placer de matar a sádicos asesinos, o violadores de niños, siempre me ha gustado hacerles sufrir antes de darles muerte. Hacerles llorar como un niño arrepentido por todo el daño ocasionado a sus víctimas. -Esto me va a gustar.- Dijo Elly levantándose de la cama y dirigiéndose a la cortina negra que tapaba el ojo de buey. Miró a través de él. El mar estaba picado y el barco se movía bastante. Miró a su compañero y le preguntó si le permitía que fuera hoy ella la que dirigiera la visita por el crucero. Aceptó sin cuestionar ni preguntar. Sería divertido seguirla a través del navío. -Vamos – le dijo impulsivamente. La siguió a través de los pasillos. Llegaron a unas escaleras que bajaban y ella las acometió con ímpetu. Bajaron hasta 2ª clase y sin pararse abordaron las escaleras que les llevarían hasta 3ª clase. Una vez allí siguieron las indicaciones que habían en las paredes para dirigirse hacia el bar. En la barra habían sentados un grupeto de jóvenes de unos veinticinco años bebiendo cerveza. En la otra punta de la barra había un hombre de unos treinta y cinco años, bien parecido, moreno, ojos negros, barba de dos días, vestido con una camisa gris a la cual le faltaban los dos botones de arriba por abrochar, dejando ver algo de pelo de su pecho. Al entrar al bar se giró y repasó de arriba a abajo a Elly. Ésta se fijó en él. Iba de seductor, y estaba esperando a su víctima con la que intentaría acostarse aquella noche. -Vámonos de aquí – dijo Elly volviendo hacia la puerta. Jónathan la siguió sin decir palabra. Al lado había otro local de bebida donde también se podía pedir algo de tapeo. Había un grupo de unos quince jóvenes que estaban en unas mesas cerca de un pequeño escenario en el cual cantaban en un karaoke. Tenían las chaquetas amontonadas en un rincón, descuidadas. Bebían cervezas, colas, algún agua con gas y charlaban alegremente, riendo y burlándose de los compañeros que subían a cantar. De repente aparecieron un par de tipos en la puerta. Jónathan los vio enseguida. Aquellos tipos se acercaban al montón de chaquetas poco a poco, controlando que los jóvenes no se dieran la vuelta y los vieran. Llevaban dos cervezas en las manos y hablaban como si estuvieran viendo la actuación en el escenario. Elly seguía absorta en la actuación de una de las jovencitas. Estaba cantando “Like a prayer” de Madonna, y no lo hacía nada mal al parecer Elly. Sus amigos la coreaban siguiendo con palmas el ritmo de la canción. Mientras los dos sujetos ya se iban por la puerta después de haber sustraído todo lo que había de valor en las chaquetas. Jónathan advirtió a su compañera que debían irse. Se giró hacia él y le puso cara de súplica para que se quedaran un poquito más. Éste asintió con la cabeza y se sentaron en una mesa a unos cuatro metros del escenario. Se acercó un camarero y les preguntó si querían algo de beber. Jónathan se adelantó esta vez en contestar, ya que Elly seguía absorta en el escenario y no se enteró. O no quiso enterarse. La cuestión es que Jon pidió dos aguas minerales. El camarero se marchó y volvió en un instante dejando las dos aguas en la mesa. Jon sacó el billetero para pagar, pero el camarero al verle la pulsera blanca que llevaba en la muñeca, le dijo que no tenían que pagar nada, que estaba todo incluido. Le dio un billete de diez dólares como propina y éste se fue muy contento hacia la barra, no sin antes darles las gracias. Cerró los ojos y agudizó los sentidos, buscando a los dos ladrones con la mente, intentando localizarlos. Después de estar dando vueltas con su mente, intentando separar un innumerable número de voces durante varios minutos, vio las mentes de ambos congratulándose por la suerte que habían tenido. Reían y contaban los objetos y dinero que habían conseguido reunir. Jon abrió los ojos y sonrió, los tenía localizados. Se inclinó sobre Elly que seguía a los artistas que iban pasando por el escenario. Se lo estaba pasando en grande. Le entraban ganas de subir al escenario y cantar ella misma. Jon rió para si mismo. -Hazlo, no te prives. Venga, deléitame con tu sensualidad. - Le dijo mientras le daba un suave toque. Ella no se lo pensó y se dirigió al mostrador donde había uno de los que trabajaban en el local buscando las canciones que pedían los clientes. Veía a Elly radiante de felicidad. Jon se sentía pleno de satisfacción al verla. Algo en su interior no había muerto aquel fatídico día. Esos sentimientos que se agolpaban en su garganta y le emocionaban. Si no tenía cuidado sus ojos le delatarían con lágrimas de sangre. Incluso el enrojecimiento de ellos, a lo cual estaba muy próximo , le podría delatar. Terminó el joven que estaba cantando en el escenario con grandes vítores por parte de sus amigos. Le tocaba el turno a Elly que estaba muy emocionada. Subió al escenario entre un gran aplauso de los jóvenes de la primera fila. El local poco a poco se había ido llenando de gente sobre todo joven, aunque también se veía alguna pareja de cincuentones atraídos por la calidad de los cantantes que estaban pasando por el escenario. Elly esperó a que empezaran los primeros compases de I will always love you de Whitney Houston. Se hizo el silencio absoluto en la sala siguiendo los compases de aquella música. Había expectación por ver como se desenvolvería aquella chica con una canción tan bonita pero al mismo tiempo tan complicada de cantar. Abordó las primeras estrofas un poco dubitativa, pero enseguida se soltó. Su poderosa voz, en parte debido a su condición de vampira que le amplificaba el sonido de la misma, invadió el escenario. Iba progresando por ella con talante, dejando perplejos a propios y extraños, arrancando palmas en los descansillos de las estrofas. Al terminar la canción el público estalló en un frenesí increíble. Estaba muy emocionada y dio las gracias antes de bajar del escenario. Los vítores seguían, así que tuvo que volver a subir al escenario a saludar. Luego al volver hasta la mesa donde estaba Jónathan, la iban felicitando por su potente voz. Él tenía la cabeza entre las manos, en las cuales mantenía un pañuelo blanco en el cual se veía alguna mancha de sangre que había transgredido el tejido. Ella se percató nada más verlo. -¿Te encuentras bien Jon? - dijo ella al verlo. -Sí, es que has hecho que me emocione. Y como debes saber ya, nosotros no lloramos normal. Así que me he tenido que cubrir. Ahora iré al servicio y me enjuagaré las lágrimas. Se levantó de su silla y se dirigió hacia los servicios. Entró en el de hombres, y se dirigió a una de las pilas, abriendo el grifo. Detrás de él había un par de jóvenes en los urinarios. Uno de ellos se percató del pañuelo ensangrentado y al terminar se dirigió hacia donde estaba Jon. -¿Se encuentra bien amigo? - Le dijo con seria preocupación. -Sí, sí no te preocupes. Es de la nariz. Enseguida me pasará.- Y se enjuagó las lágrimas con el agua. Se relajó un poco más y sus ojos perdieron el enrojecimiento que le producía la sangre en ellos. Ésta poco a poco desapareció. Entró en unos de los retretes y se sentó. Sabía que era cuestión de tiempo. -Oye siéntate con nosotros – Le dijo una de las chicas del grupo que había frente al escenario. -Estoy esperando a mi marido. - Contestó con una sonrisa -Que se una cuando regrese. No te preocupes. Elly se levantó y se sentó con el grupo de jóvenes. Estos continuaron felicitándola durante unos instantes. Incluso alguno le insinuó si se dedicaba a la canción profesionalmente. Ella dijo que no. Empezaron a contarse sus lugares de referencias, que hacían en el barco, etc. Ellos venían de viaje de final de carrera. Se dirigían hacia Roma. Eran todos alumnos de arquitectura y después de haberse licenciado con honores, se dirigían allí donde verían maravillas como La fontana di Trevi, el Coliseo o el Vaticano. Elly les explicó que ellos se dirigían hacia Europa, sin rumbo fijo. Eran recién casados y estaban de luna de miel. Que tenían pasaje en 1ª pero que a ella aquello le aburría. Así que habían decidido bajar a tercera donde habría mas gente como ella, con la que divertirse. Llegó Jónathan y se unió al grupo, con las debidas presentaciones. Estuvieron hasta las dos de la madrugada más o menos. Los jóvenes habían pedido para cenar unas raciones de calamares a la romana, tacos de tortilla de patatas, pinchos morunos y unos boquerones. Ofrecieron a la pareja que se unieran a ellos. Pero estos lo rechazaron alegando que debían volver a 1ª donde les esperaban. Salieron por la puerta y Jon sondeó la mente de Elly en busca de sus deseos. -¿Podríamos comer algo? - incitó a Jon. -Tengo algo preparado para ti. Una pareja de ladrones que han robado a estos chicos. -Está bien, guíame. Jon agudizó de nuevo sus sentidos, buscando a los dos pillos. Al momento oyó como hacían planes para un nuevo golpe. Esta vez en 1ª.Allí la gente tenía joyas y más dinero que los simples turistas de 3ª. Caminó por un pasillo largo que desembocaba en otro corredor perpendicular. Llegaron a la puerta de la habitación 185. Jon le comentó mentalmente que tenían que conseguir que aquellos chicos les abrieran la puerta y les invitaran a entrar. -Puedo llevar el collar por fuera para que lo vean, haber si intentan robármelo. Dicho y hecho, sacó el collar por fuera de jersey, y llamó a la puerta. -¿ Quién es? - Contestaron desde el otro lado. -Perdona, nos hemos perdido y no sabemos volver a 1ª. ¿Serías tan amable de mirar si tienes un plano en tu habitación? Se abrió la puerta y apareció uno de los dos hombres. Al ver el cuello de Elly sus ojos se posaron sobre el collar que colgaba. -Mike, ¿Puedes venir un instante? El otro hombre apareció a su lado y sus ojos también se quedaron fijos en el collar que llevaba la joven. -¿Teníamos un plano del barco en el cajón de la mesita verdad? - dijo mirando a su compañero. -Sí, pero no seas descortés, deja que entren y se sienten. Dicho esto la puerta se abrió de par en par y la pareja entró en la habitación. Mike se acercó a la mesita y, abriendo el cajón superior, sacó una pistola semiautomática de 9mm. Al mismo tiempo su colega ya amenazaba a Elly con una navaja en el cuello. -Este viaje va a ser mucho mejor de lo que creíamos ¿Verdad Tomy? -Desde luego. Está bien bonita quítate esa preciosidad y dámela si no quieres que te haga otra entrada para comer. Elly levantó despacio los dos brazos y los fue acercando a su cuello, pero en un descuido de su agresor le cogió del brazo, y lo lanzó contra su compañero perdiendo este la pistola que había sacado. Antes de que ninguno de los dos se incorporaran, ya se habían avalanzado sobre ellos, sujetándolos con fuerza. Entonces Elly comprobó con asombro como el que tenía Jon entre sus manos empezaba a llorar como un niño. Tomy estaba igual de perplejo que ella, la actitud de Mike era algo que no comprendía, ya que, siempre había sido un tipo duro que no se achantaba por nada ni nadie. Jon se inclinó sobre su cuello y le susurró algo al oído. Luego le hincó los dientes en él, empezando a succionar con fuerza. Tomy intentó zafarse de la joven e ir en auxilio de su camarada, pero le fue imposible. Aquella mujer tenía una fuerza endiablada y no conseguía soltarse por muchos esfuerzos que realizaba. Ella le mordió la yugular, y éste hizo un último esfuerzo por soltarse. Notaba como las fuerzas empezaban a fallarle. Levantó la vista en busca de su amigo y lo vio con los ojos desorbitados y con una extraña mueca en la cara de terror. Todo había terminado para ellos.

lunes, 26 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 13

La tenue luz de los farolillos de cubierta iluminaba la pasarela que daba al mar. Era una escena muy romántica, con la luz de la luna iluminándolos mientras ellos estaba allí cogidos por las manos hablando tan placenteramente. Eso debió pensar la señora Rouge, y se acercó a la parejita de tortolitos. Tenía alrededor de 60 años, rechoncha, aunque sin ser una obesidad pronunciada. Sus cabellos hacía tiempo que los teñía de rubio debido a las canas. Vestía con un traje negro de fiesta, que reflejaba la poca luz existente dándole un cariz especial con sus brillantinas. Al cuello llevaba una piel de visón a modo de bufanda, que junto con el collar de perlas auténticas, le daba un aire de rica consentida. Quería saber de donde procedía aquella pareja, y si eran recién casados o eran amantes fugados. La cuestión es que su curiosidad la llevó a acercarse a ellos. -Buenas noches. Que buena pareja hacéis. Desde la otra punta de la pasarela os he visto y me he dicho que debíais estar de viaje de novios. ¿Me equivoco? Ay perdón, que modales los míos, soy la señora Rouge, Mary Rouge. -Hola – se adelantó Elly. -Ha acertado de pleno señora Rouge. Acabamos de casarnos y vamos a Europa de viaje de novios. -Oh por favor querida llamame Mary. - dijo sonriendo. Había conseguido su propósito de establecer una conversación con ellos, y por que no, de entablar amistad para el resto del viaje. Desde que su marido murió hacía ya tres años era una mujer que se encontraba sola. Era asidua de cruceros y viajes organizados, buscando amistades que le dieran conversación y compañía. - Está bien Mary. ¿Y usted a dónde se dirige? - Voy a Londres. Allí tengo un amigo al que voy a visitar. Hace ya casi un año que no nos vemos. -dijo sonrojándose un poco, lo suficiente para que la pareja se percatará de que en esa relación había habido algo más que una simple relación amistosa. - ¿Entonces viaja sola Mary?- dijo Elly mientras le dirigía una mirada de complicidad a Jonathan. - Así es querida. - y dio un suspiro de resignación. - Bueno no se preocupe. Mañana podríamos cenar juntos si le apetece. - dijo la joven mientras miraba a su compañero esperando un gesto de aprobación. - No quiero molestar, solo soy una vieja que viaja sola.- dijo intentando dar pena. - No es molestia señora Rouge. -contestó Jonathan que hasta el momento se había dedicado a observar como se desenvolvía Elly. - Está bien ya que insisten, estaré encantada de acompañarlos. - sonreía. Había conseguido el objetivo de no estar sola en el barco. Esa pareja de tortolitos serviría para sus propósitos. Estaba feliz. - ¿Sería tan amable de acompañarnos a dar una vuelta por el barco, Mary?- dijo Elly. - Encantada, además puedo ser una buena guía. Es la tercera vez que subo en este crucero. Dicho esto se encaminaron a la parte trasera del navío, dejando la zona centro, que era donde se masificaba la gente en aquellos momentos, debido a que los tres comedores existentes allí. Llegaron a una zona donde los botes de salvamento proyectaban su sombra sobre la pasarela de cubierta. -Mary, por favor, ¿Sería tan amable de mirar si se me ha desabrochado el vestido?- dijo Elly metiéndose hacia un rincón en la sombra del bote. La mujer ajena a lo que se le venía encima accedió sin reparos, quedando oculta a cualquier mirada indiscreta que pudiera estar acechando. Entonce Elly se giró y sin mediar palabra se abalanzó sobre la mujer. Esta se vio sorprendida y soltó un pequeño grito, que fue ahogado inmediatamente por la mano de Jónathan. La joven notaba la calidez de la sangre de Mary corriendo por su cuerpo. Una sangre llena de experiencias que se representaban su mente mientras esta iba succionando la vida de la mujer madura. A medio festín paró y cedió su puesto a Jónathan que la observaba con detenimiento. Éste apuró a la mujer hasta el último suspiro de su vida. Ella miraba con los ojos desorbitados a sus asesinos, sin entender todavía que había hecho mal. Al fin cerró los ojos para no abrirlos nunca más. -Bien ahora tenemos que deshacernos del cuerpo. - salió de la sombra y miró en todas direcciones. No había nadie que les pudiera ver. No obstante, agudizó sus sentidos buscando alguna señal que le pusiera sobre alerta. Dos cubiertas más abajo se oía gente charlando. Pero estaban retirados respecto a su posición más de diez metros. Bien era perfecto. Cogió el cuerpo de la mujer y lo arrojó por la borda. Esta produjo un ruido sordo al contacto con el agua y se perdió en la inmensidad del océano. -Cariño, ahora te explicaré como tienes que comportarte en la mesa. Dedicate a cortar la comida en trozos pequeños. Entonces te colocas alguno de estos en la boca y los masticas como has hecho siempre. Pero no te lo tragues. Con disimulo coges tu servilleta y te la llevas a la boca, como para limpiarte, y depositas en ella lo que tienes en la boca. Luego al hacer la mención de dejarla sobre tus rodillas, sueltas la comida bajo la mesa, por debajo del mantel. -Gracias amor. Es un método muy peculiar que nunca se me hubiera ocurrido hacer. -Otra cosa. No comas demasiado. Pide poca cantidad de lo que quieras para no hacer mucho estropicio bajo la mesa. Así nadie se dará cuenta. -Vale así lo haré. -Y plasmó sus labios sobre los de él. Volvieron al gran comedor, donde ya se encontraba el capitán del navío. Se dirigieron hasta la mesa en la que se encontraba. Era una mesa redonda, con un mantel blanco de lino sobre ella. Tenía ocho servicios para los ocho comensales que iban a disfrutar de la cena. -¡Ah! Ya están aquí. Empezaba a preocuparme. - dijo el capitán dirigiéndose a la pareja. -Habíamos salido a tomar un poco el fresco. Disculpe el retraso. - dijo Jónathan con caballerosidad. -No se preocupe. Por favor siéntense. - dicho esto se levantó de su silla. Los demás caballeros invitados a la mesa procedieron a levantarse también. Cuando Elly ayudada por Jónathan se sentó a la mesa, se sentó el capitán y acto seguido los demás hombres, incluido Jónathan. -Permítame que les presente a los demás invitados a mi mesa. Los Fórrester, Míchael y Eva. Él es uno de los principales accionistas de la Forrester & Forrester company. Una de las principales navieras de Estados Unidos, y de prácticamente todo el mundo. -La conozco. Estuve a punto de invertir hará un par de años en ella. Al final me decidí por Arlines Panamérica. Sus acciones se revalorizaban mucho más rápido. - dijo Jónathan forzando una sonrisa. -No se preocupe, cuando se trata de negocios cada uno defiende sus intereses. -Bueno, a mi derecha se encuentra los Bánister. Hoy en día está retirado ya. Pero ha sido uno de los mayores impulsores de Apple en el mercado chino. Son Franklin y Sofie. -Un placer conocerlos a todos – dijo Jónathan adelantándose a todos. -Igualmente. - Contestaron prácticamente al unísono los caballeros. -Bueno, pues aquí los recién incorporados a la mesa son los Leslie. Jónathan y Elly. Son recién casados y están de viaje de novios. Todos fueron felicitando a los supuestos recién casados. Cada pareja le daba destinos posibles en Europa que habían visitado con anterioridad y les habían gustado. -Falta por presentarles a mi segundo al mando el señor Steve. Alguno de ustedes ya lo conocen.- dicho esto le hizo una seña al camarero encargado de servir la mesa para que se acercara. -Un placer señor Steve. - dijo inclinando la cabeza Elly cortésmente. Este le devolvió el saludo. El camarero procedió a entregar las cartas de menú que llevaba en brazos. Luego preguntó a cada uno de ellos que querían beber. Cuando cada uno de ellos hubo elegido su bebida, hizo una seña a un segundo camarero para que se acercara. Después de darle instrucciones para que trajera la bebida, este se alejó en pos de ella. El capitán presentó al camarero que les estaba sirviendo. Era el metre de aquel comedor. Se llamaba Fernando de origen mexicano. Un gran trabajador, que llevaba más de diez años al servicio del buque. El capitán indicó a sus invitados que le pidieran cualquier cosa que desearan que Fernando se lo proporcionaría si se encontraba a bordo. Luego procedió a tomar nota de los primeros que cada uno de los comensales pidió. Las mujeres pidieron todas ensaladas variadas. Así la señora Bánister, pidió un cóctel de gambas, aderezado con salsa rosa al coñac. Especialidad del barco, que había implantado el cheff. El metre se sintió gratamente complacido, ya que el cheff era su hermano. De segundo pido un combinado de marisco en el que habían dos carabineros, media docena de gamba rallada y media docena de cigalas. De postre pidió unos profiteroles. La señora Forrester se pidió una ensalada tropical. Esta constaba de lechuga cortada a tirar muy finas, con trocitos de aguacate y piña. También llevaba trocitos de kiwi. Todo esto aderezado con una salsa hecha de mayonesa con un poquito de caramelo. Realmente rico. De segundo se pidió unas virutas de ciervo aderezadas con salsa de champiñón. Para el postre pidió un plátano, en cuya presentación llevaba el platano ya pelado con un chorrito de chocolate por encima, con una tartaleta rellena de helado de turrón. Elly que no quería desentonar, pero al mismo tiempo no quería salsas que delataran su jugada para eliminar la comida. Así pues se pidió una pequeña ensalada de cogollos, con tomates cherrys partidos por la mitad y huevo cocido a cuartos. No quiso segundo y de postre pidió unas fresas con nata. El señor Forrester como su prominente barriga indicaba, era un hombre de apetito voraz, así que pidió de primero una langosta a la plancha, aderezada con una salsa compuesta de ajo, perejil aceite y un pelín de vinagre. A la langosta le acompañaba una sepia pequeña, media docena de cigalas y media docena de gambas ralladas. De segundo se pidió un entrecot al roquefort y de postre pidió una copa de helado en la que le trajeron tres bolas una de vainilla, una de chocolate y una de turrón. El señor Bánister más escueto a la hora de comer, pidió una dorada a la espalda, no muy grande, acompañada con unas zanahorias cocidas y unos pimientos italianos asados al horno. No pidió segundo y de postre pidió una bola de turrón que era a lo único que no le hacía ascos, con nueces caramelizadas. El segundo de abordo pidió solomillo con salsa de setas acompañado con un poco de ensaladilla con picatostes. Tampoco quiso segundo y pidió de postre una mousse de chocolate. El capitán del barco pidió lo mismo que su segundo, aunque como no le gustaba la verdura, cambió la ensaladilla por un huevo cocido partido en dos, relleno de atún y mayonesa. De postre se pidió un flan de huevo casero, que realizaba expresamente el cheff par el capitán. Jónathan se pidió un par de chuletas de cordero asadas a la barbacoa, acompañadas por una patatas fritas. No quiso nada más. Después de tomar nota, el metre salió espoleado hacia la cocina para pedir a su hermano que tuviera sumo cuidado con aquellos platos, ya que se trataba de la mesa del capitán. Estuvieron conversando durante diez minutos de diversos temas, como economía, viajes, etc. y empezaron a llegar los platos, traídos por un par de camareros. El metre supervisaba la operación, dedicándose a rellenar las copas de los comensales cuando estas se vaciaban. De repente llegó un miembro de la tripulación requiriendo la atención del capitán, este se levantó de la mesa pidiendo disculpas y se acercó al marinero, que le informó que desde la cubierta 1 un pasajero había visto caer a una de las pasejeros por la borda. El capitán salió espoleado del comedor y llegó a la cubierta 1 donde le esperaba el hombre que había visto caer a la mujer. Le explicó que había pasado y el capitán dio orden de que se parasen máquinas y que se bajara una lancha a motor para volver a buscar a la mujer. A los veinte minutos volvieron con semblante serio, no habían encontrado restos del cuerpo. El mar se lo había engullido. En plena noche era prácticamente imposible encontrarla, y más aun sumando las fuertes corrientes que existían en aquella zona. El capitán volvió al comedor y se incorporó a la cena, no sin antes dar orden que se hiciera un recuento de pasajeros, para ver quien faltaba. Llegaron al café y el capitán observando que la práctica totalidad de los comensales del comedor habían terminado hacía rato, dio orden de que empezara el baile. Esto alegro a todos los allí presentes que empezaron a levantarse de sus mesas para ir a la pista de baile. -¿A ocurrido algo capitán? - preguntó el señor Forrester consiguiendo la atención de todos los presentes. El capitán procedió a explicarles que habían tenido un problema con un pasajero, que había saltado por la borda. No entró en detalles y por muchas preguntas que le hicieron los interlocutores que estaban en la mesa no quiso explicar nada más. Elly miró a Jónathan con cara de preocupación y este le hizo un gesto de indiferencia. De repente Elly notó en su cabeza como si Jónathan le hablara. -No te preocupes amor mío, nadie nos ha visto. Sigue la conversación con interés como si estuvieras sorprendida igual que los demás.- Dicho esto él le sonrió. Ella estaba anodadada, no entendía como lo había hecho. Intentó contestarle de la misma manera pero no conseguía que el la escuchara. Estuvieron un rato en el baile, donde Elly se lo pasó realmente bien. Era el centro de todas las miradas y muchos de los solterones que habían allí congregados le pedían un baile. Jónathan mientras charlaba con los hombres que habían asistido a la cena del capitán sin quitarle ojo de encima. Sobre las cuatro de la madrugada el salón prácticamente se había quedado vacío y Elly después de haber bailado con cinco de aquellos pretendientes y otras tantas veces con Jónathan, el cual era un gran bailarín, se acercó y le sugirió que se retiraran a la suite. Este accedió complacido. Llegaron a la habitación y Elly se acercó a Jónathan y lo besó con pasión. Él se vio sorprendido pero no se retiró. Ella entonces procedió a quitarse el vestido y se quedó en ropa interior. Se había puesto nervioso. Desde que se había convertido en vampiro nunca había vuelto a tener una sensación de deseo hacia una mujer. Esta iba alternando los besos y caricias mientras le quitaba la ropa. Entonces lo derribó sobre la cama y empezó a lamer sus pezones. Estos se pusieron duros, y él cerró los ojos y dejó que el placer lo invadiera. Ella siguió bajando mientras acariciaba y lamía su cuerpo. Notó como su cuerpo se estremecía de placer. Aquella joven estaba consiguiendo que volviera a ser ,aunque solo fuera por unos instantes, humano de nuevo. La cogió por los brazos y la tumbó a su lado. Empezó a besar su cuello mientras sus manos magreaban sus senos con dulzura. Le quitó el sujetador y empezó a chupar con una fuerza delicada sus pezones, que se endurecieron alegremente. Elly estaba extasiada, deseaba que él siguiera bajando para llegar a su clítoris. La hizo padecer retardando el momento en que se metió entre sus muslos mordiendo con cariño su clítoris. Esta se estremeció nuevamente soltando un gritito ahogado. Estaba preparada para recibirle.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 12


    Eran las ocho de la tarde. Elly se estaba duchando, mientras Jónathan había salido de la habitación. Se encontraba en una de las tiendas de ropa de gala. Buscaba un traje para él y un traje de fiesta para ella. En cuanto entró le echó el ojo a un traje rojo granate de raso, anudado en dos tirantes detrás del cuello. El escote prometía enseñar bastante de sus pechos. En definitiva era un traje atrevido que a Elly le iba a sentar muy bien. Llegó a la habitación y ella continuaba en la ducha. Le dejó el traje encima de la cama, cubierto con la funda que llevaba. También le había traído un paquete que suponía le iba a gustar. Era un conjunto de encaje en negro.
Ella salió de la ducha y se enrolló en una toalla. Había estado pensando en que ponerse para la cena. Solo había traído algunos vaqueros y jerseys comunes, no válidos para una cena de gala como se suponía que debía ser. Salió del baño y se llevó un susto. No había oído entrar a Jónathan y se lo encontró sentado en una silla, delante del portátil.
-Uff, no te había oído entrar. ¿Qué me pongo ésta noche? Solo he traído algunos baqueros y jerseys.
-Te he traído algo para ti. Mira a ver si te gusta. Si no podemos devolverlo y elegir otro.
Ella se acercó a la cama y cogió de la percha el traje. Con sumo cuidado le quitó la funda. Se quedó alucinada. Era precioso. Jónathan estaba mirándola con cara de satisfacción. Ella dejó el traje con cuidado de arrugarlo encima de la cama. Y sin darle tiempo a protestar se lanzó sobre él rodeándolo con los brazos y besándolo efusívamente.
-Parece que te ha gustado. Me alegra verte tan contenta. Pero espera, abre la bolsa que tienes encima de la cama.
Ella obedeció. Dentro había una caja que ella abrió nerviosa. Dentro encontró una braguita estilo culot negro de encaje y un sujetador sin tirantes a juego. Ella se quedó mirándolo y dejó caer la toalla quedando totalmente desnuda delante de él. Se puso el culot y el sujetador, y viendo la cara embobada de él y su prominente protuberancia que había aparecido en su pantalón le dijo:
-¿Te gusta?
-Eres preciosa.- dijo saliendo de su embelesamiento. Casi le caía la baba.
Ella se sonrojó y se rió. Entonces procedió a ponerse el traje que le había regalado. Mientras él se cambiaba también de ropa, colocándose el traje negro que se había comprado para la ocasión. Cuando terminó de maquillarse, salió del baño y se quedó allí plantada delante de él.
-Mmmm, estás preciosa cariño. Pero te falta algo. - dijo él haciéndose el interesante.
-¿El qué? - dijo sorprendida, mirándose de arriba a abajo por si le faltaba algo que no se había dado cuenta.
-Date la vuelta.
Ella obedeció dándole la espalda. Sacó del bolsillo del traje que llevaba anteriormente un estuche color rojo intenso. Lo abrió, dejando al descubierto un collar de diamantes y un par de pendientes a juego. Le colocó el collar alrededor del cuello y la giró hacia él observándola.
-Estás loco. ¿Qué te ha costado ésto?
-Está valorado en doscientos cincuenta mil dolares.
-¡Dios! ¿Pero esto te lo puedes permitir?
-Claro, sino, no lo hubiera hecho. ¿Te gusta?
-Claro que sí. Es increíble. No tengo palabras para describirlo.
-Toma colócate ésto también.- le dijo dándole los pendientes.
Los pendientes estaban hechos de oro blanco. Llevaban incrustados 6 diamantes de 18 quilates cada uno.
-Ahora estás realmente perfecta. - dijo con admiración.
De repente se quedó quieto, escuchando, a lo lejos se oía el motor de hélice de un avión. Ella todavía no se había percatado y se quedó mirándolo. Él había cambiado su expresión facial, frunciendo el ceño.
-¿Qué pasa?
-Se aproxima un avión de hélices.
-¿Y qué? - dijo ella sin entender por que se preocupaba.
-No es normal que a estas horas de la noche y más en la dirección del crucero venga un avión.
Al cabo de unos minutos ella también lo oía. Terminaron de arreglarse para dirigirse al salón.
De repente llamaron a la puerta. Jónathan fue a abrir. Al otro lado había un oficial del barco.
-Discúlpeme señor Leslie. El capitán le ruega si es tan amable que suba conmigo un momento a cubierta. Viene un inspector de la policía de Nueva York a hablar con usted.
-Desde luego, deme un minuto.- y cerró la puerta tras de sí. - Elly tengo que salir un momento. Nos vemos en el salón. No seas mala.
-No cariño. Me comportaré lo mejor que pueda. - Dicho esto salió de la habitación siguiendo al oficial que lo condujo hasta la cubierta.
Cuando llegaron allí les esperaba el capitán. Estaba algo nervioso. Eran sobre las ocho y media. Debía estar poniéndose el traje de gala para la cena y esto había sido un imprevisto que lo retrasaría. Vieron las luces de posición del avión que se aproximaba al crucero. Descendió posándose sobre el agua, quedando a unos 40 metros del buque que había parado su viaje. El capitán había ordenado que se bajara una de las chalupas al agua para recoger a los visitantes. Ésta se aproximó al avión y recogió a dos pasajeros, luego puso rumbo de nuevo hacia el barco.
-¡Joder Matew! ¿ Es qué tienes que potar siempre?
-Lo siento señor. Debió sentarme mal la hamburguesa que me comí. Con los movimientos del avión me he mareado.
-¿Y cuándo no te mareas tú? - dijo con sarcasmo el inspector.
Subieron a bordo, siendo recibidos por el capitán y su segundo de abordo. A dos metros de ellos esperaba Jónathan junto al oficial que había ido a recogerlo.
-Buenas noches inspector, ¿En qué podemos ayudarlo?
-Como ya le han comentado por radio quería hablar con el señor Leslie. Es sobre una investigación que estoy llevando a curso y me urgía poder interrogarle.
-Me he permitido llamar al señor Leslie para agilizar los trámites. -dijo mientras se aproximaba a éste.
-Señor Leslie, éste es el inspector de policía de Nueva York. Quería hablar con usted antes de que se marchara de América.
-Es un placer inspector..
-Clark, soy el inspector Clark.
-Bueno pues usted dirá.
-Soy el agente encargado de investigar el crimen ocurrido en su casa. Quisiera preguntarle ¿Qué sabe usted de vampiros?
-¿De qué? - dijo Jónathan mirando al capitán con cara de sorpresa. Éste le devolvió la mirada de sorpresa. No tenía ni idea de que estaban hablando.
-Le hablo de esos monstruos que matan a sus víctimas chupándoles la sangre.
-Ahh, bueno. Son como si fueran murciélagos grandes que viven por el amazonas.
-No, no. Me refiero a personas vampiras.
-Jejeje, inspector creo que usted ha visto muchas películas.
El inspector enrojeció de ira. Había quedado como un inepto delante de aquella gente. Intentaría salir de aquella situación embarazosa de la mejor manera posible.
-Se que suena un poco a película, pero le digo que las pruebas apuntan a que el asesino ha sido una especie de vampiro. El señor Winter estaba prácticamente desangrado.
-Ah, el señor Winter. Qué gran persona. Un fiel servidor al cual voy a echar mucho de menos. Seguro que usted es muy competente en su trabajo inspector. Confío plenamente en que sabrá descubrir que era esa cosa y si hay alguno más.
-Por supuesto señor Leslie. No le quepa la menor duda. Descubriré la verdad. Y si son una secta la encontraré.
-Manténgame informado de sus adelantos a través de la señora Winter o de sus hijos. Sabre recompensarle si consigue resultados.
-Gracias señor Leslie, pero no hace falta. El estado ya se encarga de ello. Por cierto, ¿Sabe qué la noche siguiente a la del crimen en cuestión hubo otro asesinato en Central Park?
-No tenía ni idea. Ese tipo de personajes deberían estar entre rejas. Son un peligro público.
-Desde luego. Haré todo lo que esté en mi mano para atraparlo. ¿Verdad Matew?
-Eh..., sí claro inspector.-dijo distraído mientras estaba observando la obstentación de aque barco.
-Bueno no quiero molestar más. Solo quería cambiar impresiones con usted. Es un caso especial y quería saber lo que usted me podía aportar nuevo.
-Siento no poder ayudarle inspector.
-Bueno dejo que continúen su viaje. Espero que sea una travesía tranquila.
-Gracias inspector.
Dicho esto Matew comenzó a descender por la escalerilla que lo llevaba a la chalupa. El inspector abordó la escalerilla, y de repente dijo:
- Por cierto, ¿La joven que se encontraba en la casa con usted, dónde se encuentra?
-Está aquí abordo. Se ha convertido en mi esposa. ¿Desea que la llamé?
-No, no. Simplemente me podría decir ¿Qué le pasó aquel día? Encontramos sangre en la habitación que no pertenecía al cuerpo calcinado.
-Sí claro. Cuando aquella cosa entró, le provocó un rasguño en el brazo y fuimos enseguida a que se lo curaran. Ahora está restablecida por completo.
-Gracias... Pero para ser un rasguño había bastante sangre ¿Qué pasó cuándo la hirió?
-Se dirigió hacia la ventana y fue cuando se incendió. Parece ser que a mi prometida no tuvo intención de atacarla. Solo la apartó para poder huir.
-Entiendo. Entonces debido al zarpazo que le propinaría fue cuando hirió a su prometida.
-Exacto.
-Pero usted me ha dicho que se han casado ya, ¿ No?¿Por qué la llama prometida?
-Por que en aquel momento lo era.
-Ah sí, es cierto.- dicho esto se giró hacia el capitán y le dijo -¿Usted a observado a la señora Leslie con algún tipo de vendaje?
-A decir verdad no me he fijado, pero no recuerdo haber visto ningún vendaje.
-Inspector ya le digo que fue un simple rasguño. No lleva ningún vendaje.
Jonathan empezaba a ponerse nervioso. Aquel tipo se estaba poniendo impertinente. En otra situación hubiera sido su condena, pero aquí delante de tanta gente era imposible hacer nada.
-¿Cuanto tiempo piensan estar en Europa?
-Pues en principio sobre un mes. Vamos a visitar las principales ciudades de la vieja Europa.
-Espero que a su regreso pase por comisaría. Quisiera aclarar algunas cosas con usted.
-Así lo haré inspector.
Dicho esto descendió por la escalerilla y subió a la chalupa. Los marineros bogaron con brío y les acercaron al hidroavión. Después de dejar su paquete, regresaron al navío donde izaron la barca volviendo a colocarla en su sitio. El transatlántico reemprendió la marcha hacia Europa. El hidroavión despegó y volvió hacia América.
El capitán acompañado por sus oficiales y por el señor Leslie volvieron hacia el interior del buque.
-Discúlpeme unos minutos para poder cambiarme señor Leslie. Enseguida me reuniré con ustedes en el salón.
-Por supuesto capitán. No se preocupe.
Uno de los oficiales acompañó a Jónathan hasta el gran comedor. Allí en una de las dos barras había un grupo de hombres que discutían entre ellos para decidir quien la invitaba. Por lo que escuchó Jónathan sabía que se trataba de su amada. Le dio las gracias al oficial, y se dirigió hacia el grupo. Allí en medio de todo aquel grupo en el que habrían unos ocho caballeros se encontraba ella. Estaba espectacular, con su traje de fiesta, el collar que le había regalado Jónathan y esos zapatos de tacón de aguja que estilizaban si cabía un poco más sus bonitas piernas.
-Permiso.- dijo apartando con suavidad a uno de los allí presentes.
Este se giró y de mala gana lo dejó pasar. Llegó hasta ella y sin mediar palabra se inclinó y la besó. Ella le devolvió aquel beso, cosa que provocó que todos los moscardones que habían estado a su alrededor se dispersaran por la sala.
-¿Por qué has hecho eso? Estaba buscando candidato para la cena -dijo ella frunciendo el ceño. Pero cambió su expresión y le sonrió.
-Eres incorregible. ¿Me permites que te acompañe a la cubierta a que nos de un poco el aire?
-Claro querido, como tú gustes.
Y los dos cogido de la mano, abandonaron la sala por la puerta que daba a la cubierta.


miércoles, 14 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 11


-Buenos días,¿Qué ha descubierto Róberts? - se dirigió el inspector Clark al forense que seguía examinando el cadáver calcinado de Kate.
-Bueno la verdad es que del cuerpo este, poco he podido sacar. Está totalmente calcinado. Mira ésto. - Al hacer presión sobre uno de los brazos, este se hundió literalmente hacia el interior, como el que aprieta una barra de pan. Dentro solo tenía cenizas.
-¡Joder! ¿Cómo es posible ésto? - Preguntó el inspector.
-Pues a decir verdad no lo sé. Es como tú comentabas ayer en el escenario. Se ha quemado desde dentro hacia fuera, dejando solo un cascarón como si fuera un huevo.
-¿Entonces no tienes nada?
-Yo no he dicho eso. - dijo el forense con una sonrisa.
-¿Recuerdas la mano desperdigada?
-Sí, la que le voló la señora Winter.
-Exacto. Estoy esperando las pruebas de ADN, pero el primer análisis que he hecho bajo microscopio me dice que no es humano.
-¿A qué te refieres?- dijo con curiosidad.
-Pues que los leucocitos o glóbulos blancos prácticamente no existen en esa sangre, sin embargo el número de plaquetas o trombocitos son muy elevados.
-No entiendo.
-Digamos que su sistema inmunológico es prácticamente nulo. Sin embargo, su sistema de reparación es elevadísimo. Vamos que si tú te produces un corte tardarías entre 6 o 7 días en cicatrizar, dependiendo de la profundidad, pero este ser se regeneraría en cuestión de minutos.
-¡Joder! ¿Eso es posible?
-Bueno, científicamente no. Ningún ser vivo con el sistema inmunológico tan bajo duraría más de una semana vivo. Un simple resfriado sería suficiente para matarlo.
-Esto no hay por donde cogerlo.¿Qué me dices del señor Winter?
-Ahí quería llegar a parar. Como tú bien viste, le arrancaron literalmente la tráquea. Un humano eso no lo podría hacer, ya que sus caninos e incisivos no son suficientemente largos como para poder arrancar de un mordisco una traquea humana. Pero acércate y mira esto- dicho esto destapó la cabeza del cadáver, al cual le faltaba la carne, o lo que quedaba de ella, de los labios.- Mira sus caninos. Son normales a todas luces. Pero me habían sorprendido la manera de matar al otro, así que le he extirpado uno.- enseñándole una bandeja de cristal con un diente de unos 3,5 cm de largos.
-¡Joder!, ¿quieres decir que eso le sale de la boca para morder?- El inspector cada vez estaba más fascinado con todo aquello.
-Efectivamente, son retráctiles. Como si fueran las uñas de un gato.
-Vale, ¿Y qué clase de mutación es ésta?
-¿Has oído alguna vez hablar de vampiros?
-¿Esos que se levantan del ataúd y muerden a la gente?
-Esos mismos.
-¡Joder! Pero eso es cosa de las películas. ¿No irás a creerte que existen de verdad?
-Espera un momento.- Y dicho esto salió a la sala contigua donde tenían las cámaras frigoríficas donde se guardaban los cadáveres. Al minuto entró con una camilla, en la que portaba el cadáver del señor Winter.- He procedido a extraer la sangre del cuerpo para ver si estaba en lo cierto, antes de llamarte. No quería meter la pata, así que me cercioré antes. Normalmente el cuerpo humano tiene una media de 5 litros de sangre, dependiendo del tamaño de la persona. Bueno pues éste solamente le quedaba dentro 1 litro de sangre.
-Vale, vale, espera. Éste tío perdió mucha sangre por la herida producida en su cuello. No puedes decirme que se la bebió esa cosa.
-No, deja que te explique. Normalmente cuando se produce una herida la sangre tiende a coagular. Según el grado de coagulación alrededor de la herida y por su temperatura se puede saber más o menos cuanto tiempo hace que ha fallecido. Éste hombre cuando llegamos a la escena del crimen no hacía ni dos horas que había muerto. Es tiempo insuficiente para perder tanta sangre. Además, observa estas dos hendiduras de aquí. Coinciden con los colmillos que te he mostrado antes. Su profundidad es prácticamente idéntica.
De repente oyeron un estruendo sordo detrás de ellos. Se giraron al unísono y vieron como Matew se había desplomado como un saco de patatas. Los dos estallaron en una carcajada.
-Menudo ayudante me ha tocado. A la mínima muestra de sangre se queda KO.
-Ten un poco de paciencia con él. Recuerda cuando tú empezaste. Eras prácticamente como él.
-¿Tienes un ordenador por aquí, dónde pueda conectarme con la central?
-Sí pasa a mi despacho.
Salió de la sala y entró en el pequeño despacho que tenía el forense. Tenía la mesa llena de papeles de autopsias realizadas. Hizo un poco de sitio para poder mover el ratón y tecleó una dirección web y metió su clave personal para acceder.
Mientras el forense se había acercado al agente Matew y dándole un vaso de agua lo había reanimado. Éste se acercó a su jefe y con cierta vergüenza le dijo:
-Lo siento.
-Si no te encuentras bien será mejor que esperes fuera.
-Sí, será lo mejor. - Y dicho esto salió por el pasillo en dirección a la calle.
-Aquí está. Roberts acercate.
-Mira ésto. He buscado coincidencias en otros casos de incisiones en el cuerpo de víctimas. He encontrado unos cuarenta casos con causas de la muerte en extrañas circunstancias. Pero lo más curioso es que anoche, hubo otro asesinato en Central Park. Otra curiosidad es que todos los asesinados son delincuentes de mayor o menor capa
-Eso quiere decir que hay más como ella.
-¿Ella?
-Sí era una hembra.
-Mmmm, Voy a acercarme al escenario de nuevo. Creo que aquella mujer no me lo contó todo, y el dueño de la casa no ha aparecido todavía.
-Está bien, si descubro algo más te llamaré.
Salió del hospital, y se dirigió al vehículo donde lo esperaba apoyado fumando su compañero.
-Vamos.- Y subió al coche, arrancando y poniéndose en marcha. Cuarenta y cinco minutos después llegaron a la mansión. Llamaron al timbre y esperaron. Al momento les abrió un joven.
-¿Qué desean?
-Soy el inspector Clark – dijo mostrando su placa – y éste es mi compañero el agente Matew. Quisiera hablar con la señora Winter y con el señor Leslie.
-Pase, ahora mismo aviso a mi madre. - y desapareció por la puerta de la salita. Al momento volvió e invitó a los policías a que le siguieran. Entraron en la salita saludando y se sentaron frente a Mary.
-Señora Winter, ¿Donde está el señor Leslie? No ha venido a comisaría y quisiera hacerle unas preguntas.
-El señor Leslie me comunicó por teléfono que debía partir hacia Europa por un asunto de negocios.
-Matew averigua en que barco embarcó y si iba solo.
-Enseguida. - Y salió a toda prisa en dirección al coche.
-Bueno señora Winter, me la han jugado.
-Yo no sabía nada de ésto. - Y rompió a llorar.
-Inspector debería retirarse. Mi madre todavía está muy dolida por la muerte de mi padre.
-Sí creo que será lo mejor. Por su bien espero que no me haya mentido. - Dicho esto salió de la habitación con aire bastante marcial. El cabreo que llevaba era monumental. ¿Por qué se habría marchado aquel tío? ¿Acaso tenía algo que ocultar? Esperaba que no fuera demasiado tarde.
Al salir fuera su compañero le hacía señas para que se acercara. Éste se aproximó rápidamente al coche.
-Desde la central me acaban de comunicar que el señor Leslie embarcó anoche en el Queen Elizabeth.
-¡Joder! Que localicen la ubicación del barco. Haber si consigo llegar hasta él. Tengo que hablar con ese tipo. - Subió al coche y salieron hacia la central. Por el camino Matew pidió que comunicaran con el servicio de guardacostas para localizar el barco. Estaba anocheciendo y le llevaba casi veinticuatro horas de ventaja. Tenía que darse prisa.
De camino pararon en un restaurante de comida rápida. Allí el inspector se pidió un sándwich doble de atún. Matew se pidió una hamburguesa con queso y bacón con guarnición de patatas doble. También pidieron un par de colas.
-¡Jooder! No me jodas que te vas a comer todo eso.
-Sí, ¿Quiere un poco inspector?
-No me tientes. Tengo colesterol y mi mujer me tiene a régimen. Como mucho un poco de mayonesa con el sándwich de atún. Y sin que se entere. -Y se rió.
Llegaron a la central, y allí estaba el teniente esperándolos.
-Servicio de guardacostas nos ha informado de que están buscando la ubicación del navío. Dirigios hacia allí por si ay alguna posibilidad de alcanzarlos. ¿Todavía estáis comiendo? Si son casi las cinco de la tarde. ¡Venga largaos!
A los diez minutos le comunicaron por radio que el barco todavía se encontraba a distancia de un hidroavión y que ya se habían hecho las gestiones con el capitán del barco para que redujera la marcha para que el inspector pudiera subir a bordo. Le comunicaron que se dirigiera al servicio de guardacostas que estaba pegado al puerto. Así que pisó a fondo y se dirigió a toda velocidad en aquella dirección.
Veinte minutos después llegaron allí. Estaban esperando dos tipos con uniforme naranja del servicio de guardacostas. Les indicaron que les siguieran y en una breve pero intensa carrera llegaron a un muelle donde se encontraba el hidroavión.
-¿Qué tardaremos en poder alcanzar el barco.?
-Sobre las dos horas. Llegaremos de noche al navío.
-Esta bien. No perdamos tiempo.




sábado, 10 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 10


Jónathan hizo la mención de adelantarse hacia aquel tipo, cuando Elly le puso una mano delante deteniéndolo. Se adelantó unos pasos ella.
-No nos hagas daño por favor. Te daremos lo que pidas.
Al oír aquellas palabras el asaltante se relajó un momento bajando el arma. Fue su perdición, ella se abalanzó sobre el tipo. Este no tuvo tiempo de reaccionar. Elly ya estaba enganchada a su cuello, quitándole la vida. Intentó zafarse de ella pero no lo conseguía. Aquella zorra tenía mucha más fuerza que él y lo tenía inmovilizado. Perdía su fuerza a pasos de gigante. Cuando más extasiada estaba en la victima, oyó a Jónathan que le advertía que lo soltara. Pero ella no podía. Notaba como la calidez de la sangre, la estaba calentando a ella por dentro. No podía parar. Él le arrebató a su víctima de las manos. Ella lo miró con odio. Como cuando le quitas un chupa-chup a un niño que está poniéndole todo su empeño en comérselo. Al momento relajó la mirada y se abrazó a él.
-Debes parar, sino su muerte la vivirás tú también y no es agradable.
-Lo sé. Pero era tan delicioso.
-Bueno será mejor que nos vayamos de aquí. Volvamos a casa.
-¿Tu no comes?
-Esta noche no. Debo preparar nuestro viaje. Y dejar todo preparado para Mary y sus hijos.
Volvieron al coche. Arrancó y se dirigió a la salida de la ciudad. En menos de veinte minutos estaban en la casa. De ella salía un taxi. Jónathan supuso que debía ser Michael, el hijo de Mary.
Entraron en la casa y allí estaban las maletas. Oyeron unas voces que venían de la salita. Se dirigieron hacia allí. Al entrar vieron como estaban los tres fusionados en un abrazo, llorando de nuevo. Al verles entrar se separaron y se sentaron en diferentes sillas y butacones.
-Buenas noches a todos- dijo Jónathan dirigiéndose a los allí presentes.
-Buenas noches señor Leslie- Contestaron casi al unísono.
-Quiero deciros a todos que siento muchísimo la muerte de vuestro padre y esposo. De haber sabido que esto iba a suceder me hubiera ido antes de aquí. Para mi habéis sido mi familia durante estos años. Os he visto crecer en esta casa desde que nacisteis. Siempre habéis sabido respetar mi secreto y yo siempre os he respetado por ello. - Se giró hacia Mary y continuó. - Tú y tu marido para mi sois como unos padres. Me habéis protegido durante el día y me habéis integrado en vuestra familia como a uno más. Sin miedos ni restricciones. Os lo agradezco.
Mary rompió a llorar nuevamente, y su hija se sentó a su lado para consolarla.
-Dejaré todo preparado para que esta casa mañana mismo sea de vuestra propiedad, al igual que una generosa suma de dinero, que os permitirá terminar vuestros estudios y vivir tranquilamente. Así pues nosotros dos buscaremos otro lugar para vivir. Posiblemente hacia Europa. Evitando así cualquier relación que os pueda acarrear más problemas.


-Pero señor en todos estos años habéis sido muy generoso con nosotros. Nuestro hijos tienen una gran formación gracias a usted. -Contestó Mary todavía con lágrimas en los ojos.
-No te preocupes por eso. Lo tengo decidido y así se hará.- Dicho esto se dirigió hacia la puerta y se marchó. Elly estaba como absorta oyendo aquella conversación. Salió de ella con un breve movimiento de cabeza y se dirigió a Mary. Se abrazó a ella. Esta le correspondió.
-Gracias Mary. En dos días has sido mi mejor amiga.
-Cariño cuida de él. Sé que le quieres y que él te corresponde. No os hagáis daño mutuamente. Sed felices.
Dos lágrimas asomaron en la cara de Elly. Esta le estampó un beso muy tierno a Mary en la mejilla. Luego se levantó y se dirigió hacia la puerta. Nunca más volvería a hablar con aquella mujer.
Agudizó el oído, y descubrió el sonido del que aporrea un teclado al otro lado del comedor. Entró en aquella sala, era la biblioteca. Allí delante de una mesa, estaba Jónathan con un portátil abierto. Se acercó y le acarició en el cuello. Él estaba como absorto, pero el contacto de ella lo sacó de su ostracismo. Giró la cabeza y le dio un beso en su vientre. Ella se agachó y se lo devolvió en la boca.
-Estoy terminando. Ya he ingresado en la cuenta de Mary cinco millones de dólares. Además he dado ordenes a mi abogado aquí en N.Y. de que pase la propiedad de la casa a nombre de los Winter. Estoy terminando de concretar el viaje a Europa. Salimos dentro de una hora en el Queen Elizabeht. He conseguido la suite de lujo. Así que preparate para partir.
-Voy enseguida, cariño.
Este comentario dejó parado a Jónathan, pero le gustó. Hacia muchos años que nadie le llamaba así. Y aquella chiquilla, lo había hecho. Ella subió a su habitación y preparó su maleta. Mientras él se dirigió hacia la salita y le dio las últimas instrucciones a Mary. Le mandaría mensaje allí donde fueran para que le enviara sus cosas. Esta accedió y se abrazó a él. Después tiró de su cuello para que se inclinara y le dio un beso en la mejilla. Esto enrojeció sobremanera los ojos del Vampiro, pero no derramó lágrima alguna. Se despidió de los hijos y salió por la puerta. Elly bajaba por la escalera que desembocaba al hall. Salieron y subieron al Ferrari. Se dirigieron hacia el puerto de N.Y. Tenían exactamente cuarenta minutos para embarcar, tiempo más que suficiente.
Eran sobre las cinco de la mañana, tenían que darse prisa, ya que a eso de las seis empezaba a clarear y a las seis y cuarto se veían los primeros rayos de sol. Esto hubiera sido definitivo para la pareja. Conducía a toda velocidad por la carretera desierta que llevaba hasta la autovía de entrada a N. Y. De allí al puesto tenía cinco minutos en condiciones normales. El Ferrari llegó a la vía de aceleración de entrada a la autovía. Miró por el retrovisor y se incorporó al casi nulo tráfico que había. En menos de dos minutos estaban en la circunvalación que llevaba hasta el puerto. Quedaban diez minutos para que el barco zarpara, tenían tiempo de sobra. Llegaron a la entrada del puerto y habían 3 coches en las barreras de acceso. Estas estaban bajadas. El empleado que estaba en la garita había salido al servicio ha hacer sus necesidades. Esto era un contratiempo no previsto.


-¿Elly te encargas del coche y lo traes al barco? Mientras yo voy a hablar con el capitán y decirle que retrase un momento la marcha.
-Está bien. Espero que este tío no tarde demasiado. - contestó ella con una sonrisa. Luego se acercó a él y le estampó un beso en los labios.
Él salió del vehículo y se perdió tras las barreras en dirección al gran buque de recreo. Ella ocupó el puesto de conductor en el coche. Al momento volvió el encargado de la puerta y levantó las barreras. Iba preguntando a cada coche a donde se dirigía.
-¿A dónde se dirige señorita? - dijo con una sonrisa forzada.
-Voy a embarcar en el Queen Elizabeth. - contestó seca.
-Lo siento, casi la hago perder el barco. Diríjase al fondo a la derecha. Muelle tres. Ahora llamaré para que la esperen.
-Gracias. - Y aceleró a fondo. Como iba aquella máquina. Su aceleración era brutal. En un abrir y cerrar de ojos se plantó en la popa del barco. Allí había un marinero que le hacía indicaciones para que entrara el coche por la pasarela que había en la parte trasera. Ella obedeció y lo dejó en el parking que había habilitado para ello. Bajó del coche y lo cerró. Entonces se dirigió a uno de los accesos que había para subir a cubierta. Llegó a la primera cubierta, allí distinguió a Jónathan hablando con el que parecía el capitán del barco.
-Aquí tiene capitán por las molestias. Espero que se respeten mis costumbres y no haya ningún problema con la tripulación.
-Por supuesto que no habrá ningún problema. Es usted más que generoso señor Leslie. En estos momentos están terminando de habilitarles la suite Royal. És la mejor que tenemos en el barco y espero que sea de su agrado.
Elly que había estado escuchando a cierta distancia la conversación se acercó.
-Ahh, cariño. Permite que te presente al capitán del barco. Este es el capitán Rogers. Capitán esta es mi esposa, la señora Leslie.- Elly puso cara de sorprendida ante aquella presentación pero se repuso enseguida, sin que el capitán o alguno de los dos marineros que estaban allí se percataran.
-Es un placer capitán Rogers poder disfrutar de este viaje en su barco.
-El placer es nuestro señora. Tener a unos pasajeros de tan alta alcurnia.- dijo besando la mano de la joven. Este se sorprendió al notar la frialdad de la piel de la muchacha. - ¿Se encuentra bien señorita?
-Tengo un poco de fresco a estas horas de la madrugada. -Dicho esto Jónathan que esperaba la contestación se quitó el abrigo que llevaba puesto y se lo echó a Elly por encima.
-Gracia cariño. Eres un encanto.- Y le obsequió con una sonrisa.
Se aproximó una de las doncellas que trabajaban en el barco y le cuchicheó algo al capitán. Este se giró hacia Jónathan y le dijo – Su camarote está preparado tal y como había pedido señor Leslie. Si son tan amables de seguirme les conduciré hasta su habitación.
-Por supuesto. Será un placer. - Dicho esto siguieron al capitán de aquel
impresionante buque. Después de subir a la tercera cubierta se dirigieron por un pasillo interno a estribor del barco donde estaba situada su suite.
-Aquí es señores Leslie. La suite Royal. -Dijo abriendo la puerta e invitándoles a entrar.
Era impresionante, habían tenido en cuenta todos los detalles. La cama tenía casi tres por tres. Los muebles eran de estilo Luis XVI con incrustaciones en oro. En los ojos de buey que daban directamente al mar, habían instalado unas cortinas negras para no dejar pasar la luz del día a petición del inquilino que la había alquilado. Este había alegado que a su mujer y él mismo les gustaba mucho la fiesta nocturna. Así que por el día preferían estar durmiendo y no ser molestados para nada. Fue una razón bastante convincente para el capitán que no puso ninguna objeción a ello.
-¿Aceptarán ser mis invitados esta noche en la cena de gala que daremos en el salón?- formuló el capitán esperando una respuesta afirmativa.
-Por supuesto que sí capitán, será un autentico placer poder acompañarlo en la cena. ¿Verdad querida?
-Claro que sí amor mío. El capitán ha sido muy amable al invitarnos.
-A las nueve se servirá la cena. Tome estas son las llaves de la suite.- Dicho esto salió de la habitación acompañado de uno de sus ayudantes.
-Capitán una pregunta más. ¿Cuando saldremos a aguas internacionales?
-Aproximadamente en un par de horas.
-Gracias, hablamos a la hora de la cena.- Y dicho esto cerró la puerta por dentro.
-¿Pero qué vamos a hacer esta noche en la cena? - preguntó la joven con preocupación.
-No te preocupes. Mañana te contaré como lo tienes que hacer para que parezca que comes pero sin probar bocado. Ahora vamos a descansar. Estoy muerto.- dijo sin poder contener una carcajada reprimida.
-Yo también – Contestó ella riéndose.


martes, 6 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 9


Eran alrededor de las ocho de la tarde. Cuando Elly despertó se llevó un susto de muerte. Estaba dentro de una especie de ataúd. Bastante ancho, eso sí, con la tapa levantada. Él estaba allí sentado en una mecedora antigua, una de esas echa con madera trabajada. Se veía muy bien conservada para lo antigua que debía ser.
-Buenas noches. ¿o quizá debería decir buenos días? - Le dijo riendo.
-¡¿Hola!? -contestó ella todavía confusa. - ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos?
-Bienvenida a mi humilde habitación. Ahora ya conoces donde duermo.
-¿Estamos en la casa?
-Sí en el sótano. En una habitación oculta. Ahora subiremos a ver como ha quedado la señora Winter con la policía.
Se levantó de su “lecho” y se acercó a él, sentándose en su regazo.
-¿Por qué me has bajado aquí?
-¿No te acuerdas de lo que pasó anoche?
-A decir verdad solo recuerdo a esa...mujer entrando en la habitación sangrando. Después todo se vuelve borroso y oscuro.
-Te atacó, y si yo llegó tres minutos más tarde te hubiera desangrado. Pero llegué a tiempo para lanzarla contra la ventana. El sol hizo el resto.
-Supongo que debo darte las gracias de nuevo.
-Pues igual sí.
-¿Espera, y cómo me he recuperado tan pronto?
-Te tuve que dar mi sangre para que no murieses.
-Pe..¿Pero eso quiere decir?
-Que estás en proceso de convertirte en vampiresa.
Elly cayó abatida sobre los brazos de Jónathan. Empezó a llorar y sus lágrimas eran rojo sangre. Se asustó aún más.
-Tranquila yo te enseñaré todo lo que debes saber. Podrás hacer una vida más o menos normal con algunos peros.
-¿Qué clase de pero? - dijo ella sin dejar de sollozar.
-Principalmente que vivirás por la noche. No volverás a ver un nuevo amanecer nunca más. Te alimentarás de sangre. Solo depende de ti que te relaciones con humanos o no.
-No me dejarás sola nunca ¿verdad?
-No mientras quieras estar conmigo.
Dejó de llorar y buscó algo con lo que lavarse la cara. Él al verlo le apuntó que podía ducharse arriba si quería. El agua no les afectaba en nada.


Subieron a la planta baja, y Elly se dirigió a la planta de arriba a darse un baño. Cuando llegó a la puerta de la habitación vio una cinta policial en la que ponía “escena de crimen. No pasar”. Retiró con la mano la cinta y entró en la habitación. Enseguida olfateo aquel olor a quemado que todavía perduraba en la alfombra chamuscada. Fue hacia el armario y cogió unos vaqueros, un jersey de lana, unas braguitas de encaje y un sujetador a juego. Se dirigió al cuarto de baño. Entró y cerró la puerta con llave. Dejó la ropa sobre la tapa del wc y se quedó mirándose al espejo. Se veía especialmente radiante. Aunque estaba pálida. Tiró la ropa ensangrentada al suelo y entró en la bañera. Abrió el agua caliente y la sensación fue realmente placentera. Casi como si hubiera tenido un orgasmo. Joder, ¿Ahora no podría tener ninguno más? Tenía que probarlo. Así que cuando tuvo la bañera prácticamente llena, se relajó allí dentro. Se enjabonó el pelo y el cuerpo. Al pasar por su pubis empezó a tocarse. Primero con miedo. Pero al notar que su cuerpo reaccionaba bien, incluso mejor que antes. La nueva Elly tenía más sensibilidad que antes. Era capaz de oír lo que pasaba por abajo. Incluso su olfato era mucho más potente. Sin darse cuenta empezó a rozarse con mucho frenesí y en breves instantes profirió un grito que la asustó incluso a ella. Aquella explosión de placer era increíble. Cuando se lo contara a Jónathan no se lo creería.
Mientras Jónathan se había dirigido a la habitación de los Winter. Allí estaba Mary durmiendo en la cama. Se veía en su rostro el sufrimiento que llevaba en su interior. La despertó con suavidad, y esta al verle se abrazó a su cuello.
-Señor ¿Qué voy a hacer ahora?
-No te preocupes. Serás la dueña de esta casa y en ella podréis vivir tú y tus hijos siempre. Además me ocuparé de que no os falte nunca de nada. Luego lo arreglaré todo.
-Es usted muy generoso. Siempre lo ha sido. - Entonces rompió a llorar de nuevo,- ¡Hay mi Charles ya nunca te tendré a mi lado!
Por la puerta apareció la hija de Mary. Era una muchacha de unos veinte años, morena, ojos oscuros y pelo corto. Era atractiva, sin ser guapa.
-Mamá. - y se echó a los brazos de su madre entre sollozos.
Él se apartó para darles intimidad. Salió de la habitación y se dirigió hacia la entrada. Allí estaba la puerta en el suelo. La observó y se dio cuenta que lo que había pasado es que las bisagras habían saltado detrás de la puerta. Se dirigió al garaje donde Charles guardaba la herramienta y cogió lo que le hacía falta para volver a ponerla en su sitio. Después se fue de nuevo hacia la habitación de Mary, pero a mitad camino oyó a Elly gritar. De un salto se plantó en la planta de arriba. Entró en la habitación y vio que el baño estaba cerrado con llave.
-¿Elly estás bien?
-Sí... sí – oyó entre risas desde dentro.
Se quedó en la habitación hasta que ella salió del baño. Estaba radiante, con un brillo impresionante en su mirada. Ella le dedicó su mejor sonrisa. Parecía de mejor ánimo que cuando había subido.
-¿Por qué has gritado? ¿Te ha ocurrido algo?
-No solo ha sido la evacuación de los líquidos de mi cuerpo. Me he vaciado ya por completo. Menos mal que me ha cogido en el baño.
Él se rió si hacer demasiado ruido. Sabía que abajo lo estaban pasando mal y no quería ser descortés. Ella se terminó de arreglar. Gastó bastante maquillaje para intentar disimular su palidez.
Bajaron a la planta baja y se dirigieron a la habitación de Mary. Justo salían de la puerta bajo la escalera ella con su hija. Ésta se sorprendió al ver a Elly.
-Emma te presento a Elly. Es mi compañera.
-Hola, ¿Cómo estás?
-Bueno, pensando que soy nueva en esto... se puede decir que bien.
Sin darse cuenta los ojos de Elly se habían posado sobre el latido casi imperceptible del cuello de la muchacha. Jónathan se percató y cogió a Elly del brazo.
-Vamos, tenemos que salir a dar una vuelta. - Y se la llevó casi a tirones de allí.- ¿En qué pensabas?
-No lo sé. Fue como un impulso.
-Debes aprender a controlarte. Vamos iremos a comer algo.
-Está bien, como tú mandes.
Se dirigieron hacia el garaje. Allí Jónathan cogió las llaves de su Ferrari F50 y la invitó a subir. Entonces puso el coche en marcha y salió de allí a gran velocidad. Se dirigieron hacia la gran manzana. Una vez allí se aproximaron a Central Park, donde dejó el coche aparcado a una manzana de distancia. Se dirigieron al parque a pie. Elly cada vez estaba más ansiosa y se quedaba mirando a los pocos transeúntes que aún quedaban por las calles. Él tiraba de ella evitando que saltara sobre alguno de aquellos desdichados.
De repente vio a unos cincuenta metros de distancia en su camino, alguien que se escondía a un lado del camino. -Perfecto – Pensó – A ver si es un asaltador y alimentamos a la fiera.- y se sonrió para sus adentros.
Al llegar a unos diez metros de el asaltante, Jónathan se paró.
-Está bien, ahí delante tienes a un atracador. Es todo tuyo. Pero cuando le estés matando no llegues hasta el final. Recuerda que es una sensación horrible.
-Está bien.
El asaltante que les estaba apuntando con una pistola y había escuchado la conversación, estaba flipando. ¿Se estaban burlando de él? El que llevaba el arma era él.
Se cargaría a aquél tío y pasaría un buen rato con aquella tía macizorra.