lunes, 20 de febrero de 2012

Sombra oscura cap.5

-Está bien, por donde empiezo.
-No se, por el principio.
-Bien.

                                                *                        *                         *

   Rondaba el año 1815. Mi familia era una de tantas de colonos que vinieron a América a buscar fortuna. Mi padre consiguió que le concedieran unos terrenos en Missuri. Montó una granja en la que cultivaba maíz y lechugas. Aparte tenía también unas 20 vacas y unas 40 ovejas. Iba prosperando poco a poco, haciéndose un hombre relevante en Catch Town. Era querido por todos sus vecinos y la verdad es que llevábamos una vida bastante buena. Trabajo duro pero no faltaba de nada. Cuando cumplí los 29  llegó  una mujer  al pueblo y se hospedaba en el hotel. Era bellísima. Tenía una larga cabellera rubia con el pelo ondulado, como tú, y unos ojos azules tirando a ceniza muy penetrantes, con una cara de ángel increíble. Se llamaba Kate. Todo aquello me llevó a estar loco por ella. Ella  jugaba al gato y el ratón con varios de los jóvenes que habitábamos allí. También al llegar ella empezaron ha haber muertes. Se encontraron a varios de los hombres que habían estado con ella muertos, con unas marcas extrañas en el cuerpo. Yo intentaba que se fijara en mí. Pero ella parecía mas interesada en otros. Al final conseguí que me hiciera caso. Me dijo que yo era demasiado bello para estar con ella. Pero yo no sabía a que se refería y estaba empecinado en cortejarla. Al final ella accedió. Pero cuando iba a verla no estaba nunca. Siempre conseguía verla por la noche.
-Lógico era una vampiresa- rió Elly.
-No me cortes te lo ruego... Después de varios intentos frustrados de quedarme con ella a solas, intenté sorprenderla un día. La esperé en la habitación del hotel esperando a su regreso.No sabía donde iba durante el día pero así podría estar con ella en cuanto volviera. Cuando apareció por su habitación yo me había quedado dormido en la cama. Me despertó y me preguntó que hacía allí. Yo le confesé mi amor por ella, a lo cual ella rió desmesuradamente haciendo que me sintiera ridículo. Estaba herido en mi ego. Así que sin mediar palabra con ella salí de la habitación. Días después me enteré de que la buscaba el shérif del pueblo por que la vinculaba con los muertos que habían aparecido. Yo en mi ignorancia no podía permitir que la acusaran de algo que yo sabía que no había podido hacer. Así que fui a buscarla. Casi al final de la noche logré encontrarla, cuando ya no tenía esperanzas de hacerlo. Había venido a la granja de mis padres y se había escondido en el granero. Estaba a punto de entrar en casa cuando oí un ruido y me aproximé. También tengo que decir que mi familia era gente de bien y no llevábamos armas. Entre en el granero y cogí un palo que había allí para mi protección. Entonces de detrás de un motón de paja salió ella. Estaba malherida. Tenía tres impactos de bala, uno en el pecho, otro en el hombro y el tercero en una pierna. Me aproximé a ella, sujetándola para que no cayera al suelo. Le dije que la llevaría al médico y que se pondría bien. Pero ella me contestó que no, que lo único que necesitaba era alimentarse y se repondría. Entonces se lanzó a mi cuello y me mordió. Yo notaba como se me iba la vida, pero era incapaz de moverme. Estaba atrapado e iba a morir. Estuve a punto de perder el conocimiento. Ella había sanado milagrosamente y estaba mejor que nunca. Entonces se aproximó a mi y abriéndose el brazo con una uña, me lo aproximó a la boca y me incitó a que bebiera. Yo obedecí. Estaba muy débil y tenía mucha sed. Ella prácticamente me había desecado. Así que empecé a succionar con fuerza. Pasados unos minutos ella me retiró el brazo, y yo perdí el conocimiento. Al despertar me encontraba en un sitio oscuro. A mi lado yacía ella. Estaba dormida. Cuando despertó me acarició el rostro. Yo no sabía que había pasado. La bombardeé a preguntas que ella fue respondiendo. Me dijo que mi antigua vida como granjero había terminado. De ahora en adelante iba a ser un "dios de la noche". Eso me asustó. Yo quería volver a mi casa, con mi familia. Me encontraba muy mal. Ella me explicó que mi cuerpo estaba muriendo. Me había convertido en vampiro al darme su sangre. No se lo perdoné nunca. Me negaba a creer lo que estaba sucediendo. Salí corriendo de allí, sin rumbo fijo. Quería escapar de aquella pesadilla. Llegué a la entrada de la granja de mis padres, pero no me atreví a entrar. De repente ella apareció a mi lado.
-Solo podrás verlos una vez más. Mañana, si quieres, vienes a despedirte. Alegas un largo viaje a Europa donde te establecerás. Así ellos asumirán su pérdida sin tanto dolor.
-¿Por qué?- pregunté con un gran dolor en mi pecho.
-Por que tu ya no envejecerás nunca. Solo podrás salir por la noche. Estarás siempre mas pálido. El sol es nuestro mortal enemigo. Ellos al principio lo achacarían a una rara enfermedad, pero con el tiempo te verán como un monstruo, incluso llegando a denunciarte.
-Esto es muy cruel. Has destruido mi vida.
-Al contrario, te he dado la vida eterna.
-¡No! Nunca mas podré estar entre los míos.
-Pero podrás controlas a tu antojo la vida de los demás.
-Eres un monstruo.
-Soy práctica.
   Sin darnos cuenta el volumen de nuestra discusión había alertado a mis padres. Vi como mi padre salía al porche de la casa. Llevaba en las manos el rifle de caza.
-Quién anda ahí?- Dijo ojeando el horizonte sin llegar a distinguirnos, ya que estábamos detrás de la valla en plena oscuridad. Dos lágrimas rodaron por mis mejillas. Al utilizar mi mano para enjuagarlas, esta quedó manchada de sangre. Miré a Kate buscando una explicación. Ella me hizo un gesto para que la siguiera. Cuando nos habíamos alejado lo suficiente, ella se giró hacia mi.
-Tu cuerpo está cambiando. Sus funciones nunca serán como las has conocido hasta ahora. Tu alimentación será única y exclusiva a base de sangre.
-¡Dios! ¿En que me has convertido?
-Somos vampiros y estamos arriba en la cadena alimenticia.
-No pienso beber sangre.
   Ella rió.
-Cuando tu cuerpo tenga necesidad, no podrás evitarlo.Solo te digo una cosa. Nunca llegues hasta el final.
-¿A que te refieres?
-No mates a tu víctima. Sentirás como su corazón se está parando. Debes parar un momento antes de que se detenga. La sensación de la muerte la sentirás tu también. Es una sensación horrible.
   Quedé totalmente paralizado. Tenía dolor en todo el cuerpo y ella lo sabía. Fuimos hasta la granja de los Gilbert. Allí nos paramos a observar la casa que estaba a oscuras. De repente noté como mi cuerpo vació todos los fluidos que tenía dentro manchando mis pantalones. Ella me miró como una madre mira a su hijo.
-Tranquilo. Es la última vez que tu cuerpo tendrá necesidades físicas. Ahora cogeremos ropa de aquí y te podrás cambiar.- dijo mientras se dirigía a la casa. Yo la seguí. Estaba sucio. De un salto se plantó sobre el tejado del porche y se quedó mirándome. Yo salté y para sorpresa mía llegue sin demasiado esfuerzo a su lado. Entonces miró por la ventana que allí había. Estaban acostados el matrimonio. Eran personas mayores, de unos 60 años. Yo miré horrorizado como se colaba por la ventana. Me hizo un gesto para que entrara. Me indicó con el dedo a la mujer. Ella se dirigió hacia el hombre y sin darle tiempo siquiera a despertarse lo sujeto y le hincó los dientes en el cuello. La mujer se despertó a su lado y empezó a gritar. Me imploraba que la ayudara. Entonces Kate le dio un golpe y la dejó inconsciente mientras terminaba su festín. Vi como su rostro volvía a coger color rosado conforme iba bebiendo su sangre. Al final lo desechó como el que se desembaraza de un brick.
-Venga es tu turno. Ahora no opondrá ninguna resistencia. No lo pienses y hazlo.- Me impuso.
   Mi cuerpo estaba sediento y me empujaba ha hacerlo, mientras mi mente decía no. Al final se impuso el impulso depredador que había nacido en mi. Me agaché sobre la mujer y noté como crecían los colmillos dentro de mi boca. Mordí con fuerza aquel cuello arrugado y empezó a brotar su sangre. Yo sorbía con fuerza. Mi sed se había vuelto descomunal. Notaba como aquella mujer se apagaba entre mis brazos, pero no podía parar. Kate me la arrebató de los brazos.
-Para, no sigas.
   Estaba extasiado. Me notaba pleno de energía. Busqué en el armario algo de ropa para cambiarme. Salí fuera donde estaba la bomba y empecé a bombear con energía entonces me desnudé y me limpié. Luego me puse la ropa limpia. A partir de entonces cada noche he matado. Al principio indiscriminadamente, pero con el tiempo me dije que ya que tenía que hacerlo por lo menos me encargaría de los maleantes. Quizá un arrebato de moralidad o un sentimiento de culpa. No sé...


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