lunes, 3 de septiembre de 2012

Un simple viaje 3


                                                              HIBERNACIÓN


   La Andrómeda llegó a la estación Gémenis sin contratiempos. Allí hizo una parada de cinco horas para la descarga de material que debían dejar allí. Kate se encargó de que todo fuera perfecto. Ahora ya solo faltaba que la nave reemprendiera la marcha y entrarían en las cámaras de hibernación.

   El capitán dio orden de que se desanclaran los enganches magnéticos que sujetaban la Andrómeda mientras se hacían los trabajos de descarga. Esta quedó liberada. Pedro terminó de introducir las coordenadas que debían seguir para no tener ningún contratiempo en el viaje.

-Tommy, vamos a probar este trasto a máxima velocidad.- Ordenó el capitán Asley.
-A la orden capitán- se prestó a contestar el timonel.
   La nave empezó a acelerar mientras Jonas iba cantando el aumento de velocidad.
-Warp uno señor -anunció- entrando en warp dos -veinte segundos más tarde- warp cuatro señor.
-Es rápida la condenada. -Apuntó el capitán.

   La nave alcanzó velocidad máxima en unos minutos. El capitán abrió el intercomunicador y anunció:

-En una hora entraremos en las cámaras de hibernación, que toda la tripulación se prepare. - Y cerró el intercomunicador. -Bien señores dejen todo preparado para el piloto automático y diríjanse a sus habitaciones. Recuerden dejar todas sus pertenencias bien sujetas y ponerse los trajes para la hibernación. Nos vemos en un rato. - Dicho esto salió del puente de la nave y se dirigió hacia su camarote.
-Bueno chicos, ya habéis oído al jefe.-Arengó Jensen a sus compañeros allí presentes.

   Kate había oído por el altavoz de su habitación las palabras del capitán y su pecho había dado un vuelco. Se encontraba mal. Desde hacía unos días no probaba bocado y prácticamente no había salido de su habitación, solo lo justo para cumplir con sus tareas. Se colocó el traje y guardó la maleta dentro de su armario. Luego se dirigió no sin apuros hasta la sala de hibernación. Al entrar vio como la Doctora Jessica conversaba con el capitán sobre las cámaras de hibernación. Nadie en aquella nave las había probado todavía y estaban un poco todos reticentes a sus efectos. Desde Megacorporación se aseguraba que era como un largo sueño, que no tendría efectos secundarios, ni siquiera el crecimiento de pelo o uñas, ya que se relentizaban las constantes vitales. Empezaron los demás tripulantes que faltaban.
-Bien señores, vayan ocupando sus respectivas cámaras. Andrómeda abre las cápsulas de hibernación.
   La computadora de abordo obedeció y abrió todas las cápsulas. Éstas estaban en posición vertical, situadas en semicírculo. Kate entró en la suya, y tuvo que esperar a que los demás entraran en las suyas para que se cerraran todas a la vez.
-Procediendo al cierra de las cámaras. - Anunció Andrómeda.  Estas se cerraron todas  a una dejando encerrados a los tripulantes. Inmediatamente un gas adormilante hizo su aparición  dentro de todas y cada una de las cápsulas dejándolos dormidos.


   Pasaron dos meses de calma chicha en la Andrómeda. Los robots de mantenimiento cumplían con su cometido bajo las órdenes de la computadora de la nave que iba supervisando todo lo que se hacia a bordo.
-Detectada anomalía en la cápsula cinco. -dijo Andrómeda. - Analizando anomalía. Se registra doble latido en la cápsula número cinco. Intruso detectado. Procediendo a despertar a la cabo Smith.
   La cápsula número cinco que estaba ocupada por la Cabo Kate Smith se activo, soltando oxígeno casi puro en su interior. La puerta se abrió y en unos minutos Kate abrió los ojos.
-Ohh, ¿Hemos llegado ya? ¿Por que las demás cápsulas están cerradas? ¿Que ha pasado Andrómeda? - preguntó la joven todavía medio dormida.
-Se ha detectado un parásito dentro de su cámara de hibernación. Voy a proceder al análisis de ella. También me gustaría hacerle un scaner para comprobar que no ha sido infectada cabo. - informó Andrómeda.
-¿ Qué me estás contando Andrómeda?¿ Debe ser una broma verdad?
-No cabo Smith. Se ha detectado otra forma de vida dentro de la cápsula y hay que proceder a su eliminación.
-Espera, espera. No puede ser que haya un intruso en mi cápsula. Nos desparasitamos e hicimos rigurosos controles médicos antes de acceder a la nave. -casi rezaba la cabo Smith mientras recordaba las náuseas y arcadas que tenía antes de entrar en la cámara de hibernación. Quizá debería haber puesto en conocimiento de la doctora Jessica los síntomas y que la hubieran dejado en la estación Géminis. Aunque hubiera tenido que renunciar a sus sueños. Pero ahora que estaba ante aquella situación estaba asustada.
   Llegó hasta la clínica de la nave. Allí se acostó sobre la camilla del escáner y dejó que andrómeda le hiciera el reconocimiento médico. En la pantalla lateral iba apareciendo las imágenes conforme iba bajando el escáner desde su cabeza hacia los pies. Al llegar a su bajo vientre la computadora detuvo el reconocimiento, fijando la imagen en una forma diminuta que se movía cuanto apenas dentro de ella.
-Anomalía detectada. Forma de vida no identificada dentro de su cuerpo cabo Smith. -apuntó el ordenador.
Kate se giró hacia la pantalla y vió lo que parecía en un principio el latido de un diminuto corazón.
-Amplía la imagen Andrómeda.- ordenó Kate.
La imagen fue ampliada dejando ver un pequeño ojo cerca del corazón que latía en su interior. A Kate se le humedecieron los ojos. Estaba embarazada, y eso explicaba todo los síntomas que había ido arrastrando desde su embarque. Intentó levantarse de la camilla, pero fue interrumpida por Andrómeda.
- No se mueva cabo Smith, procederé a extraer el parásito de su interior, vuelva a tumbarse por favor.
-Espera, espera. No es un parásito. Estoy embarazada. No hay ningún problema.
-La base de datos no recoge ningún procedimiento para embarazada. No se contempla ese estado. Se debe proceder a la extracción del parásito.
-Cancela esa orden Andrómeda. Es mi hijo el que crece en mi interior. No puedes extraerlo.
-No entiendo la orden cabo Smith. ¿Por qué no quiere sacar el parásito? Es por su seguridad. Estoy programada para velar por la seguridad de toda la tripulación, aunque sea en contra de su voluntad.-apuntillo el ordenador.
-Pero no me ocurre nada ¿No lo entiendes? es una nueva forma de vida la que crece en mí. Mi hijo y no vas a matarlo. -replicó Kate.
-Debo cumplir el protocolo de seguridad y proceder a la extracción del parásito. No se preocupe no durará mucho.
   Entraron un par de robots de los que normalmente usaba Andrómeda para el mantenimiento de la nave, y sujetaron a Kate sobre la camilla. Ella se retorcía sobre ésta intentado liberarse sin ningún resultado.
-¡Suéltame Andrómeda, es una orden!
-Orden cancelada. Está muy alterada, posiblemente debido a la interacción del parasito en su organismo.

Sobre la camilla apareció una cúpula metálica de la cual colgaban un par de brazos multiherramientas. De uno de ellos salió una especie de bisturí laser.
-¡Para esto Andrómeda, no puedes continuar con esta locura, vas a cometer  un asesinato. La Megacorporación ha cometido un error en tu programación. Esto es algo normal en la vida de las personas!-Lloraba la joven intentando zafarse de las mordazas que habían puesto los robots alrededor de sus brazos y piernas. La computadora seguía el procedimiento estipulado para estos casos haciendo caso omiso de las súplicas de la joven.
 De debajo de la camilla apareció otro brazo que portaba en su extremo una mascarilla  para dormir a la "paciente". De ella saldría el definitivo anestésico que la dormiría y anularía totalmente su voluntad. Kate luchaba contra las máquinas que la sujetaban mientras uno de los brazos intentaba cortar el traje que llevaba puesto para poder dejar su torso al descubierto para proceder a la operación. Al estar moviéndose impedia que el brazo lograra cortar las ropas, por miedo a dañarla. Los robots consiguieron inmovilizar a Kate y el brazo cortó sus ropas con una especie de tijeras. Quedó en ropa interior dejando desde su pecho hasta la pelvis al descubierto, a merced del ordenador que seguía los pasos de la operación programada por el mismo.
-Despierta al capitán y a la doctora Jessica, ellos te explicaran que esto no es malo. Por favor.- imploraba la joven con lágrimas en los ojos.
El mismo brazo sacó una gasa empapada en un desinfectante y untó la porción de piel donde iba a cortar a la cabo Smith. 
   De repente en la nave se sintió una sacudida que hizo que todo aquello se detuviera.
-Nave bajo ataque, cancelada extracción. Procediendo a activar escudos defensivos. Activando armas de defensa.
Kate quedó liberada de las mordazas y se levantó como un resorte de la camilla. Todavía sollozaba.

lunes, 20 de agosto de 2012

Un simple viaje 2

                                                         ANDRÓMEDA


    Jonas se relajó en su sillón mientras revisaba los parámetros de los controles. Estaba emocionado. En el viejo cascarón en el que se formó, cuando llegaba a velocidad warp tres temblaba como si se fuera a desmontar. Todavía  recordaba el miedo que pasó cuando el capitán de aquella nave le ordenó ponerla a toda velocidad. Empezaron a rechinar todos los remaches de aquella nave. Miró al capitán implorándole que revocara la orden que acababa de dar. Por el contrario aquel tipo desaliñado, soltó una carcajada y le dio un largo trago a la botella de licor que portaba en la mano.
-Tranquilo chaval, este cascaron aguantará un ratito más esta velocidad.
  Él asintió sin poder borrar el miedo de sus ojos. El capitán se durmió en su asiento dejando a Jonas que gobernara la vieja y desvencijada nave de carga.
 
   Olsen y Jensen conversaban animada mente mientras terminaban de rebañar sus platos con las rebanadas de pan que les tocaban en la comida. Mientras en otra mesa el capitán repasaba unas anotaciones en un cuaderno al lado de su plato de asado de magnus. La doctora Jessica y Tommy, el otro timonel, comían juntos en la mesa de la esquina, haciéndose carantoñas.
   Kate los observaba sin prestar atención removiendo el plato de gachas que se había pedido y pensando en la noche anterior cuando estaba junto a Michael. Sabía que él se había quedado dolido por el hecho de que ella embarcara en aquel carguero. Últimamente habían abordado varios de los cargueros de la corporación, matando toda la tripulación, y llevándose la carga para luego abandonar la nave. Pero esto eran malos pensamientos y aquel viaje iba a ser tranquilo. Volvería dentro de año y medio para casarse con su prometido y cambiaría de trabajo.
   Pasadas unas horas todo volvía a la normalidad y cada uno seguía su rutina de trabajo. Kate se dirigió a darse una ducha. El estofado de Termas le daba acidez de estómago y la única manera que encontraba de relajarse era darse una ducha fría. Estuvo casi diez minutos debajo del agua, pero la acidez seguía ahí. Así que después de enfundarse de nuevo el mono y antes de volver a sus tareas, decidió pasar por la enfermería a pedir a la doctora Jessica unos anti ácidos.
-Hola doctora, las gachas deben haberme sentado mal, ¿me podría dar unos anti ácidos?
- Claro...¿Kate verdad?
-Sí. Soy la encargada de la bodega y del abastecimiento de la nave.
-Hola encantada de conocerla.¿Me puedes explicar como funciona el suministro del agua? Siempre he tenido curiosidad como se consigue en estos bichos. -Bueno creo que se extrae de la fusión que realiza el impulsor de la nave con moléculas de hidrógeno y oxígeno. Se re-aprovechan las moléculas fusionadas que es de donde se saca la energía para el impulsor, éstas entran en otro complejo sistema donde las vuelve a fusionar pero en menor cantidad y de ahí saca la energía de la nave para el soporte vital. De esas dos fusiones se sacan las moléculas de agua y otra máquina las comprime para tener el tan ansiado fluido.
-Me dejas perpleja - apuntó la doctora- debes de saber todos los tejes y manejes de esta impresionante nave.
-No que va. Los encargados del mantenimiento de la nave son Tommy y Jensen. Ellos son los realmente los ingenieros de esta nave.- Contestó Kate sin poder contener una sonrisa en sus labios.
-Bueno pero tu también estás al tanto de estas cosas. - le replicó la doctora con picantez y otra sonrisa en su boca.
-No, solo lo que se cuenta a veces durante las comidas.-Kate se sorprendió al ver la tesitura que iba cogiendo la conversación, y más aun cuando la doctora la había cogido de la mano.
-Bueno doctora tengo que marcharme. Debo volver a mis quehaceres. - y le retiró la mano.
-Pásate cuando termines para ver como va esa acidez.
   Kate no contestó puesto que ya había salido por la puerta que se cerró automáticamente nada más salir por  ella. Se dirigió hacia la consola que tenía asignada en la antesala de la bodega de carga, para ver si se había entrado correctamente los suministros destinados a cocina, enfermería, botánica y mantenimiento. Los bots encargados del abastecimiento a cargo de las ordenes de Kate estaban terminando de llevar unas piezas  a mantenimiento para terminar de ensamblar uno de los cañones de fotones. Con la prisa que tenían en las altas esferas de la Megacorporación por que saliera la nave, todavía quedaban pequeños detalles por terminar como el susodicho cañón. Las armas de la nave todavía no habían sido probadas, lo cual les dejaba en clara desventaja en caso de un ataque de los piratas. El capitán tenía en mente hacerlo nada más consiguieran terminar de montarlo.
-¿Jensen como llevan el montaje del cañón de fotones?
-Tengo dos bots trabajando en ello día y noche. Estoy repasando las interconexiones, calculo que en unas cinco horas más estará listo para hacer la prueba.
-Bien. Avíseme en cuanto sea posible dispararlo. Quiero tener la certeza que esos tubos sueltan las cargas que nos prometieron. No quiero tener contratiempos.
- A la orden señor - Contestó el chaval.

   Las defensas de la nave estaban compuestas por dos cañones de fotones de larga distancia, capaces de disparar una carga a  500 km de la nave, haciendo un daño considerable en su adversario, pero muy lenta de recarga de energía hasta el siguiente disparo. Pasaban 30 segundos hasta que los cañones volvían ha estar operativos para disparar, lo que provocaba que se tuviera que apuntar con mucha precisión para evitar un contraataque. Se podía gastar como una sola arma disparándolos simultáneamente o por separado. Luego habían dos blasters, cañones de corto alcance, unos 100 km de rango, que eran muy rápidos en la recarga, apenas un par de segundos, y que podían destrozar también cualquier nave que se acercara con malas intenciones. Pero lo que más gustaba a el capitán era el sistema de escudo magnético invertido, capaz de absorber los impactos producidos por armas energéticas hasta en un 60 % minimizando el daño recibido.
 
    Se levantó sobre las siete de la mañana como cada día. Pero algo no iba bien. Fue directamente al servicio y vomitó toda la cena del día anterior. Habían pasado ya catorce días desde que partieran y Kate no había tenido más problemas de acidez, hasta hoy.  Tenía arcadas y no podía separarse de la taza del váter.  Intentó ponerse en pie para llegar al intercomunicador y avisar al capitán de que se retrasaría en sus labores, pero no pudo. Estaba totalmente mareada y el malestar iba en aumento. Se fue desvistiendo y se introdujo en la ducha. Abrió el agua fría y dejó que la empapara por completo. Al cabo de unos minutos el agua produjo el efecto deseado y empezó a encontrarse mucho mejor. Cuando se hubo recuperado, se vistió y acudió a su puesto de trabajo. No quiso pasar por el comedor a por el desayuno, solo de pensarlo le daban arcadas. Comenzó a calentarse la cabeza sobre si comunicar su malestar a la doctora. Si esta lo consideraba oportuno, podían dejarla en la estación Géminis y de allí repatriarla a Marte. Entonces perdería su paga y no podría cumplir su sueño. Solo tenía que aguantar hasta mañana, entonces entrarían en las cámaras de hibernación. Cuando llegaran a destino ya le harían todo tipo de pruebas.

domingo, 29 de julio de 2012

Un simple viaje cap 1

                                                          ESTACIÓN CASIOPEA



    Después de que la Megacorporación, como ellos mismos se hacían llamar, hubiera tomado el control de la Tierra, se exploraron nuevos mundos en busca de recursos que sostuvieran el incremento de demanda desde las estaciones. Megacorporación unió a los diferentes países y estados bajo una misma bandera cuando la situación era insostenible, debido a la escasez de recursos. Ésta prometió conseguir los recursos de donde fuera, obligando a todos los gobiernos a invertir en investigación espacial, exprimiendo las cajas de los gobiernos hasta hacerlos desaparecer, controlando así la totalidad de la economía mundial. Se creó el Megaejercito para, según ellos mismos, la seguridad de la ciudadanía. Después de diversas sondas a los confines del universo conocido, por fin llegó el primer viaje tripulado para la colonización de otros planetas en busca de recursos. El 23 de Marzo del 2154, Megacorporación anuncia que una nave cargada con 100 personas y casi 5 millones de toneladas de carga acaba de ser lanzada al espacio. El viaje se calcula que durará alrededor de 2 años para llegar a su destino. Capella es el destino situado en la constelación Auriga, situada a 42,2 Al de la Tierra. Allí las sondas habían encontrado grandes cantidades de recursos necesarios. Allí se montaría la primera base humana fuera de la Tierra. Tras ésta llegaron 4 más, formando una pequeña red donde los recursos estaban asegurados, aunque los viajes se hacían interminables. Se inventó la hibernación donde la computadora controlaba el viaje mientras los tripulantes dormían plácidamente. Además se habían conseguido unos nuevos motores de electromagnetismo y fusión nuclear, capaces de generar su propia energía y que reducían el tiempo de los viajes a un cuarto. Esto fomento el desplazamiento de grandes cantidades de colonos, en busca de trabajo y fortuna en las nuevas colonias, descongestionando la población de la Tierra en casi un tercio. Los preparativos se estaban llevando con normalidad dentro de lo previsto. La Andrómeda era una nave de carga de última generación. Sería un viaje agradable de nueve meses, con partida desde la estación Casiopea, situada en la órbita de Marte. Según se decía se construyó allí por su situación estratégica en las rutas comerciales hacia la Tierra, descargando así el puerto comercial de la estación Vía Láctea situado en la órbita de la Tierra, saturado cuando empezaron las rutas comerciales fuera de nuestro sistema solar.
 -No tienes por qué hacerlo-Dijo Michael mientras miraba por la ventana de su pequeño apartamento. Un apartamento situado en la planta 56 de un edificio como tantos otros que se habían construido en la colonia de Marte para alojar a los miles de colonos que, llegados de la Tierra, trabajaban en las minas de Almenio y Constrinio.
 -Con tu sueldo, aunque seas capataz, no podemos acceder a un futuro muy prometedor. Además será solo año y medio.  Un simple viaje de ida y vuelta que nos permitirá conseguir nuestros sueños. Luego podremos vivir juntos e ir a la Tierra de viaje de novios. Así conoceremos el mundo de nuestros padres. -contestó Katy con convencimiento.
 -Sabes que no me gusta que te enroles en esos mercantes. -Éste carguero es de última generación , lo estrenamos nosotros. No pasará nada. Cuando vuelva nos casaremos. -Y se abrazó a él dándole un beso.
   Michael correspondió a su abrazo, y la echó sobre la cama, besándola, desnudándola. Empezó a besar sus pechos, unos pechos voluptuosos pero firmes, que automáticamente al contacto con su boca dieron un respingo sus pezones. Ella se estremeció de placer y le acarició el pelo. El siguió besando su cuerpo bajando hacia su vientre y terminando de despasar la cremallera del mono de la Megacorporación. Ella se quitó las mangas de éste, y arqueó la espalda para facilitar que Michael le quitara totalmente el mono. Continuó rozando con sus labios alrededor de su ombligo y bajando hasta su zona pélvica. Él tenía su mono anudado a la cintura, así que ella tiró de su camiseta interior y se la quitó por la cabeza en un segundo. Luego le quitó el nudo que llevaba con las mangas a a la cintura y tiró con fuerza hacia abajo para terminar de quitárselo. Él tumbado de espaldas se dejaba hacer, mientras ella había cogido su miembro con fuerza y se lo había llevado a sus labios, jugando con el glande con su lengua. A cada caricia de ella un escalofrío recorría su espinazo, haciendo que se doblara y estremeciera a la vez. Ella se montó a horcajadas de él y lo cabalgó largo rato, llegando los dos al clímax casi al unísono. Una vez terminado, ella se desmoronó a su lado. La besó en los labios, y se abrazó a ella. Ella todavía intentaba recuperarse del esfuerzo realizado. Así se durmieron los dos enamorados, conscientes que a partir del día siguiente se separaría por un periodo de año y medio en el viaje que ella iba a emprender. Michael se levantó como cada día para acudir a su trabajo. Se dio una ducha y se cambió la ropa interior. Ella despertó y vio como él seguía con su ritual de cada día.
 -¿Qué hora es? - preguntó ella todavía entre dos sueños.
-Van a ser las seis y media. No quise despertarte hasta las siete para que pudieras dormir un rato más.
 -Me voy a tirar nueve meses durmiendo. Prefiero estar media hora más contigo. - Y lo abrazó por detrás besando su cuello. Él se revolvió y la abrazó con fuerza estrechando contra sí el cuerpo desnudo de ella.
    Se despidieron a la puerta de la estación de trenes. Él debía coger el que le llevaba hacia las minas, mientras que ella iría hasta el puerto espacial donde cogería el transbordador que la llevaría a la estación espacial. Una hora más tarde estaba formando cola a la puerta del médico que les hacía la última revisión antes de embarcar en su nueva nave. Pasó todo tipo de pruebas, dando negativo en todo tipo de virus y de afecciones.
 -Perfecto- pensó. Se dirigió hasta el muelle de atraque donde estaba el coloso llamado Andrómeda.
 -Se presenta la cabo Smith, Kate Smith. -Dijo dirigiéndose al puesto de guardia y entregándoles el pase especial que llevaba.
 -Vaya, así que tu eres la supervisora de carga. Muy bien aquí tienes los informes de la carga. Que te diviertas bonita.- Y le entregó el inventario de la carga. Ella suspiró y forzó una sonrisa. Extendió la mano y cogió la pda con todo el inventario. Enfiló el pasillo que la llevaría hasta la puerta de atraque. Allí se presentaría al capitán Homes. Era su segundo viaje con él y el primero había ido todo perfectamente. Se abrió la puerta del muelle de atraque y ante ella se veía un pequeño trozo del lateral de aquella fastuosa nave de carga. Introdujo su tarjeta de identificación en la ranura que había a tal efecto, y se abrió una puerta que le permitía el acceso al interior de la nave. La puerta se cerró tras de sí una vez hubo entrado. Se dirigió hacia la bodega de carga donde en breve empezarían los trabajos para el traslado de todo el material al interior de la bodega.
 -Buenos días cabo Smith, bienvenida a bordo. Soy Andrómeda, la computadora de la nave. Seré su asistente durante la carga. Cualquier cosa que necesite solicítemela.
 -Gracias Andrómeda. Me alegro de tener una voz femenina en la nave.- Dijo mientras se dirigía por los pasillos hacia la bodega. Tal y como avanzaba por los pasillos se encendían las luces por delante suya y apagándose por detrás suyo al pasar por allí. Aquello funcionaba por sensores de movimiento que controlaba la computadora Andrómeda. Al fin llegó a la puerta de acceso de la bodega de carga y apretó el pulsador para abrirla. Ésta se abrió y ante sus ojos se extendía una enorme sala, a oscuras.
 -Luces Andrómeda.
 -Enseguida cabo Smith.- Y acto seguido empezaron a encenderse los centenares de puntos de luz que iluminabas la estancia.
-Si lo desea puede utilizar el vehículo situado a su derecha para desplazarse hasta la entrada del hangar.
-Gracias Andrómeda.- Y subió a una especie de bugui, que iba sobre raíles y solo llevaba una palanca de aceleración. Accionó la palanca a medio recorrido y el vehículo se puso en movimiento a una velocidad bastante elevada. La distancia hasta la puerta de carga era casi de un kilómetro, así que tardó unos treinta segundos en llegar. Cogió la pda y miró el plano de situación de la carga en la bodega. Primero tendrían que cargar la comida prevista para el viaje. Unas dos toneladas. Abrió la puerta de embarque y se dirigió hacia el ordenador de control. Allí conectó la pda a éste. Automáticamente  los robots de carga empezaron a entrar los bultos de diferentes tamaños y a descargarlos en la posición que Kate había diseñado para tal efecto. Ella a través de la pantalla del ordenador controlaba que cada paquete descargado iba a parar al lugar señalado. Cuando empezaron a entrar las piezas enormes que debían servir para la ampliación de la estación Zeus, sabía que ya solo le quedaba un par de horas para terminar. De repente apareció por detrás suyo el capitán. Venía montado en otro vehículo como el que había utilizado Kate para llegar allí. Al bajar el capitán el vehículo que lo lo había traído volvió a la posición inicial. Ésto era debido a que solo había dos vehículos en la bodega para el desplazamiento de personas, así que si aquí había un vehículo ya anteriormente, el segundo vehículo volvía a la posición inicial.
-Buenos días Cabo. ¿Cómo van los trabajos de carga?
-Buenos días capitán. Bien, todo según lo previsto. En menos de media hora estará todo en su sitio.
-Buen trabajo Kate, sigue así. Cuando termines ven al puente, quiero que esté toda la tripulación en el puente de mando para la puesta en marcha de la nave.
-Así lo haré señor.
     Y dicho esto subió al vehículo que había quedado junto a ellos, llevándose el único medio de transporte que quedaba junto a Katy. En unos minutos el vehículo volvió solo conducido por Andrómeda. Terminó la carga de todo el material que había sido previsto y los robots encargados de cargarlo fueron abandonando el hangar conforme descargaban el último bulto que traían. Katy suspiró y desconectó la pda del ordenador, lo apagó y subió al vehículo para volver hacia la zona habitable de la nave. Una vez hubo salido de la bodega de carga se dirigió hacia el ascensor para subir a la cubierta 1. Recorrió el pasillo que daba al puente de mando cruzándose con varios de los robots de mantenimiento que habían en la nave para la conservación y reparación de la misma, y cuyas ordenes las recibía directamente de la computadora central Andrómeda. Ésta se encargaba del mantenimiento de la nave durante la travesía, ya que los tripulantes irían dormidos en sus cámaras de hibernación.
    Todo estaba ya preparado para el inicio del viaje. Solo faltaba la autorización desde la estación Casiopea para poder soltar amarras como lo diría el capitán Asley, Tom Asley.
   El capitán Asley era un hombre experimentado, con más de treinta años de servicio bajo las ordenes de la Megacorporación. Le gustaba compararse con los marinos que antaño surcaban las aguas de la Tierra. Gran amante de la lectura de aventuras y de piratas, utilizaba muchos de los términos que en aquellos libros habían recogidos. Llegó a la entrada del ascensor por el que se accedía al puente de mando y entró en él. Pulsó el botón para subir y en unos segundos se abrieron las puertas. Ante ella se abría una amplia sala donde se encontraban el capitán, los dos timoneles, Jonas y Tommy, encargados del control de la nave, el navegante Pedro, encargado de la cartografía, trazar el rumbo y sortear los posibles campos de asteroides si los hubiera, y los artilleros Olsen y Jensen, encargados de las armas, que habían sido incorporadas para la protección, debido a que, algunos de los cargueros habían sido asaltados por piratas espaciales de otros mundos, dando lugar a que se cogieran medidas preventivas contra estos ataques. Éste era el equipo del puente, pero también habían asistido a la inauguración del navío estelar la doctora Jéssica, encargada de velar por la salud de todos ellos.
-¡Andrómeda abre un canal de comunicación con la estación Casiopea! - Ordenó el Capitán.
 -Canal abierto Capitán Asley.- Contestó la computadora.
 -Aquí el capitán Asley al mando de la Andrómeda, solicito permiso para iniciar maniobras de desatraque.
 -Permiso concedido Capitán. Que tengan un buen viaje.- Contestó una voz por los altavoces.
 -Jonas suelta amarras. Tommy pon rumbo a Delta 5h.
 -¡Si señor! - Contestaron al unísono los dos timoneles. Las presas magnéticas que sostenían el inmenso navío varado en el muelle de atraque se soltaron a la vez, liberándolo. La monstruosa nave espacial de mil quinientos metros de eslora, aunque cabe decir que la inmensa mayoría estaba ocupado por la bodega de carga y los propulsores, comenzó a acelerar separándose progresivamente de la estación Casiopea.
-Alineamiento completado Capitán. Listos para entrar en warp.- Anunció Tommy esperando la orden del capitán.
-¿Algo que añadir teniente Pedro?- Interrogó al navegante.
-No señor.
 -Está bien, velocidad warp tres
-A la orden señor.- contestó Jonas, el otro timonel. La nave aceleró y de repente pasó a la velocidad establecida. Todos los allí presentes se relajaron y se desabrocharon los cinturones de sujeción que les amarraban a los asientos.
-Bien, ya estamos en proa al sistema Delta 5h. Ahora dos semanitas de navegación y en cuanto viremos hacia nuestro destino, podremos irnos a las cámaras de hibernación. -Comentó el Capitán.
 -Tengo hambre. Me comería un magnus entero.- Suspiró Pedro.
-Vayamos al comedor y comamos algo. Jonas haces el primer turno.- Ordenó al timonel.
-Si señor. Guárdarme algo de estofado de termas.- Contestó entre risas.
     El buen ambiente reinaba entre la tripulación, y entre bromas abandonaron el puente de mando todos menos Jonas que se encargaba de controlar los sistemas de navegación. Éste conectó el piloto automático.
 -Piloto automático activado. -Anunció Andrómeda.

domingo, 15 de julio de 2012

SOLO

   Abrió los ojos y miró en rededor.No sabía donde se encontraba.  Estaba empapado a orillas del lago artificial que había en el parque. Debía haber caído dentro perdiendo el conocimiento.Salió del agua y se dirigió a una de las puertas del parque.Empezó a caminar por esa calle desierta mirando hacia el interior de las tiendas. Nada, estaba todo vacío. ¿Donde estaba la gente? Los coches se amontonaban en las calles de manera desordenada. Algunos habían colisionado entre si. Miraba por las ventanillas de los vehículos buscando algún cadáver o alguna señal de lo que hubiera podido suceder. Tampoco había signos de animales, pájaros, gatos, perros...
   Llegó a un cruce donde al parecer había una concentración máxima de vehículos. La gente había intentado salir hacia el exterior de la ciudad sin conseguirlo. Se dirigió hacia una tienda de electrodomésticos con la esperanza de que los televisores estuvieran en marcha con algún canal de noticias que le pudiera aclarar que había sucedido. Entró por la puerta dirigiéndose a la sección audiovisual. Los televisores estaban en marcha. Algunos tenían una película puesta, y otros estaban "sin señal". Se dirigió al estante de las radios, cogiendo una la conectó a un enchufe, y empezó a sintonizar alguna emisora. Nada, no emitía nadie.
   Cada vez estaba mas nervioso. Fue a la sección de informática. Tenía la esperanza de que alguno de los ordenadores que habían allí tuviera internet para poder conectarse a las redes sociales y pedir auxilio. Empezó a revisar uno por uno los ordenadores conectados. Ninguno tenia señal ni de wi-fi ni de internet por cable. Corrió hacia la sección de telefonía. Cogió un móvil, abrió uno de los cajones del stand y sacó uno de los sobres donde había una tarjeta de prepago. La introdujo en la ranura del móvil y lo volvió a montar. Inició el terminal y puso el pin que le venía en la tarjeta. Perfecto arrancaba sin problema. Pero al intentar llamar se dio cuenta que no había cobertura. Salió fuera de la tienda esperando tener mas suerte. Nada, no había cobertura fuera tampoco. Volvió a entrar a la tienda y en uno de los stands de información descolgó un teléfono que tenían allí. Lo lanzó contra el mostrador, tampoco tenía linea. Salió de la tienda y empezó a caminar errático.Llegó a la altura de una tienda de comestibles con la puerta abierta. Entró dentro con la esperanza de encontrar a alguien. Sabía que si el dueño estaba, aunque fuera escondido si el robaba algo de comer saldría a detenerlo. ¡Claro! ¿Por que no lo había pensado antes? Se dirigiría a una oficina bancaria y haría saltar la alarma. Así la policía vendría a detenerlo, y seguro que le darían  una explicación de lo que había pasado.
     Cogió dos barritas de chocolate y se puso a buscar una oficina bancaria. Tres calles mas abajo la encontró. Se dirigió hacia ella y entró por la puerta sin demasiados problemas. Estaba todo como si la gente hubiera tenido que salir precipitadamente. Accedió a los puestos de cajeros. El dinero estaba allí, pero no lo tocó. Buscó algún tipo de interruptor que accionara la alarma. ¡Bingo! Estaba debajo del mostrador. Apretó el botón  y salió fuera. Su corazón se había acelerado considerablemente. La alarma chillaba como una descosida taladrando sus tímpanos. Después de media hora esperando con un dolor de cabeza insoportable por culpa de la alarma, se dio por vencido.Se dirigió hacia una farmacia. Necesitaba algo que le calmara la migraña que le había producido la alarma. Encontró una no muy lejos de allí, vacía. Procedió a coger cajas de antibióticos, aspirinas, esparadrapo, tiritas, etc. Quería tener buena reserva.   Tenía que montar algún tipo de plan para subsistir mientras no cambiara la situación. Entró en un concesionario de vehículos todo terreno, buscando las llaves de una de las pickup. Esta le serviría para cargar provisiones. Se dirigió a la tienda de comestibles que había estado antes, y empezó a meter en un carrito todo tipo de latas de conservas. Al mismo tiempo iba cogiendo de la sección de congelados todo tipo de pescado y carne que se pudiera guardar en el congelador. También cogió de la sección de verdura mucha cantidad de pimientos, pepinos, cebollas, ajos, tomates etc. Salió fuera y empezó a cargarlo todo en la camioneta. De repente, vio a lo lejos alguien que cruzaba la calle. Subió a la camioneta y se dirigió a toda velocidad hacia allí. Al llegar a la altura, la persona había desaparecido. Empezó a gritar y a tocar la bocina llamándola con la esperanza de que lo escuchara.
   Pero fue inútil, no apareció nadie. Empezaba a dudar de su cordura. Necesitaba creer que no era el único superviviente de...fuera lo que fuera lo que había sucedido. Volvió a la tienda de comestibles y terminó de cargar. Volvió dentro y cogió varios paquetes de agua embotellada, así como de cerveza y de cola.
   Subió a la camioneta y se dirigió hacia su casa. Vivía en una casita adosada. Bajó de la pickup y abrió la puerta del garaje. Sacó su viejo vehículo de allí, dejándolo aparcado en la calle. Entró la camioneta y cerró el garaje. Después de distribuir la comida en los armarios y congelador, se dirigió al baño y se dio una ducha. Se afeitó y se cambió la ropa. Bajó al garaje y sacó la camioneta de este. Se dirigió hacia una gasolinera y le llenó el deposito. Se iba a dedicar a dar vueltas por la ciudad. Seguro que al final conseguiría encontrar a  alguien. Empezó a rodar por la ciudad, a velocidad lenta. Quería asegurarse de que distinguía cualquier movimiento que se produjera. Así que después de tres horas dando vueltas, al final desistió. Se fue  a casa. Tenía hambre e iba a prepararse un buen bistec con verduras. Mañana volvería a "patrullar" las calles.
   Conforme pasaban los días se volvía mas descuidado en sus maniobras.Dejaba las tiendas destrozadas, conducía por encima de la acera. Incluso saqueaba bancos y guardaba el dinero en la bañera de la casa de al lado. Se había trasladado a la zona residencial alta. La que estaba a las afueras de la ciudad. Prácticamente ni se aseaba. Casi siempre iba borracho. Se había dejado perder totalmente y estaba perdiendo la cordura. Se hizo con una emisora de onda corta, y todos los días la ponía en marcha cambiando canales por si conseguía captar algo. Así día tras día aquella situación se convertía en una desesperación. Iba a toda velocidad por las calles esquivando los vehículos que habían tirados por allí. Se había convertido en un juego para él. Hoy tocaba patrullar la zona norte. Era donde había visto por primera vez a aquella persona a lo lejos.  Quizá hoy tuviera suerte. Iba a gran velocidad, sorteando los obstáculos. De repente salió de su izquierda una mujer, rubia , mediana edad,que salía de una tienda de comestibles haciéndole señales con los brazos. No la pudo esquivar llevándosela por delante. El impactó la proyectó unos diez metros por el aire.
    Salió del coche y se aproximó a ella a toda prisa. La había matado. Se sentó a su lado y se puso a llorar como un niño. Su estado de desesperación había llegado a cotas máximas. Cuando se calmó, subió al coche y empezó a aumentar la velocidad considerablemente. Tenía la mente nublada. Sabía lo que iba ha hacer y pisó a fondo.
   No se había puesto el cinturón y el impacto con el camión que había en la calle lo proyectó a través de la luna delantera.
    Salieron de detrás de un edificio alertados por el impacto. Eran tres, dos mujeres y un hombre. Se dirigían corriendo hacia él. Intentó moverse pero no pudo.Había caído con tan mala fortuna que se había incrustado el limpiaparabrisas del coche en su espalda, perforando un pulmón. Los vio llegar hasta él e intentaron levantarlo. .Intentó decirles algo, pero lo único que consiguió fue esputar sangre. Luego cerró los ojos para no volver ha abrirlos nunca más.

sábado, 5 de mayo de 2012

Quisiera agradecer a toda la gente que ha seguido la publicación de mi primera novela. Espero que haya gustado y en el futuro conseguir engancharos con algo mejor. Continuaré exponiendo relatos cortos que tengo para el que le interese. Gracias de nuevo.

Sombra oscura cap 20

Llegó a la habitación después de la entrevista con el capitán. Se encontraba fatal. Se había bebido unos sorbos de aquel whisky que le había ofrecido. Fue directamente al servicio y empezó a vomitar sangre a borbotones. Elly estaba muy asustada. No sabía que hacer. Cogió una toalla y mojándola con agua fría se la puso en la frente. Estuvo casi veinte minutos en los que no se podía separar de la taza del váter. Las nauseas eran tremendas. No recordaba ya la última vez que intentó ingerir algo que no fuera sangre y que le produjo la misma sensación. Encima estaba mareado puesto que el alcohol se había diluido en la sangre provocándole un estado de embriaguez. Estaba pálido como el mármol. Cuando consiguió levantar la cabeza de la taza del váter, su cara era un autentico poema. Elly lo acompañó a la cama y allí le tumbó. Le daba todo vueltas. La joven se aproximó al escritorio donde tenían un abrecartas y con él se hizo un corte en la muñeca. Se la aproximó a la boca y le dijo con cariño -Bebe. El barco había parado la marcha de aproximación al puerto. Allí a menos de media milla náutica esperaba a que tres remolcadores se aproximaran para remolcar el navío hasta el interior de la dársena. Uno de aquellos remolcadores se aproximó al lateral del buque donde se encontraba una pasarela de acceso. Por ella subió un hombre con indumentaria marina. -Bienvenido a bordo. Pase por aquí. - Invitó el capitán. -Gracias. Soy el práctico del puerto de Portsmouth. -Se presentó el recién llegado estrechando la mano del capitán. -Sígame y le conduciré hasta el puente de mando. - Se ofreció el capitán. -Gracias. Con mucho gusto. - Y dicho esto le siguió. Mientras ya se habían lanzado las maromas de arrastre que unirían los remolcadores con el crucero. En la habitación, mientras, Jon ya se había recuperado de su malestar, en parte gracias a la sangre que le había ofrecido Elly. Terminaron de arreglarse y de hacer las pocas maletas que llevaban. El barco había atracado ya en el puerto y se estaban colocando las pasarelas para qué los pasajeros pudieran bajar del navío. Llamó un miembro de la tripulación que traía una carretilla para llevar el equipaje de la pareja. Jon le indicó lo que tenía que cargar y éste se lo llevó, no sin antes recibir una generosa propina. -¿Nos vamos cariño? -interrogó a su acompañante. -Sí. Voy a echar de menos el barco. Me lo he pasado muy bien a bordo.- contestó ella con resignación. Salieron de la habitación, siguiendo al botones que llevaba su equipaje. Entraron en un ascensor que les llevó hasta el garaje del barco donde les esperaba el Ferrari. Allí cargaron las maletas en el pequeño maletero del vehículo. Tuvieron que dejar una de las bolsas a los pies de Elly. Había un seguridad coordinando la salida de vehículos. Éste les hizo indicaciones de que se colocaran en la cola de salida. Una vez en tierra firme, la cola se bifurcaba en varias más hasta la entrada de la aduana. Pasaron la revisión, entregando sus visados. El agente registró la maleta más grande, y luego les dejó pasar. Estaban en Gran Bretaña. Ahora desde allí se dirigirían hacia Europa, posiblemente España. De repente, empezaron a entrar coches de la policía por las verjas que rodeaban el puerto, cosa que la pareja no esperaba. Jon tenía la esperanza de poder salir de esas dichosas verjas antes de que se montaran los controles pertinentes. Pero no fue así. El capitán del barco había sido informado de otro cadáver en la sala de máquinas del barco. Hacía diez minutos que lo habían encontrado al mover los bultos que allí tenían de piezas de reparación y engrase. Dentro de una de las cajas grandes se encontraba el cadáver. Llevaba varios días muerto y, como era lógico, estaba ya en estado de descomposición. Uno de los encargados de controlar los paneles de control de las máquinas había dado una descripción de una pareja que se había movido por allí hacía dos o tres días. La descripción concordaba con los señores Leslie. Dio parte inmediatamente a las autoridades portuarias y éstas avisaron a la policía. El control estaba montado. La cola de coches que salían se había ralentizado sobre manera. Comprobaban cada coche de arriba a abajo. Jon esperaba que no los estuvieran buscando a ellos. Así que no salió de la cola. Esperó a que le tocara el turno, luego se puso a la altura de un agente que le saludó con desgana y le pidió que le entregara las documentaciones. Éste se las entregó a través de la ventanilla. El policía al abrir el pasaporte de Jon hizo un gesto de contradicción y se dirigió hacia el coche policial. Jon se había percatado del gesto. Por el retrovisor vio como dos agentes se acercaban a su vehículo con la mano en la cartuchera. No podía esperar más. Metió primera y aceleró al máximo. Rompió con el techo del coche la barrera de salida. Los agentes le dieron el alto y empezaron a disparar. Las balas rompieron la luna trasera del vehículo. Salieron en persecución del Ferrari dos patrullas de policía. Pero en poco tiempo los perdió de vista. Sabía que tenía que esconder el vehículo a toda costa. Se reía para si mismo. Eran demasiado rápidos para que les atraparan tan fácilmente. Vio en el salpicadero del coche, que estaba echo de caoba natural, dos impactos de bala. Éstos habían astillado el salpicadero produciendo unas grandes brechas en él. -Nos ha ido de poco. ¿Qué te pasa que no dices nada?- dijo mientras conducía a gran velocidad. Pero Elly no contestaba. Disminuyó la velocidad y metió el coche en una carretera de tierra que salía en un lateral de la carretera. Allí escondió el coche entre los arboles. Se giró hacia la joven que había apoyado la cabeza sobre el salpicadero. -¿Elly estás bien?- y con la mano levantó la cabeza de la joven. Al ponerla en posición erguida vio su pecho repleto de sangre. -Elly por favor dime algo. La cogió como pudo y la sacó del vehículo tumbándola sobre el capó. Tenía los ojos cerrados y no respiraba. Le abrió la camisa con las dos manos dejando al descubierto sus pechos. Bajo el seno izquierdo, había una herida de la que manaba abundante sangre. Intentó taponar la herida con su mano, pero notó un pinchazo en la palma. Metió los dedos en la herida y sacó con bastante dificultad una astilla de unos cinco centímetros por dos de ancho. Le había perforado el corazón y parte de ella seguía clavada en él. Él estaba temblando. Se encontraba allí, junto a ella sin saber que hacer o a quien acudir, y por si fuera poco la policía les buscaba. Empezó a llorar como un niño bañando su cara y su camisa de su propia sangre. Levantó la cabeza mirando el cielo y profirió un grito desgarrador.

lunes, 30 de abril de 2012

Sombra oscura cap 19

El capitán invitó a sentarse a la pareja en un cómodo sofá que se encontraba en uno de los laterales del camarote. A continuación les ofreció cualquier tipo de bebida que quisieran consumir. Éstos lógicamente lo rechazaron. Jon tenía cara de pocos amigos. Sabía que estaban jugando una de sus últimas bazas y en ello les iba su existencia por así decirlo. Observaba al capitán que estaba sudando. Se encontraba incómodo en aquella situación. Habían acusado a uno de los más ricos que viajaban allí. Además era una persona que se había mostrado amable y educada en el trato, más si cabe generosa, pagando la barbacoa de la noche anterior. Su cabeza daba vueltas. El empleado debía haberse equivocado en señalarle a él. Estaba oscuro, como bien había dicho el empleado al contarle lo sucedido. -Bueno- Dijo después de carraspear – No sé por dónde empezar. Es una situación embarazosa para mí y quisiera tener el máximo tacto posible en afrontarla. -Tranquilícese capitán. - Suavizó Jon con un tono bastante afable. -Pues el tema es que... anoche, prácticamente al amanecer, alguien arrojó al mar el cuerpo sin vida de una mujer. Uno de los empleados del barco afirma que le vio a usted echándola al mar... Jon soltó una carcajada y respondió: -Perdone que me ría capitán, pero a esas horas si no recuerdo mal estaba en nuestro camarote haciendo el amor con mi mujer. - Soltó en tono distendido mirando a su pareja. Elly se ruborizó y asintió con la cabeza. El capitán cada vez tenía más claro que había sido un error. Mandó llamar al trabajador, para que rectificara en su acusación. En unos minutos se presentó allí. Los miembros de seguridad le dejaron pasar. -¿Cómo te llamas chico?-preguntó el capitán que estaba rojo de ira. El muchacho, que vio como el capitán le observaba furibundo tardó unos instantes en contestar. -¡Contesta! -Señor, soy Alejandro. -Bien Alejandro. ¿Es éste el hombre que viste anoche? Jon que se esperaba algo así, intervino en la mente del joven haciendo que sus recuerdos fueran confusos. Empezó a balbucear. -Yo señor...estaba oscuro...no...no veía bien. Posiblemente me equivoqué. Pero se le parece tanto. Yo.. no sé... -¡Sal de aquí! Ya hablaremos luego tú y yo.- Ordenó el capitán. El chico obedeció con lágrimas en los ojos. Estaba confuso. No podía articular dos palabras seguidas. Y encima el capitán la había tomado con él. Perdería el trabajo y, lo que es peor, posiblemente le acusarían de perjurio y no le pagarían. Estaba desolado. -Capitán – Empezó Jon una vez hubo salido el joven de la habitación – No sea demasiado duro con él. Estaba oscuro y supongo que tendría miedo del sujeto. -Es intolerable que un miembro de mi tripulación acuse a una de las personas del pasaje sin fundamentos. Haré que despidan a ese inútil. -Por favor capitán. Sea comprensivo. Quizá tenga una familia y dependa de su sueldo para mantenerla. Déjelo solo en una reprimenda. Pues no quisiera que por un malentendido se le echara de su trabajo. Por mi parte todo está olvidado. ¿Verdad querida? - Dijo girándose hacia Elly. -Claro cariño. Pobre chico tendría sueño, unido a la falta de luz, le hizo ver lo que no era- Se congració ella con lo que acababa de decir su marido. El capitán ya más tranquilo después de las palabras de sus huéspedes se relajó y se levantó a servirse un whisky con hielo en un vaso. -¿Les puedo invitar a algo?- Dijo girándose hacia la pareja. -Otro igual capitán, gracias.- contestó el vampiro. Mientras le dijo a Elly que abandonara la habitación y que fuera hasta su camarote. Él iría dentro de un rato. -Yo debo marcharme capitán. Tanto emoción me ha agotado. Iré a nuestro camarote y me acostaré. - Dijo ella levantándose. -Uno de mis hombres la acompañará hasta allí. El asesino continua suelto.- Le comunicó el capitán. Dio orden a su jefe de seguridad que un hombre la acompañara a su camarote y que continuaran vigilando por todo el barco. En menos de dos horas atracarían y no quería que sucediera nada más. Ella salió de la habitación acompañada por un miembro de seguridad. El capitán entregó a Jon un vaso con el whisky que le había servido. Éste miró el vaso e hizo una mueca. -Es uno de los mejores que existen en el mundo. Es uno de los pocos vicios que tengo señor Leslie. -Debe ser muy bueno. Yo no acostumbro a beber alcohol. Pero un día es un día. - Y levantando el vaso lanzó un brindis. - Por un final feliz. -Por un final feliz. - Suspiró el capitán.

martes, 24 de abril de 2012

Sombra oscura cap. 18

A las diez de la mañana llamaron al capitán. Habían recuperado un cuerpo que, supuestamente, había tirado un pasajero por la borda. Apareció por la enfermería donde tenían el cuerpo sobre una camilla. Era una mujer joven, morena, de unos treinta años, que al parecer había muerto en circunstancias extrañas. -Buenos día doctor Smith. ¿Qué ha ocurrido? -Parece ser que han asesinado a esta joven. Estoy todavía examinándola. Pero yo no soy forense y no se hasta que punto podré averiguar la causa de la muerte. -¡Dios! Esta travesía está maldita. ¿Cree usted que es conveniente llamar de nuevo a la policía española? -Deme unas horas hasta que inspeccione el cuerpo. Haber si consigo averiguar algo. -¿Dónde está el limpiador que vio como tiraban el cuerpo? - Dijo girándose hacia el marinero que le había acompañado. -Se encuentra en 3ª clase. Está terminando su turno.-Contestó éste con celeridad. -Está bien. Haga que lo envíen a mi camarote enseguida. Quiero hablar con él.- Y con esto salió de la enfermería. Al salir por la puerta se dio la vuelta y se dirigió al doctor. -Manténganme informado.- Y cerró la puerta tras de sí. Diez minutos después llamaron a la puerta del camarote del capitán. -¡Adelante! -Buenos días señor. -Siéntese- Invitó el capitán al trabajador. -Gracias señor. -Está bien, cuénteme lo que ha visto. -imperó el capitán. -Si señor. Pues verá yo estaba cambiando del pasillo C al pasillo D para continuar con mi rutina. Tengo que decir que me las arreglo para llegar al final del pasillo de manera que, para cambiar de pasillo, en vez de ir por el interior lo hago por cubierta. Me gusta notar el fresco de la mañana. -Por favor vaya al suceso. No tengo demasiado tiempo.- Rogó el capitán algo impaciente. -Pues bien, como le digo estaba cambiando por la cubierta exterior de pasillo cuando vi que desde la puerta del pasillo F salía un caballero con el cuerpo de una mujer en brazos. Sin mediar palabra la tiró por la borda. Le grité que se detuviera, pero cuando lo hice se metió dentro del pasillo F y desapareció de mi vista. -¿Pudo verle la cara? - Interrogó el capitán cada vez más nervioso. -A medias señor. -¡Explíquese! -Ordenó el capitán. -Bueno lo vi de perfil señor. Además no había demasiada luz y fue un instante. Pero si lo volviera a ver es posible que lo reconociera. Era un tío elegante, bien vestido, y con gran altivez en sus gestos. Un rico me atrevería a afirmar. -¿Me está diciendo que un caballero de 1ª clase es el causante de esa muerte? -Sí señor. Seguro al cien por cien no, pero yo creo que sí en un noventa y cinco por cien. Ese porte no es normal en un hombre corriente. -Está bien haremos lo siguiente... Sobre las siete de la tarde Jónathan ya se había duchado y vestido. Estaba alterado. Presentía el peligro, pero no sabía por qué. Elly estaba en esos momentos en la ducha. También estaba más callada de lo habitual, aunque no habían comentado nada entre ellos. Se sentó delante del portátil como hacía cada día al levantarse. Le gustaba mirar los resultados de la bolsa, ver como las acciones de sus empresas crecían o disminuían de valor. En definitiva, estar enterado de todos los movimientos que habían sufrido durante la jornada. Por debajo de la puerta deslizaron una nota. Era del servicio del comedor. Servicio de comedor El capitán informa: Están invitados a la gran cena de esta noche en la que se revivirán los años 70. El servicio empezará a las 21:30 horas. Elly salió del baño. Iba enrollada en una toalla que definía sus curvas. -¿Qué es eso Jon?-Interrogó la joven. -Una invitación a la cena de esta noche en el gran comedor.- respondió con desgana. -Debería comprarme otro vestido para hoy. Y tú estarías impecable con un traje blanco. Parecerás el mismísimo capitán. -Le imploró con carita de ángel. -Está bien. Vístete rápido y vamos haber que encontramos.-Accedió. Era incapaz de negarle nada. Además un traje blanco cambiaría su habitual vestimenta, siempre con trajes de Armani negros. Salieron de la habitación y se dirigieron a la zona comercial del barco. Entraron en una tienda de vestidos de noche para mujer. Elly se probó dos y al final como no le acababan de gustar, se probó un tercero que le quedaba espectacularmente bien. Compró unos pantys en negro, que se pondría con aquel traje de falda corta, por encima de las rodillas, ajustado a la cadera que realmente le realzaba sus curvas y la hacía parecer una diosa. Salieron y fueron en dirección de la tienda que había de trajes para caballero, donde tenían trajes de todas las marcas. Encontraron un traje en color hueso muy claro, casi blanco de Mássimo Dutti. Elly insistió a Jon para que se lo probara y éste accedió. La modista del local le arregló los bajos en unos minutos, así que fueron a la habitación para cambiarse, ya que eran las nueve de la noche y tenían poco tiempo. Llegaron al gran salón y se sentaron en una mesa particular para los dos. Jon no quería estar con nadie aquella noche. Todavía tenía esa sensación de peligro. Empezaron a sacar los primeros platos, que consistían en una ensalada de mariscos con salsa rosa. Hoy habían más camareros de los habituales. Estaba inquieto y ella se percató de ello. Le miró interrogándole, y éste le respondió telepáticamente que tenía una extraña sensación aquella noche. -Yo también- Susurró ella. -Debemos estar atentos a cualquier cosa que esté fuera de lo normal. Ella asintió. Intentaba usar sus sentidos, expandirlos como había visto a Jon hacerlo antes. Él estaba allí, serio, casi con los ojos cerrados, concentrado en todo lo que ocurría a su alrededor. Ella observaba a su alrededor, sonriendo aquellos comensales que se giraban al sentirse observados. De repente uno de los camareros que salía de la cocina cruzó su mirada con Jon. Pasó por el lado de la mesa sin decir nada, pero Jon sintió su nerviosismo. Iba temblando con dos platos en las manos. Lo normal en aquellos camareros, que habían sido seleccionado entre una gran afluencia a las entrevistas de trabajo, era llevar de dos a tres platos por mano. Algo no cuadraba. -Debemos irnos Elly.- imperó Jon levantándose. Ella obedeció y se levantó. Se dirigieron con celeridad, pero sin correr hacia la puerta que daba a la cubierta exterior. Allí había apostado un miembro del V. S. que se habían colocado en cada salida. Jon penetró en la mente de éste para que abriera la puerta y les dejara pasar. El guardia le obedeció como un corderito. Mientras el falso camarero, pues era el miembro del servicio de limpieza se había acercado a la mesa del capitán para indicarle que había identificado al caballero que arrojó el cuerpo de la mujer la noche anterior. Pero al señalar hacia la mesa donde instantes antes estaban la pareja, la sorpresa se apoderó de él. El capitán del barco llamó al maitre y le preguntó quién se había sentado en aquella mesa. Cual fue la sorpresa del capitán cuando éste le informó que había sido ocupada por los Leslie. -¿Estás seguro? - interrogó al limpiador levantando la voz. Mientras el jefe del servicio de vigilancia se había acercado a la mesa y esperaba ordenes del capitán. -Sí señor. Era él. No puedo equivocarme.-contestó nervioso el falso camarero. -Señor Collins busquen a los Leslie por todo el barco si es preciso y traíganles a mi presencia. - Ordenó el capitán. -Voy enseguida señor.- Y dicho esto hizo un gesto a sus ayudantes y salieron por la puerta que minutos antes había salido la pareja. -¿Por qué no les has detenido?- interrogó al guardia que estaba allí apostado. -No lo sé señor. Todo está confuso en mi cabeza. Es como si me hubieran hipnotizado por unos instantes. - contestó sonrojándose por el bochorno que estaba pasando. Salieron los cuatro por la puerta y el señor Collins pidió que se unieran a ellos cuatro hombres más de su servicio. Allí distribuyó a su gente por las diferentes puertas de los pasillos, siempre en parejas, para evitar ser sorprendidos. No sabían por donde habían ido, así que empezaron desde la puerta A a la D. Tenían que entrar en todas las habitaciones y registrarlas. Llevaban llaves maestras para el cometido, con lo que no tendrían que forzar ninguna puerta. A los veinte minutos se volvieron a encontrar en la cubierta de 1ª. -Nada señor- Informó uno de los miembros que había ido por el pasillo A. Los demás equipos también negaron con la cabeza al cruzar su vista con la mirada inquisitiva de su superior. -Prosigamos. - Repartió los equipos por las diversas puertas que quedaban hasta la F. -Maxwell, vosotros y nosotros a segunda clase. Tú por la escalera de babor. Yo por la de estribor. Cuando terminéis aquí arriba bajad con nosotros. - Y dicho esto cada equipo fue hacia su destino. -Quedan solo unas horas para llegar al puerto de Portsmouth. Debemos aguantar sin que nos pillen. -Alentó Jon a Elly. -Podríamos ir a 3ª clase. Con los chicos que hemos entablado amistad. Allí nos podríamos esconder hasta que atraquemos. -¡No! Debemos estar moviéndonos continuamente. Si nos quedamos quietos nos atraparán y no tengo ganas de provocar una carnicería entre esta gente. Continuaron moviéndose por 2ª clase. Estaban en el pasillos F. Jon sentía como los miembros del servicio de vigilancia se acercaban por los pasillos A y B. Cuando éstos entraron en las habitaciones procediendo a su registro, ellos aprovecharon para salir a la cubierta exterior en busca de la escalera que les devolviera a 3ª clase. Pero se encontraron de cara con uno de los grupos que se habían quedado en la cubierta superior registrando los pasillos que quedaban. -¿Señor Leslie? Debe acompañarnos- Dijo uno de estos desabrochando su chaqueta dejando ver la pistola que colgaba en un lateral. -Muy bien no se ponga nervioso. Solo estábamos dando un paseo. ¿Creo que todavía no es delito eso verdad?- contestó mientras fijaba su vista en su interlocutor. -El capitán quiere hablar con ustedes. Por favor sea tan amable de acompañarnos.- Espetó el miembro del servicio de vigilancia que cada vez estaba más nervioso. -Como usted diga. - tranquilizó Jon Mientras el otro miembro del V. S que se había mantenido unos tres metros por detrás de su compañero sacó un walki-talki y comunicó al resto de integrantes del equipo de búsqueda que habían encontrado a la pareja y que estaban al pie de las escaleras que accedían a 1ª clase. La gente pasaba y se quedaba mirando la situación un poco estrambótica que se había creado. Subieron por las escaleras y doblaron hacia la popa del barco. Allí había una escalera que daba al puente de mando, donde el capitán se encontraba. Estaban aproximándose al puerto de destino y tenía que controlar las maniobras de aproximación al puerto, así como contactar con jefatura portuaria para recibir instrucciones. Llamó el miembro de seguridad a la puerta, segundos después se abrió la puerta y apareció la figura del capitán. -Siento haberle tenido que llamar de esta manera señor Leslie. Debemos aclarar lo que supongo que ha sido un mal entendido. -Intentó suavizar la situación. -No se preocupe. Pero espero una explicación a este atropello por parte de sus hombres, que si bien no han llegado a amenazarnos, lo cierto es que ha querido ser bastante persuasivo.- Se quejó Jon al capitán. -Vayamos a mi camarote. Eric toma el mando. Mantén informado a jefatura portuaria y sigue sus instrucciones. Y manda avante un tercio. Retrasaremos la entrada en el puerto hasta que se haya aclarado este desgraciado incidente.-Dijo dirigiéndose a su segundo al mando. Éste asintió. Salieron del puente de mando y se dirigieron por un pasillo interior a uno de los ascensores que daba directamente al pasillo de los camarotes de los oficiales. Tras un breve paseo por el pasillo llegaron al camarote del capitán. Éste les invitó a entrar.

miércoles, 18 de abril de 2012

Sombra oscura cap. 17

El capitán dio ordenes a uno de sus miembros de seguridad de que acompañara a Jonh a la cubierta donde estaba celebrándose la barbacoa. No puso reparos y siguió al miembro del V.S. (vigilant service) hasta salir a la terraza. Allí la gente estaba muy animada. Se habían formado diversos grupos en los que la gente charlaba animados o jugaba con los más pequeños para entretenerlos. Los jóvenes se habían acercado al improvisado escenario donde se cantaba en un karaoke. Cerca se encontraba Elly, disfrutando junto con sus nuevos amigos. Había subido un par de veces a cantar para el deleite de todos los congregados. Ya de por sí tenía una bella voz, que se había visto reforzada por su condición de vampira. Jónathan se aproximó por detrás y la estrechó entre sus brazos. Ella se estremeció al contacto con su piel. Se giró y le dio un beso. -¿Ocurre algo? Se te vé preocupado. - interrogó la joven frunciendo el ceño. -Han abatido a un licántropo dentro del barco. Es el que había matado a dos pasajeros en una habitación. -Le contestó telepáticamente para evitar que se montara una escena de pánico entre la gente. -¿Un qué? - Preguntó extrañada por la contestación, aunque en voz baja. -Un hombre lobo. Estos días a habido luna llena y por eso se ha convertido en el barco. Aunque hacía mucho tiempo que no se hablaba de ataques de este tipo. Por norma general en estos días de luna llena se marchan a los bosques y los pasan allí, evitando hacer daño a la gente. - explicó Jon con paciencia. Veía en la cara de su amada la excitación de alguien que se encuentra frente algo nuevo. -Siempre había creído que eran cosas del cine.- dijo ella en un susurro casi imperceptible pero audible al oído de Jon. -También creías que los vampiros eramos una fábula y mírate, ahora eres una de ellos.- sonrió mientras le contestaba. Jon detectó movimiento al otro lado del barco y cogiendo a Elly de la mano la llevó con él hacía allí. Se quedaron a unos diez metros de la escena, en la que la guardia civil bajo el mando del capitán Alonso abandonaban el barco. Bajaron el cuerpo en una bolsa para cadáveres del hombre que minutos antes había sido una pesadilla para todos. Luego descendieron por la escalerilla el resto del destacamento de guardia civil. El capitán del barco le agradeció su intervención en el conflicto, y el capitán Alonso, cuadrándose y con ademán militar, saludó al capitán. Este le devolvió el saludo y luego le alargó la mano. El capitán de la guardia civil se la estrechó. Bajo la escalerilla y abordó la patrullera que la guardia civil utilizaba para custodiar las costas españolas. Ésta puso los motores en marcha y se dirigieron hacia la costa española que no se divisaba en el horizonte. El capitán del navío dio un suspiro aliviado de haberse quitado aquel problema de encima. Al darse la vuelta vio como la pareja los observaban a una cierta distancia, y se dirigió hacia ellos. -Siento que todo esto haya ocurrido. Es la primera vez en todos mis años a bordo de cualquier barco que ocurre una cosa así. - intentó disculparse el capitán. -No se preocupe. Usted no es responsable de lo que ha pasado aquí esta noche. Ha actuado acorde a su condición de capitán. Rápida y eficazmente, llamando a las autoridades más cercanas y solventando el problema. - consoló Jon al abatido capitán. -Hemos registrado el barco de cabo a rabo. Vuelve a ser seguro completamente. Espero que lleguemos por fin a puerto sin más contratiempos. - y dicho esto suspiró. Jon sonrió maliciosamente. -Por cierto señora Leslie me han informado que tiene una voz muy bonita. Sería un placer, si usted quiere. poder oírla. -Por supuesto capitán, el honor será mío.- Y dicho esto se cogió del brazo del capitán y se dirigieron hacia la fiesta. Jon les seguía contento de que todo se hubiera salido bien y que nadie sospechaba de ellos. La fiesta terminó a altas horas de la noche, prácticamente de madrugada. El capitán hacia rato que se había retirado a sus aposentos. Elly seguía conversando con los amigos de 3ª mientras que Jon parecía ligar con una mujer de unos treinta años. Elly en un principio no le dio importancia, pero conforme iba pasando el tiempo y veía que aquella mujer no paraba de firtear con su esposo, iban creciendo en ella unas sensaciones de desasosiego y nervios. Estaba celosa. Se quedó mirando la escena, tenía la cara encendida por la ira que la iba consumiendo. De repente Jon la miró y con una sonrisa en los labios le dijo telepáticamente -Habitación 229. Es la cena querida. Ella rió para sí misma. Que tonta había sido. Él solamente estaba buscando una víctima. Los vio desaparecer por la escalera que bajaba a 2ª clase. Cinco minutos después siguió los pasos de su compañero y su víctima. Llegó a la puerta de la habitación que le había indicado Jon. El servicio de vigilancia ya no estaba por los pasillos, y la gente dormía profundamente. Eran casi las cinco y media. Estaba a punto de amanecer. Tenían que ser rápidos. La puerta estaba entornada así que con sumo cuidado la empujó. Al abrirla vio como la acompañante de Jon estaba en ropa interior y le estaba haciendo una especie de baile de seducción. Éste sentado en una silla observaba a la bailarina, que de espaldas a la puerta no se dio cuenta que Elly había entrado y se aproximaba a ella. No tuvo tiempo ni de gemir. En parte por el hambre que sentía y en parte por la rabia que le daba que Jon estuviera con aquella mujer, se abalanzó sobre ella con furia. Empezó a succionar con fuerza provocando que la mujer perdiera el conocimiento. -¿No me vas a dejar nada? - Interrogó Jon sonriendo al ver que había despertado los celos en ella. Levantó la cabeza, dejando ver sus colmillos ensangrentados y le replicó- No lo mereces. Pero termina tú. Yo estoy llena. - y la echó sobre la cama. Se apartó de allí mirando a través de la redonda ventanilla. Empezaba a clarear. Él se aproximó al cuello de su victima Cuando terminó el festín. Cargó sobre su hombro izquierdo el cuerpo e instó a Elly a que abriera la puerta. Ella obedeció y salió al pasillo. Él la siguió. Ella iba delante cuidando de que nadie les descubriera. Llegaron a la puerta que daba a la cubierta y Jon agudizó todos sus sentidos buscando señales de movimiento por fuera. Estaba todo en calma. -Esperame aquí. La luz del día empieza a ser demasiado fuerte y te puede dañar. Todavía eres demasiado joven para aguantar. Ella asintió y le abrió la puerta. Salió cargado con el cuerpo y miró hacia los laterales. No había nadie. Todo estaba tranquilo. Se aproximó a la barandilla para arrojar el cuerpo y al soltar éste, desde el otro lado de la pasarela que recorría el barco de popa a proa lateralmente se oyó- Alto ¿Que hace? Jon no esperó a ver quien era. Se volvió donde estaba Elly. Tenían que llegar hasta la habitación donde estarían a salvo. Iban caminando a buen ritmo, pero sin correr. No querían llamar la atención. Aunque en los pasillos no se veía a nadie. Subieron a 1ª clase por las escaleras interiores y se dirigieron hacia el pasillo donde se encontraba su habitación. Se cruzaron con un miembro de la tripulación que debía de estar limpiado los pasillos. Acababa de entrar a trabajar y todavía estaba medio dormido. No se fijó en ellos, aunque al pasar por su lado si que les profirió un -Buenos días - Ellos contestaron y siguieron hasta llegar a la habitación. Al entrar en ella, Elly se dejó caer en la cama. Su cuerpo pedía descansar ya y no podía resistir esa tentación. Así que se quedó completamente dormida. Jon tenía un poco más de aguante y se desvistió. Luego la tapó con la colcha y se acostó a su lado. Allí quedaron los dos dormidos en el nuevo día que entraba.

jueves, 12 de abril de 2012

Sombra oscura cap. 16

Jon despertó algo sobresaltado. En el exterior del camarote la gente iba y venía con nerviosismo. Se levantó y se sentó delante del escritorio donde tenía el portátil. Lo enchufó y esperó a que se conectara a internet. Al momento accedió a noticias internacionales. En portada venía una noticia que le erizó el vello del cuerpo. Se confirma la existencia del monstruo en el Queen Elisabeth. Empezó a leer el contenido de la noticia. En ella se explicaba el descubrimiento de un matrimonio de 2ª clase que había sido encontrado en su habitación descuartizado. La noticia hacía referencia a que el camarote se encontraba totalmente salpicado de la sangre de ambos, que los cuerpos habían sido descuartizados y devorados en parte. Después venía publicada una entrevista con el capitán que hacía referencia a la seguridad del buque. Iban a enviar un equipo de protección desde España, país que estaba más cerca del buque en ese momento. El equipo era, según rezaba la noticia, fuerzas de élite de la Guardia Civil española. También hacía mención a que el oficial al mando de aquel grupo operativo era el capitán Alonso. Elly se acercó con sigilo a Jon y lo abrazó dándole un beso en el cuello. -Buenos días amor. -Dijo ella todavía medio somnolienta. -Buenos días. -Contestó él de forma seca. Estaba demasiado metido en la pantalla para darse cuenta de lo que le decía su amada. -¿Ocurre algo?- Preguntó preocupada por el tono en que le había contestado. -Mira. - Y le giró la pantalla del portátil para que ella pudiera leerlo. Unos instantes después, Elly ya había terminado de leer la noticia y preguntó: -¿Quién puede haber hecho algo así? ¿Será verdad que hay un monstruo, aparte de nosotros, en el barco? -No lo sé, pero lo que más me preocupa es que la seguridad del barco se va a endurecer enormemente, hecho que nos perjudica claramente. En los 3 días de travesía que quedan posiblemente no tendremos ocasión de volver a alimentarnos. Aunque igual se me ocurre algo para solucionarlo. De momento seremos prudentes. Se arreglaron como cada noche. Hoy, Jon no tenía ganas de juegos, estaba preocupado. Cuando terminaron de maquillarse para disimular la palidez, se colocaron las pegatinas con el numero 423 que era el de su habitación. La más lujosa de todo el barco, también la más cara. Abrió la puerta y en la esquina del pasillo había un miembro de seguridad que al verlos se acercó. -Buenas noches.- Empezó Jon. - ¿Qué se sabe de lo ocurrido anoche? -Buenas noches. Realmente solo se sabe que los cuerpos estaban destrozados y que hay pisadas en el suelo de animal, así que se está haciendo una batida por todo el barco para encontrarlo. Han subido a bordo miembros de la policía española. Llevan perros de rastreo y todo. Nos han dicho que informemos a los pasajeros que se abstengan de pasear por el barco y que se concentre toda la gente en el comedor de cada clase. Así evitarán más desgracias. Según el jefe de la policía, el capitán Alonso, dice que pronto lo cogerán. Así que si son tan amables diríjanse al comedor y no se desvíen. Haciendo caso a las indicaciones del seguridad, se dirigieron hacia allí. Los pasillos estaban vigilados por agentes armados. Era casi imposible que se escapara aquella bestia. Al llegar al comedor la gente estaba muy alterada. Nadie había pedido la cena. Estaban todos muy nerviosos. Jon se aproximó al maitre del comedor, y le pidió que le trajera a la habitación dos raciones de hígado de buey en crudo, y que rellenara la nevera con cervezas. Quería también una barbacoa. -Eso es imposible señor. No se permite hacer fuego en las habitaciones. Comprenda usted que es muy peligroso. -Explicó el jefe de la sala. -Está bien. ¿Pero sí que se podría hacer en la cubierta, verdad?. Quisiera dar una pequeña fiesta para nuestros amigos. - Insistió Jon. -Lo consultaré con el capitán y si él lo considera oportuno se le conseguirá lo que necesite. -Mira, mejor todavía, quisiera dar una gran barbacoa para todo el barco. Todo a mi cuenta. No habrá problema por el dinero. Todos están invitados.- Dijo el vampiro con gran vehemencia.-Con los miembros de seguridad allí no creo que haya peligro. Éste salió en dirección a su pequeño despacho situado en una esquina del comedor, cogió el teléfono y marcó. Al momento Jon vio como hablaba con alguien. Al minuto, volvió junto a la pareja, con una sonrisa de oreja a oreja. -El capitán ha accedido ha realizar la barbacoa en la cubierta de las piscinas. Es la más grande y será fácil controlar a toda la gente para que no se pierda nadie. Él mismo hará las gestiones pertinentes para que se realice. Dentro de una hora se trasladará a todos los pasajeros de las tres clases hacia el punto de encuentro. Allí las fuerzas de seguridad tomarán posiciones y se podrá disfrutar de una velada fantástica. Ahora mismo daré orden a los cocineros para que preparen toda la comida y las barbacoas en la cubierta. -dijo el maitre bastante excitado. Le parecía una gran idea la que había tenido el señor Leslie. Además era muy generoso por su parte invitar a todo el barco. -Una cosa más si no es mucho pedir.-continuó Jon. -Quisiera que nos dejaran un par de bandejas de hígado de buey fresco en nuestra habitación. Así, cuando nos incorporemos a la fiesta podremos llevar lo que nos han de servir. ¡Ah! Y también una botella de vino, Ribera del Duero a ser posible. -Como desee. Ahora doy orden de todo. -Confirmó el maitre. Dicho esto se alejó y empezó a dar órdenes a los camareros de que se fuera informando a los pasajeros de la barbacoa que se iba a hacer en cubierta. Éstos lo acogieron con júbilo. Por fin tendrían una distracción dentro de aquel confinamiento. Jon le dijo a la joven que lo siguiera. Volvieron a la habitación y esperaron unos minutos charlando. Ella no entendía todo aquel jolgorio que había montado su amante. Éste no quiso explicarle nada. Sería una sorpresa. Llamaron a la puerta. Jon abrió y allí había un camarero que traía un carrito donde se veía un par de botellas del vino que él había pedido y una bolsa, en cuyo interior estaban las bandejas de hígado. El camarero entró y dejó las bandejas en la nevera del minibar que había en la habitación. Luego procedió a abrir una de las botellas de vino. Sirvió en dos copas de cristal poco más de un dedo de aquel caldo. Jon tiró mano de su cartera y sacó un billete de veinte dólares que entregó al camarero. Luego le dijo que se podía retirar. Cuando éste salió de la habitación, Jon cogió las dos copas y las vació en el lavabo. Pero no las enjuagó. Quería que algo del sabor de aquel vino quedara. Luego fue a la nevera y cogió las dos bandejas de hígado y las dejo sobre la pequeña estantería que allí había. Se quitó la chaqueta y la camisa blanca y las dejó encima de la cama. Luego fue al servicio y destapó una de las bandejas y empezó a escurrir con su gran fuerza las piezas de hígado, sacando toda la sangre que pudo y vertiéndola en una de las copas. Ésta quedó casi llena. Luego hizo lo propio con la otra bandeja y la otra copa. Cuando hubo terminado, se limpió la sangre que le había salpicado el torso. Salió del baño con las dos copas y le ofreció una a Elly. Ella sonrió al verle salir. Ahora entendía todo el plan que había urdido para poder tomar aquella copa de sangre. Brindaron y saborearon aquella copa como si fuera la última. Tendrían que conformarse con aquello por el momento. Ya ingeniaría algo para poder tomar algo más tarde. Llegaron a la terraza donde ya había empezado la barbacoa. La gente iba y venía con bocadillos de morcilla con salchichas, beacon, chuletas de cordero deshuesadas, panceta, chorizo, pinchos... Todos estaba disfrutando y no les importaba la clase social que tuvieran, todos allí, mezclados, conversaban, reían y hacían gestos. Se relacionaban sin ningún tipo de complejo por ser de diferentes clases. Una de las jóvenes que habían conocido en el karaoke hacía dos noches, se acercó a Elly y los invitó a que se acercaran a su grupo. Uno de los chicos había sacado una guitarra española y tocaba canciones que los demás coreaban. La gente se iba arremolinando a su alrededor, procediendo a aplaudir entre canción y canción. Los niños correteaban entre la gente, jugando al pilla pilla. Jon estaba satisfecho. Desde que se convirtiera en lo que era ahora, nunca se había preocupado por los demás. Se limitaba a estar en las sombras, seleccionar a su víctima y atacar. Elly lo había cambiado. Estaba feliz. Se acercó por detrás de ellos. Portaba en sus manos un bocadillo de chuletas de cordero con queso roquefort fundido. El capitán era un gran amante del queso. -Felicidades por esta fiesta señor Leslie. Ha sido una gran idea. La gente se a olvidado de todo, está disfrutando y pasándolo bien.- Expresó agradecido. -Capitán, me alegro que haya acudido a la fiesta. Buen provecho. - Contestó Jon. Estuvieron conversando sobre todo lo que había acontecido en el barco. Éste le contó que se estaba revisando todo el barco, incluidos camarotes. Pero que de momento no habían hallado rastro del animal. Desde la terraza de arriba les vigilaban quince miembros del servicio de vigilancia del buque y diez miembros de la guardia civil. Estaban en todas las salidas y entradas hacia las cubiertas, de manera que si algo o alguien intentaba acercarse a los invitados lo detendrían. Todo iba bien. Habían instalado una plataforma en un rincón para que los que quisieran pudieran subir a cantar canciones de karaoke. La gente disfrutaba con aquella iniciativa que habían propuesto los jóvenes amigos de la pareja. Subía gente de todas las edades. Había tenido una gran acogida. De repente, un miembro de seguridad se acercó al capitán y le dijo algo en un susurro, pero que Jon oyó con claridad con su gran oído. Habían acorralado una especie de perro grande. El capitán informó a Jon de que tenía que marcharse. Jon pidió que le dejara acompañarlo. Éste reflexionó unos momentos y al final accedió a que le acompañara. Había sugestionado al capitán para que accediera a sus deseos. Jon le dijo a Elly que debía ausentarse unos minutos y ésta dijo que se quedaba con los amigos. Salieron hacia la escalera que conducía a 2ª clase. Bajaron acompañados por tres miembros del servicio de vigilancia y de dos miembros de la guardia civil. Llegaron hasta el final del pasillo que daba a estribor del barco. Más concretamente delante la puerta 271. Allí se habían congregado unos veinte miembros de la seguridad del barco y la guardia civil. -Está dentro señor. Nos hemos dado cuenta porque no salía nadie desde hacía rato de la habitación. Al acercarnos hemos oído unos gruñidos. - dijo un miembro del barco. -¿Pero han abierto la puerta? -preguntó el capitán. -No señor. Esperábamos a que se personaran usted o el capitán Alonso.-Contestó el miembro de seguridad. En ese momento llegó el capitán Alonso que venía desde la sala de máquinas. No llegaron a revisarla por que les habían informado que ya habían encontrado el animal. Había subido a la carrera, y ello se denotaba en las gotas de sudor que corrían por su frente. -¿Qué hace un civil aquí?- increpó aún fatigado. -No se preocupe, no intercederá en nada. Se mantendrá retirado. Está bajo mí responsabilidad. -Está bien, es su problema.¿Cómo quiere que lo hagamos señor?- Preguntó Alonso al capitán del barco. -Abriremos la puerta. Si no se muestra agresivo intentaremos capturarlo. Al mínimo resquicio de agresividad lo abatiremos.- Contestó el capitán. El capitán Alonso asintió y dio instrucciones a los miembros de su brigada. Uno de los guardia civiles llamó a la puerta. Desde dentro no hubo contestación. Solo otro gruñido que puso a todos los pelos de punta. Jon observaba desde unos pasos más atrás como le había ordenado el capitán del barco. Otro miembro de la guardia civil trajo consigo un ariete manual para abrir la puerta. Otros tres miembros estaban tras él apuntando sus semiautomáticas con silenciadores hacia la puerta. Golpeó con violencia la puerta y esta se abrió de golpe. Al otro lado de la cama se veía un animal parecido a un perro, a cuatro patas, y que tenía una altura de un metro y medio aproximadamente. Entraron con sigilo, para no asustarlo y no tener que abatirlo. Un par de agentes del servicio de vigilancia del barco, portaban en sus manos unas lanzas con un lazo, típica arma para cazar perros callejeros, que normalmente llevan los miembros de la perrera. Se adelantaron al resto de miembros del equipo y intentaron ponerle el lazo alrededor de la cabeza. Jon intuía que algo no iba bien. Uno de los que llevaban los lazos consiguió acercarse lo suficiente para rodear el cuello del animal con la cuerda, pero antes de lograrlo el animal saltó sobre él derribándole. Los agentes de la guardia civil empezaron a disparar sobre el animal, y este sobre verse herido consiguió romper el cerco y huir escaleras abajo. El capitán cogió un walki-talki y dio orden inmediata de que todo miembro de la tripulación que estuviera por debajo de la 2ª clase se retirara hacia las cubiertas superiores por la escalera de proa. Así mismo, el capitán Alonso dio orden de taponar las dos escaleras que subían desde la 3ª clase. Se apostaron agentes por todos los pasillos que accedían a las escaleras. No podría escapar ya. El animal había dejado un reguero de sangre bastante grande. Aunque había demostrado que sobre estar herido tenía una gran movilidad todavía. El capitán Alonso cogió un grupo de cinco agentes y bajó las escaleras. Jon y el capitán esperaron a orden de éste último allí, cerca de las escaleras por donde momentos antes habían desaparecido los agentes con el capitán Alonso. Pasaron unos minutos de tensión contenida y de repente se oyeron unas cuantas ráfagas de disparos. El capitán Alonso informó por radio que les había sorprendido y que había herido a uno de sus agentes, pero que el lobo estaba muy herido y que iba dejando un reguero de sangre que hacía ya evidente que su vida estaba próxima a su fin. -Por cierto – informó al capitán Alonso- Se ha erguido sobre dos patas y ha salido huyendo. Se dirigía hacia la otra escalera. Jon pidió al capitán del barco que se acercaran allí. Éste se negó. Alegó que era peligroso moverse sin escolta, y ahora estaban todos ocupados en taponar las salidas. Se oyeron nuevos disparos, esta vez eran ráfagas largas, como si estuviera habiendo un gran combate a bordo. Paró aquel fragor de disparos. El capitán Alonso pedía informes una y otra vez por radio sin que nadie le contestara. De repente se oyó al otro lado de la radio: -Capitán he...hemos abatido a esta cosa. ¡Dios mio! Está cambiando.- dijo un guardia civil desde la otra escalera. -Informe cabo. ¿Qué ha ocurrido?- insistía el capitán Alonso. -¡Dios! Es un hombre. Se ha transformado en un hombre. -decía el cabo asombrado. -No se muevan ahora vamos. -dijo el capitán Alonso. -Señor Leslie, vamos, acompáñeme hacia allí.- instó el capitán del barco. Jon siguió al capitán y otros cuatro miembros de seguridad del barco, que junto dos guardia civiles, les iban escoltando. Llegaron donde estaba el cuerpo de aquel hombre, desnudo, que todavía se le veían grupos de pelo gris en algunas partes de su cuerpo.

jueves, 5 de abril de 2012

Sombra oscura Cap.15

Estaba anocheciendo y Jon ya se había levantado. Se dirigió hacia el cuarto de baño para darse una ducha. Se desvistió y abrió el agua caliente. Esto le hacía entrar en calor, ya que su temperatura normal rondaba los quince grados. Llevaba un par de minutos bajo el chorro de la ducha, cuando a sus espaldas se abrió la cortina, lo justo para dejar entrar a Elly. Ésta se abrazó a él entrelazando su menudas manos en su pecho. Él se dio la vuelta y la besó. Empezaron un juego bajo el agua que los hizo subir de temperatura mucho más rápido que la propia agua caliente. Veinte minutos después estaban arreglándose para disimular la palidez como cada noche. Salieron de la habitación y se encontraron con una de las encargadas de cambiar las sabanas y toallas de las habitaciones. La empleada sonrió al verles. Llevaba un rato escuchando los gemidos de placer que habían producido media hora antes. Saludaron al pasar por su lado y salieron a la cubierta. Se dirigieron hacia la proa del barco. Elly tenía curiosidad por ver que se sentía al estar en la punta del barco y ver como iba surcando el agua. Llegaron allí y Elly se encaramó al primer travesaño de la barandilla, extendiendo los brazos como había visto hacer a la protagonista de Titánic. Era una vista espectacular. El cielo estaba plagado de estrellas y la luna, prácticamente llena, empezaba a salir desde el mar. Era una vista preciosa. -Jon ¿Aparte de la fuerza y velocidad, leer el pensamiento y poder comunicarte telepáticamente, que otras cosas se pueden hacer? -Bueno yo vi a Kate que podía mantenerse en el aire y retardar su caída al suelo. Pero eso yo no lo consigo todavía. Al igual que tú no puedes comunicarte telepáticamente. Soy joven y no tengo el poder necesario para realizarlo. -¿Qué edad tenía Kate? -insistió. -Pues creo que databa del 1512. Una vez me contó que ella era hija de colonos venidos desde Europa para encontrar fortuna en el nuevo mundo. -¿Y sabes quién convirtió a Kate? -Pues según me contó, fue un joven venido de Europa. De Francia para ser más exacto. Si no recuerdo mal creo que le llamó Leonard. Era un tipo rubio, ojos azules, y que enseguida encandiló a Kate. Después de tres noches dejándose ver por delante de su ventana un día ella la abrió y lo invitó a entrar. Esa fue su perdición. Y la nuestra. -No digas eso. Nos tenemos el uno al otro. Además esto yo lo considero como una enfermedad. Algún día encontrarán una cura para el vampirismo y nosotros volveremos a ser humanos. Jónathan la sujetaba por la cintura, evitando así que perdiera el equilibrio y cayera bajo la quilla. La veía exultante de alegría. Disfrutaba cada momento como un niño con zapatos nuevos. Había aceptado lo que era sin peros. Algo que él no había podido hacer hasta ahora. Solo le valía estar junto a su amado. -Perdone – dijo un miembro de la tripulación que había visto la escena al pasar. -Haga el favor y baje de la barandilla. Ya hemos tenido un percance no quisiera tener que informar de otra desgracia. Elly al oirlo se giró, perdiendo el equilibrio y precipitándose hacia adelante, pero Jon estuvo rápido y la sujetó fuerte por la cintura. Ella se agarró a su cuello y bajó de un salto de la barandilla. -Lo siento – se dirigió al marinero con cara de arrepentida. -Deberían estar en su comedor correspondiente. El capitán ha dado orden de reunir a todos los pasajeros. Sa ha estado anunciando durante todo el día por megafonía que a las nueve de esta noche estuvieran en los comedores. -Lo siento no sabíamos nada. Hemos estado todo el día en el camarote.- Se disculpó ahora Jon. -¿A ocurrido algo?- Le interrogó. -El capitán les dará las explicaciones oportunas.- Dicho esto les acompañó hasta las escaleras que subían a 1ª clase. Luego se despidió cortésmente y siguió recorriendo el resto de cubiertas en busca de algún otro rezagado. Entraron en el comedor donde había una gran expectación referente a las explicaciones del capitán. Se oía a la gente murmurar sobre un par de cadáveres que se habían encontrado en 3ª. Pero todo eran rumores. Nadie sabía a ciencia cierta que había ocurrido. Unos decían que les habían asesinado. Otros que habían sido atacados por un monstruo. Así llegaron hasta una mesa donde la señora Forrester les hacía señas. -¿Os habéis enterado ya? Se dice que hay un monstruo en el barco y que ha matado a dos pasajeros de 3ª. Estos, según se dice, eran ladrones, porque han encontrado diversos objetos robados en su habitación.- Dijo la mujer excitada. - Para mí ha sido un ajuste de cuentas con alguna de sus víctimas. - explicó ésta. -Por dios que miedo – soltó Elly mirando a Jónathan con cara de susto, casi sin poder contener su risa. -Supongo que ahora el capitán nos dará las explicaciones oportunas. -cortó Jon a Elly con una mirada fulminante. Entró el capitán en el gran comedor y la gente calló en el acto. Todos esperaban las palabras del capitán. A éste le acompañaban un par de hombres con chaqueta azul marino, que en lo alto de las mangas llevaba bordado el escudo de la naviera con las siglas I.S. (Internal Security) bordadas en dorado. -Buenas noches.-comenzó- La noche anterior se ha cometido un trágico suceso en un camarote de 3ª. Parece ser que los inquilinos fueron sorprendidos en mitad de la noche y han muerto en extrañas circustancias. Me acompañan el señor Nichols y el señor Bome, jefe de seguridad del barco y su segundo respectivamente. Ahora les harán un breve repaso de las normas a seguir hasta nueva orden. - Terminó el capitán. Un gran murmullo surgió entre la gente de la sala. Se oían comentarios de todo tipo. -Pues sí, venimos de relax y diversión y vamos a estar como en la cárcel. -dijo alguien. Y gente que entendía la precaución del capitán que comentaba: -Qué pongan seguridad en todo el barco. Tienen que protegernos al pasaje.-comentaba otro. -Hola, buenas noches- comenzó el jefe de seguridad.- Verán, debido a los acontecimientos acaecidos, hemos decidido por su seguridad, que cada vez que salgan de su camarote deberán comunircarlo a un miembro del servicio de seguridad. Estos no les importunarán, solo apuntarán cuando salen de la habitación y cuando entran. Para agilizar las cosas, se les entregará un juego de pegatinas con el número de su habitación que deberán llevar siempre visible en el pecho, para que dichos miembros puedan apuntar sus movimientos sin tener que preguntar sus nombres o número de habitación. La única norma que... permítanme que les imponga es que.. si al salir de la habitación no encontraran a ningún miembro del servicio de vigilancia en el pasillo les ruego que esperen en la habitación hasta que llegue uno de ellos. Es por su seguridad. -Ves, lo que yo decía, vamos a estar como en la cárcel. No tienen vergüenza.- Decía el hombre ratificando lo dicho anteriormente. Se creó un debate entre el pasaje en si era o no legal lo que querían hacer. El debate se volvió discusión y casi se llegó a las manos. -¡Por favor, silencio!- dijo el capitán a través de los altavoces de la sala. Volvió a hacerse el silencio, esperando a que el capitán continuase. -¿Entonces van a controlar todos nuestros movimientos? Esto es un ultraje. Una violación a nuestra intimidad.- Dijo alguien desde el fondo de la sala. -Si todo va bien, como así esperamos que sea, dos horas antes de llegar a puerto, se destruirán todas las anotaciones. A nosotros no nos interesan los escarceos del pasaje. Solo velamos por la seguridad de ustedes. Ahora se pasará lista de todo el pasaje de 1ª. Ruego que respondan y se levanten a medida que les nombren. Nuestros auxiliares les entregaran las pegatinas. Mientras dure el proceso pueden cenar tranquilamente como cualquier otra noche. Estén atentos cuando les llamen. Perdonen las molestias. Dicho esto el capitán salió de la sala acompañado de los dos miembros de seguridad. Uno de los auxiliares subió al escenario. Portaba en su mano un manojo de hojas escritas donde se suponía que estaba la lista del pasaje de 1ª, en la otra cogió el micro, y después de presentarse empezó a leer los nombres y número de habitación de cada uno. La gente iba levantándose y esperaba a que se acercara el auxiliar que les traía las pegatinas. Después de una hora se habían repartido la totalidad de las pegatinas. -Tenemos que irnos- comunicó Jon a la señora Forrester. - Hemos quedado con otros amigos para cenar. -Oh que pena. Esperaba que cenarían con nosotros.- Dijo ésta. Se levantaron y se marcharon del comedor saliendo hacia la cubierta, no sin antes despedirse. -¿Qué te apetece hacer hoy? - interrogó a Elly. -Ayer me lo pasé muy bien con aquellos chicos. Pero me gustaría ver el resto del barco. - Contestó ella. -Debemos tener cuidado a partir de ahora. Va a estar muy vigilado el barco.- comentó mesándose el pelo. Fueron a buscar las escaleras que bajaban hacia las demás cubiertas. Bajaron hasta 3ª y allí vieron que había unas escaleras que seguían bajando hacia los camarotes del servicio, cocinas, enfermería del barco y demás dependencias que servían de almacenaje. Tenía un cordón de terciopelo rojo con un letrero que prohibía el acceso “Solo personal autorizado”. No estaba vigilada, así que con cuidado saltaron el cordón y bajaron las escaleras. Iban con mucho cuidado de ser descubiertos, ya que se acabaría su excursión allí mismo. Las escaleras desembocaban en un pasillo que iba a derecha e izquierda. A la izquierda estaban las habitaciones de los tripulantes. Siguieron el pasillo de las derecha. Pasaron por una de las múltiples cocinas que había. Se veía mucha actividad dentro. Los cocineros se afanaban en preparar platos en grandes cantidades. Los camareros iban y venían llevándose los platos preparados y trayendo grandes montañas de platos sucios. Siguieron caminando y llegaron a la entrada de la enfermería. La puerta estaba abierta de par en par. Esto complicaba el paso. Jon contactó telepáticamente. La sugestionó a que sintiera frío. Ésta se acercó a la puerta y la cerró. Aprovecharon para pasar sin ser vistos. Desde el interior se oyó: -¿Por qué cierras? Hace calor.- dijo una voz de hombre. -Sentí un escalofrío y cerré.- contestó la enfermera. Ambos se rieron mientras seguían por el pasillo. Llegaron a una puerta. Jon se concentró buscando pensamientos en el interior. No encontró nada. Abrió la puerta y entraron. Había otra escalera que descendía. Bajaron y se encontraron con un pequeño pasillo en el cual habían tres puertas. En la primer situada a la izquierda había un cartel indicando que era el cuarto del servidor de comunicaciones del barco. A la derecha había otra que indicaba material. La que había al final del pasillo era la sala de máquinas. De ella salía un zumbido sordo. Jon comprobó que la puerta no era normal, sino una puerta blindada que amortiguaba el sonido. Abrió la puerta y el zumbido se convirtió en un ronroneo molesto por el elevado ruido. Ante ellos había una pasarela de metálica que daba la vuelta a la gran sala. Se asomaron por la barandilla y allí abajo a unos seis metros se veían don enormes motores que propulsaban el navío. Vieron a varios miembros que iban y venían controlando los paneles de control de los motores. Llevaban orejeras para mitigar el molesto ruido que producían los motores. Ésto les daba la oportunidad de acercarse a ellos. Descendieron por una de las escaleras que quedaban retiradas a los ojos de los técnicos. Jon le dijo mentalmente que le siguiera. Era imposible hablar allí. A Elly le dolía la cabeza. Aquel zumbido le taladraba el cerebro. Jon se detuvo. A unos tres metros de ellos había un marinero sentado delante de una consola comprobando cada parámetro. Jon le dijo a Elly que se escondiera tras unas cajas que habían pegadas al motor de la derecha. Entonces sugestionó la mente del técnico para que se acercara. Éste se levantó y casi mecánicamente se acercó a comprobar que las cajas que había allí estaban todas en su sitio. Al aproximarse a las cajas, Jon salió detrás suyo y lo empujó contra las cajas. El marinero sorprendido perdió el equilibrio y quedó apoyado contra las cajas. Ella se abalanzó sobre él y lo sujetó por los brazos. Éste se debatía sin ningún resultado. Aquella mujer era mucho más fuerte que él. ¿Serían los asesinos de los dos ladrones de la noche anterior? Empezó a gritar pidiendo auxilio, pero el rugir de los motores ahogaba sus peticiones. Aquel hombre se acercaba a él con la boca semiabierta de donde asomaban unos largos colmillos. Estaba aterrado y empezó a suplicar por su vida. Jon que estaba disfrutando con el sufrimiento de aquel desdichado, le hacía señas acercando la mano a su oreja en señal de que no le oía. Éste pataleaba y de debatía entre las manos de la muchacha, pero esas manos eran como mordazas de banco, que le aferraban fieramente. Empezó a llorar como un niño y también se orinó encima. -Ya está bien Jon. -le imploró ella. - No lo hagas sufrir más. Jon leyó los labios de la joven y asintió con la cabeza. Se acercó al marinero y se inclinó sobre su cuello clavándo los colmillos en la piel de su cuello. El marinero al notar el mordisco hizo un nuevo intento de liberarse. Pero era tarde. Empezaba a notarse débil. Elly mordió al otro lado del cuello. La vida se le escapaba en grandes zancadas. En breves segundos dejaron el cuerpo inerte, sin vida del marinero dentro de una de las cajas. Volvieron a subir por las escaleras hasta la pasarela metálica. Desde allí y con mucho cuidado fueron bordeando toda la sala hasta llegar a la puerta por donde habían entrado. Salieron al pasillo donde estaba el servidor. -Es insoportable ese ruido. - dijo ella apretando con las manos sus orejas. -Sí, volvamos hacia arriba. - Contestó él. Volvieron por el pasillo que llevaba a las escaleras. Subieron por ellas y se encontraron con el pasillo que daba a la enfermería y las cocinas. Al llegar a la enfermería la puerta volvía a estar abierta. Jon volvió a conectar con la enfermera, pero esta vez le provocó una sensación de calor sofocante. Ésta se dirigió hacia todos y cada uno de los ojos de buey que había en la sala y empezó ha abrirlos. -¿Pero qué haces?- dijo de nuevo la voz de hombre. -Es que tengo mucho calor.- Contestó la enfermera sofocada. -No hay quien se aclare contigo.- Le recriminó. Aprovecharon para pasar la discusión del interior. Iban los dos riéndose. Había conseguido sacar de quicio al hombre y que no prestaran atención a la puerta. Subieron por la escalera que daba a la cubierta de 3ª clase, cuando estaban saltando el cordón de seguridad, un miembro de I.S. dobló la esquina. -¿Se puede saber a dónde van?- Espetó a la pareja. -Lo siento, íbamos buscando un servicio y nos hemos perdido. -Contestó Elly con una sonrisa. -Está bien. Pero no traspasen los cordones de seguridad.- dijo el miembro de seguridad.. -Entendido jefe.- Contestó Jon y se largaron hacia la pasarela exterior. Allí se apoyaron en la barandilla y respiraron profundamente. Les había ido de poco.