sábado, 10 de marzo de 2012

Sombra oscura cap. 10


Jónathan hizo la mención de adelantarse hacia aquel tipo, cuando Elly le puso una mano delante deteniéndolo. Se adelantó unos pasos ella.
-No nos hagas daño por favor. Te daremos lo que pidas.
Al oír aquellas palabras el asaltante se relajó un momento bajando el arma. Fue su perdición, ella se abalanzó sobre el tipo. Este no tuvo tiempo de reaccionar. Elly ya estaba enganchada a su cuello, quitándole la vida. Intentó zafarse de ella pero no lo conseguía. Aquella zorra tenía mucha más fuerza que él y lo tenía inmovilizado. Perdía su fuerza a pasos de gigante. Cuando más extasiada estaba en la victima, oyó a Jónathan que le advertía que lo soltara. Pero ella no podía. Notaba como la calidez de la sangre, la estaba calentando a ella por dentro. No podía parar. Él le arrebató a su víctima de las manos. Ella lo miró con odio. Como cuando le quitas un chupa-chup a un niño que está poniéndole todo su empeño en comérselo. Al momento relajó la mirada y se abrazó a él.
-Debes parar, sino su muerte la vivirás tú también y no es agradable.
-Lo sé. Pero era tan delicioso.
-Bueno será mejor que nos vayamos de aquí. Volvamos a casa.
-¿Tu no comes?
-Esta noche no. Debo preparar nuestro viaje. Y dejar todo preparado para Mary y sus hijos.
Volvieron al coche. Arrancó y se dirigió a la salida de la ciudad. En menos de veinte minutos estaban en la casa. De ella salía un taxi. Jónathan supuso que debía ser Michael, el hijo de Mary.
Entraron en la casa y allí estaban las maletas. Oyeron unas voces que venían de la salita. Se dirigieron hacia allí. Al entrar vieron como estaban los tres fusionados en un abrazo, llorando de nuevo. Al verles entrar se separaron y se sentaron en diferentes sillas y butacones.
-Buenas noches a todos- dijo Jónathan dirigiéndose a los allí presentes.
-Buenas noches señor Leslie- Contestaron casi al unísono.
-Quiero deciros a todos que siento muchísimo la muerte de vuestro padre y esposo. De haber sabido que esto iba a suceder me hubiera ido antes de aquí. Para mi habéis sido mi familia durante estos años. Os he visto crecer en esta casa desde que nacisteis. Siempre habéis sabido respetar mi secreto y yo siempre os he respetado por ello. - Se giró hacia Mary y continuó. - Tú y tu marido para mi sois como unos padres. Me habéis protegido durante el día y me habéis integrado en vuestra familia como a uno más. Sin miedos ni restricciones. Os lo agradezco.
Mary rompió a llorar nuevamente, y su hija se sentó a su lado para consolarla.
-Dejaré todo preparado para que esta casa mañana mismo sea de vuestra propiedad, al igual que una generosa suma de dinero, que os permitirá terminar vuestros estudios y vivir tranquilamente. Así pues nosotros dos buscaremos otro lugar para vivir. Posiblemente hacia Europa. Evitando así cualquier relación que os pueda acarrear más problemas.


-Pero señor en todos estos años habéis sido muy generoso con nosotros. Nuestro hijos tienen una gran formación gracias a usted. -Contestó Mary todavía con lágrimas en los ojos.
-No te preocupes por eso. Lo tengo decidido y así se hará.- Dicho esto se dirigió hacia la puerta y se marchó. Elly estaba como absorta oyendo aquella conversación. Salió de ella con un breve movimiento de cabeza y se dirigió a Mary. Se abrazó a ella. Esta le correspondió.
-Gracias Mary. En dos días has sido mi mejor amiga.
-Cariño cuida de él. Sé que le quieres y que él te corresponde. No os hagáis daño mutuamente. Sed felices.
Dos lágrimas asomaron en la cara de Elly. Esta le estampó un beso muy tierno a Mary en la mejilla. Luego se levantó y se dirigió hacia la puerta. Nunca más volvería a hablar con aquella mujer.
Agudizó el oído, y descubrió el sonido del que aporrea un teclado al otro lado del comedor. Entró en aquella sala, era la biblioteca. Allí delante de una mesa, estaba Jónathan con un portátil abierto. Se acercó y le acarició en el cuello. Él estaba como absorto, pero el contacto de ella lo sacó de su ostracismo. Giró la cabeza y le dio un beso en su vientre. Ella se agachó y se lo devolvió en la boca.
-Estoy terminando. Ya he ingresado en la cuenta de Mary cinco millones de dólares. Además he dado ordenes a mi abogado aquí en N.Y. de que pase la propiedad de la casa a nombre de los Winter. Estoy terminando de concretar el viaje a Europa. Salimos dentro de una hora en el Queen Elizabeht. He conseguido la suite de lujo. Así que preparate para partir.
-Voy enseguida, cariño.
Este comentario dejó parado a Jónathan, pero le gustó. Hacia muchos años que nadie le llamaba así. Y aquella chiquilla, lo había hecho. Ella subió a su habitación y preparó su maleta. Mientras él se dirigió hacia la salita y le dio las últimas instrucciones a Mary. Le mandaría mensaje allí donde fueran para que le enviara sus cosas. Esta accedió y se abrazó a él. Después tiró de su cuello para que se inclinara y le dio un beso en la mejilla. Esto enrojeció sobremanera los ojos del Vampiro, pero no derramó lágrima alguna. Se despidió de los hijos y salió por la puerta. Elly bajaba por la escalera que desembocaba al hall. Salieron y subieron al Ferrari. Se dirigieron hacia el puerto de N.Y. Tenían exactamente cuarenta minutos para embarcar, tiempo más que suficiente.
Eran sobre las cinco de la mañana, tenían que darse prisa, ya que a eso de las seis empezaba a clarear y a las seis y cuarto se veían los primeros rayos de sol. Esto hubiera sido definitivo para la pareja. Conducía a toda velocidad por la carretera desierta que llevaba hasta la autovía de entrada a N. Y. De allí al puesto tenía cinco minutos en condiciones normales. El Ferrari llegó a la vía de aceleración de entrada a la autovía. Miró por el retrovisor y se incorporó al casi nulo tráfico que había. En menos de dos minutos estaban en la circunvalación que llevaba hasta el puerto. Quedaban diez minutos para que el barco zarpara, tenían tiempo de sobra. Llegaron a la entrada del puerto y habían 3 coches en las barreras de acceso. Estas estaban bajadas. El empleado que estaba en la garita había salido al servicio ha hacer sus necesidades. Esto era un contratiempo no previsto.


-¿Elly te encargas del coche y lo traes al barco? Mientras yo voy a hablar con el capitán y decirle que retrase un momento la marcha.
-Está bien. Espero que este tío no tarde demasiado. - contestó ella con una sonrisa. Luego se acercó a él y le estampó un beso en los labios.
Él salió del vehículo y se perdió tras las barreras en dirección al gran buque de recreo. Ella ocupó el puesto de conductor en el coche. Al momento volvió el encargado de la puerta y levantó las barreras. Iba preguntando a cada coche a donde se dirigía.
-¿A dónde se dirige señorita? - dijo con una sonrisa forzada.
-Voy a embarcar en el Queen Elizabeth. - contestó seca.
-Lo siento, casi la hago perder el barco. Diríjase al fondo a la derecha. Muelle tres. Ahora llamaré para que la esperen.
-Gracias. - Y aceleró a fondo. Como iba aquella máquina. Su aceleración era brutal. En un abrir y cerrar de ojos se plantó en la popa del barco. Allí había un marinero que le hacía indicaciones para que entrara el coche por la pasarela que había en la parte trasera. Ella obedeció y lo dejó en el parking que había habilitado para ello. Bajó del coche y lo cerró. Entonces se dirigió a uno de los accesos que había para subir a cubierta. Llegó a la primera cubierta, allí distinguió a Jónathan hablando con el que parecía el capitán del barco.
-Aquí tiene capitán por las molestias. Espero que se respeten mis costumbres y no haya ningún problema con la tripulación.
-Por supuesto que no habrá ningún problema. Es usted más que generoso señor Leslie. En estos momentos están terminando de habilitarles la suite Royal. És la mejor que tenemos en el barco y espero que sea de su agrado.
Elly que había estado escuchando a cierta distancia la conversación se acercó.
-Ahh, cariño. Permite que te presente al capitán del barco. Este es el capitán Rogers. Capitán esta es mi esposa, la señora Leslie.- Elly puso cara de sorprendida ante aquella presentación pero se repuso enseguida, sin que el capitán o alguno de los dos marineros que estaban allí se percataran.
-Es un placer capitán Rogers poder disfrutar de este viaje en su barco.
-El placer es nuestro señora. Tener a unos pasajeros de tan alta alcurnia.- dijo besando la mano de la joven. Este se sorprendió al notar la frialdad de la piel de la muchacha. - ¿Se encuentra bien señorita?
-Tengo un poco de fresco a estas horas de la madrugada. -Dicho esto Jónathan que esperaba la contestación se quitó el abrigo que llevaba puesto y se lo echó a Elly por encima.
-Gracia cariño. Eres un encanto.- Y le obsequió con una sonrisa.
Se aproximó una de las doncellas que trabajaban en el barco y le cuchicheó algo al capitán. Este se giró hacia Jónathan y le dijo – Su camarote está preparado tal y como había pedido señor Leslie. Si son tan amables de seguirme les conduciré hasta su habitación.
-Por supuesto. Será un placer. - Dicho esto siguieron al capitán de aquel
impresionante buque. Después de subir a la tercera cubierta se dirigieron por un pasillo interno a estribor del barco donde estaba situada su suite.
-Aquí es señores Leslie. La suite Royal. -Dijo abriendo la puerta e invitándoles a entrar.
Era impresionante, habían tenido en cuenta todos los detalles. La cama tenía casi tres por tres. Los muebles eran de estilo Luis XVI con incrustaciones en oro. En los ojos de buey que daban directamente al mar, habían instalado unas cortinas negras para no dejar pasar la luz del día a petición del inquilino que la había alquilado. Este había alegado que a su mujer y él mismo les gustaba mucho la fiesta nocturna. Así que por el día preferían estar durmiendo y no ser molestados para nada. Fue una razón bastante convincente para el capitán que no puso ninguna objeción a ello.
-¿Aceptarán ser mis invitados esta noche en la cena de gala que daremos en el salón?- formuló el capitán esperando una respuesta afirmativa.
-Por supuesto que sí capitán, será un autentico placer poder acompañarlo en la cena. ¿Verdad querida?
-Claro que sí amor mío. El capitán ha sido muy amable al invitarnos.
-A las nueve se servirá la cena. Tome estas son las llaves de la suite.- Dicho esto salió de la habitación acompañado de uno de sus ayudantes.
-Capitán una pregunta más. ¿Cuando saldremos a aguas internacionales?
-Aproximadamente en un par de horas.
-Gracias, hablamos a la hora de la cena.- Y dicho esto cerró la puerta por dentro.
-¿Pero qué vamos a hacer esta noche en la cena? - preguntó la joven con preocupación.
-No te preocupes. Mañana te contaré como lo tienes que hacer para que parezca que comes pero sin probar bocado. Ahora vamos a descansar. Estoy muerto.- dijo sin poder contener una carcajada reprimida.
-Yo también – Contestó ella riéndose.


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