Jónathan
hizo la mención de adelantarse hacia aquel tipo, cuando Elly le puso
una mano delante deteniéndolo. Se adelantó unos pasos ella.
-No
nos hagas daño por favor. Te daremos lo que pidas.
Al
oír aquellas palabras el asaltante se relajó un momento bajando el
arma. Fue su perdición, ella se abalanzó sobre el tipo. Este no
tuvo tiempo de reaccionar. Elly ya estaba enganchada a su cuello,
quitándole la vida. Intentó zafarse de ella pero no lo conseguía.
Aquella zorra tenía mucha más fuerza que él y lo tenía
inmovilizado. Perdía su fuerza a pasos de gigante. Cuando más
extasiada estaba en la victima, oyó a Jónathan que le advertía que
lo soltara. Pero ella no podía. Notaba como la calidez de la sangre,
la estaba calentando a ella por dentro. No podía parar. Él le
arrebató a su víctima de las manos. Ella lo miró con odio. Como
cuando le quitas un chupa-chup a un niño que está poniéndole todo
su empeño en comérselo. Al momento relajó la mirada y se abrazó a
él.
-Debes
parar, sino su muerte la vivirás tú también y no es agradable.
-Lo
sé. Pero era tan delicioso.
-Bueno
será mejor que nos vayamos de aquí. Volvamos a casa.
-¿Tu
no comes?
-Esta
noche no. Debo preparar nuestro viaje. Y dejar todo preparado para
Mary y sus hijos.
Volvieron
al coche. Arrancó y se dirigió a la salida de la ciudad. En menos
de veinte minutos estaban en la casa. De ella salía un taxi.
Jónathan supuso que debía ser Michael, el hijo de Mary.
Entraron
en la casa y allí estaban las maletas. Oyeron unas voces que venían
de la salita. Se dirigieron hacia allí. Al entrar vieron como
estaban los tres fusionados en un abrazo, llorando de nuevo. Al
verles entrar se separaron y se sentaron en diferentes sillas y
butacones.
-Buenas
noches a todos- dijo Jónathan dirigiéndose a los allí presentes.
-Buenas
noches señor Leslie- Contestaron casi al unísono.
-Quiero
deciros a todos que siento muchísimo la muerte de vuestro padre y
esposo. De haber sabido que esto iba a suceder me hubiera ido antes
de aquí. Para mi habéis sido mi familia durante estos años. Os he
visto crecer en esta casa desde que nacisteis. Siempre habéis sabido
respetar mi secreto y yo siempre os he respetado por ello. - Se giró
hacia Mary y continuó. - Tú y tu marido para mi sois como unos
padres. Me habéis protegido durante el día y me habéis integrado
en vuestra familia como a uno más. Sin miedos ni restricciones. Os
lo agradezco.
Mary
rompió a llorar nuevamente, y su hija se sentó a su lado para
consolarla.
-Dejaré
todo preparado para que esta casa mañana mismo sea de vuestra
propiedad, al igual que una generosa suma de dinero, que os permitirá
terminar vuestros estudios y vivir tranquilamente. Así pues nosotros
dos buscaremos otro lugar para vivir. Posiblemente hacia Europa.
Evitando así cualquier relación que os pueda acarrear más
problemas.
-Pero
señor en todos estos años habéis sido muy generoso con nosotros.
Nuestro hijos tienen una gran formación gracias a usted. -Contestó
Mary todavía con lágrimas en los ojos.
-No
te preocupes por eso. Lo tengo decidido y así se hará.- Dicho esto
se dirigió hacia la puerta y se marchó. Elly estaba como absorta
oyendo aquella conversación. Salió de ella con un breve movimiento
de cabeza y se dirigió a Mary. Se abrazó a ella. Esta le
correspondió.
-Gracias
Mary. En dos días has sido mi mejor amiga.
-Cariño
cuida de él. Sé que le quieres y que él te corresponde. No os
hagáis daño mutuamente. Sed felices.
Dos
lágrimas asomaron en la cara de Elly. Esta le estampó un beso muy
tierno a Mary en la mejilla. Luego se levantó y se dirigió hacia la
puerta. Nunca más volvería a hablar con aquella mujer.
Agudizó
el oído, y descubrió el sonido del que aporrea un teclado al otro
lado del comedor. Entró en aquella sala, era la biblioteca. Allí
delante de una mesa, estaba Jónathan con un portátil abierto. Se
acercó y le acarició en el cuello. Él estaba como absorto, pero el
contacto de ella lo sacó de su ostracismo. Giró la cabeza y le dio
un beso en su vientre. Ella se agachó y se lo devolvió en la boca.
-Estoy
terminando. Ya he ingresado en la cuenta de Mary cinco millones de
dólares. Además he dado ordenes a mi abogado aquí en N.Y. de que
pase la propiedad de la casa a nombre de los Winter. Estoy terminando
de concretar el viaje a Europa. Salimos dentro de una hora en el
Queen Elizabeht. He conseguido la suite de lujo. Así que preparate
para partir.
-Voy
enseguida, cariño.
Este
comentario dejó parado a Jónathan, pero le gustó. Hacia muchos
años que nadie le llamaba así. Y aquella chiquilla, lo había
hecho. Ella subió a su habitación y preparó su maleta. Mientras él
se dirigió hacia la salita y le dio las últimas instrucciones a
Mary. Le mandaría mensaje allí donde fueran para que le enviara sus
cosas. Esta accedió y se abrazó a él. Después tiró de su cuello
para que se inclinara y le dio un beso en la mejilla. Esto enrojeció
sobremanera los ojos del Vampiro, pero no derramó lágrima alguna.
Se despidió de los hijos y salió por la puerta. Elly bajaba por la
escalera que desembocaba al hall. Salieron y subieron al Ferrari. Se
dirigieron hacia el puerto de N.Y. Tenían exactamente cuarenta
minutos para embarcar, tiempo más que suficiente.
Eran
sobre las cinco de la mañana, tenían que darse prisa, ya que a eso
de las seis empezaba a clarear y a las seis y cuarto se veían los
primeros rayos de sol. Esto hubiera sido definitivo para la pareja.
Conducía a toda velocidad por la carretera desierta que llevaba
hasta la autovía de entrada a N. Y. De allí al puesto tenía cinco
minutos en condiciones normales. El Ferrari llegó a la vía de
aceleración de entrada a la autovía. Miró por el retrovisor y se
incorporó al casi nulo tráfico que había. En menos de dos minutos
estaban en la circunvalación que llevaba hasta el puerto. Quedaban
diez minutos para que el barco zarpara, tenían tiempo de sobra.
Llegaron a la entrada del puerto y habían 3 coches en las barreras
de acceso. Estas estaban bajadas. El empleado que estaba en la garita
había salido al servicio ha hacer sus necesidades. Esto era un
contratiempo no previsto.
-¿Elly
te encargas del coche y lo traes al barco? Mientras yo voy a hablar
con el capitán y decirle que retrase un momento la marcha.
-Está
bien. Espero que este tío no tarde demasiado. - contestó ella con
una sonrisa. Luego se acercó a él y le estampó un beso en los
labios.
Él
salió del vehículo y se perdió tras las barreras en dirección al
gran buque de recreo. Ella ocupó el puesto de conductor en el coche.
Al momento volvió el encargado de la puerta y levantó las barreras.
Iba preguntando a cada coche a donde se dirigía.
-¿A
dónde se dirige señorita? - dijo con una sonrisa forzada.
-Voy
a embarcar en el Queen Elizabeth. - contestó seca.
-Lo
siento, casi la hago perder el barco. Diríjase al fondo a la
derecha. Muelle tres. Ahora llamaré para que la esperen.
-Gracias.
- Y aceleró a fondo. Como iba aquella máquina. Su aceleración era
brutal. En un abrir y cerrar de ojos se plantó en la popa del barco.
Allí había un marinero que le hacía indicaciones para que entrara
el coche por la pasarela que había en la parte trasera. Ella
obedeció y lo dejó en el parking que había habilitado para ello.
Bajó del coche y lo cerró. Entonces se dirigió a uno de los
accesos que había para subir a cubierta. Llegó a la primera
cubierta, allí distinguió a Jónathan hablando con el que parecía
el capitán del barco.
-Aquí
tiene capitán por las molestias. Espero que se respeten mis
costumbres y no haya ningún problema con la tripulación.
-Por
supuesto que no habrá ningún problema. Es usted más que generoso
señor Leslie. En estos momentos están terminando de habilitarles la
suite Royal. És la mejor que tenemos en el barco y espero que sea de
su agrado.
Elly
que había estado escuchando a cierta distancia la conversación se
acercó.
-Ahh,
cariño. Permite que te presente al capitán del barco. Este es el
capitán Rogers. Capitán esta es mi esposa, la señora Leslie.- Elly
puso cara de sorprendida ante aquella presentación pero se repuso
enseguida, sin que el capitán o alguno de los dos marineros que
estaban allí se percataran.
-Es
un placer capitán Rogers poder disfrutar de este viaje en su barco.
-El
placer es nuestro señora. Tener a unos pasajeros de tan alta
alcurnia.- dijo besando la mano de la joven. Este se sorprendió al
notar la frialdad de la piel de la muchacha. - ¿Se encuentra bien
señorita?
-Tengo
un poco de fresco a estas horas de la madrugada. -Dicho esto Jónathan
que esperaba la contestación se quitó el abrigo que llevaba puesto
y se lo echó a Elly por encima.
-Gracia
cariño. Eres un encanto.- Y le obsequió con una sonrisa.
Se
aproximó una de las doncellas que trabajaban en el barco y le
cuchicheó algo al capitán. Este se giró hacia Jónathan y le dijo
– Su camarote está preparado tal y como había pedido señor
Leslie. Si son tan amables de seguirme les conduciré hasta su
habitación.
-Por
supuesto. Será un placer. - Dicho esto siguieron al capitán de
aquel
impresionante
buque. Después de subir a la tercera cubierta se dirigieron por un
pasillo interno a estribor del barco donde estaba situada su suite.
-Aquí
es señores Leslie. La suite Royal. -Dijo abriendo la puerta e
invitándoles a entrar.
Era
impresionante, habían tenido en cuenta todos los detalles. La cama
tenía casi tres por tres. Los muebles eran de estilo Luis XVI con
incrustaciones en oro. En los ojos de buey que daban directamente al
mar, habían instalado unas cortinas negras para no dejar pasar la
luz del día a petición del inquilino que la había alquilado. Este
había alegado que a su mujer y él mismo les gustaba mucho la fiesta
nocturna. Así que por el día preferían estar durmiendo y no ser
molestados para nada. Fue una razón bastante convincente para el
capitán que no puso ninguna objeción a ello.
-¿Aceptarán
ser mis invitados esta noche en la cena de gala que daremos en el
salón?- formuló el capitán esperando una respuesta afirmativa.
-Por
supuesto que sí capitán, será un autentico placer poder
acompañarlo en la cena. ¿Verdad querida?
-Claro
que sí amor mío. El capitán ha sido muy amable al invitarnos.
-A
las nueve se servirá la cena. Tome estas son las llaves de la
suite.- Dicho esto salió de la habitación acompañado de uno de sus
ayudantes.
-Capitán
una pregunta más. ¿Cuando saldremos a aguas internacionales?
-Aproximadamente
en un par de horas.
-Gracias,
hablamos a la hora de la cena.- Y dicho esto cerró la puerta por
dentro.
-¿Pero
qué vamos a hacer esta noche en la cena? - preguntó la joven con
preocupación.
-No
te preocupes. Mañana te contaré como lo tienes que hacer para que
parezca que comes pero sin probar bocado. Ahora vamos a descansar.
Estoy muerto.- dijo sin poder contener una carcajada reprimida.
-Yo
también – Contestó ella riéndose.
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