miércoles, 1 de febrero de 2012

Sombra Oscura Cap. 1

Cuando despertó era de día, la luz del sol entraba por la ventana de aquella habitación que no reconocía. Se abrió la puerta y apareció una mujer menuda, de unos 60 años. Portaba una bandeja en la que se distinguían unas tostadas, huevos revueltos,mermelada de fresa en un pequeño plato y un zumo de naranja.
Dejó la bandeja sobre la mesita y sonrió a Elly dejando entrever los negros dientes que aún le quedaban.
-Buenas tardes querida, supongo que te preguntaras ¿Donde estás?- Elly cortesmente contestó:
 - Buenos dias, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estoy aquí?- La mujer le respondió con cara de bondad:
-Anoche la trajo el Sr. Leslie, dijo que cuidara de usted, que había sufrido una agresión. También me dijo que le comunicara que en el armario tiene ropa para cambiarse y que si usted tuviera a bien le gustaría invitarla a cenar, para comprobar como se encuentra.
Elly miró debajo de las sábanas y vio que su cuerpo estaba medio desnudo. -¿Quien me ha desvestido?.-
-Fuí yo querida. Cuando la trajo el Sr. Leslie tenia un aspecto horrible, y me pidió que la aseara un poco.-
-¿Dónde está el  Sr. Leslie? Quisiera darle las gracias por lo que hizo anoche.-
- En estos momentos se encuentra ausente, esta noche si accede a cenar con él, tendrá oportunidad de
conocerle.
-Quisiera vestirme e irme a casa. Mis padres estarán preocupados.-
-Claro querida, coge la ropa que necesites del armario, creo que te estará bien.- Diciendo esto la pequeña mujer salió de la habitación dejando a solas a Elly. Esta examinó la habitación. Los muebles eran antiguos, aunque bien conservados. Las cortinas y ropa de cama eran de un estilo que Elly no conocía. Ella estaba puesta al modernismo de hoy en día. Al abrir el armario emanó un fuerte olor a neftalina, señal de que hacía mucho tiempo que no se había abierto. Le entró risa al ver los trajes antiguos colgados allí. Eran de una época que ella solo había leído en libros. Cogió uno de los más discretos que pudo. Al girarse recordó la bandeja con el frugal desayuno que le había dejado la sirvienta. Se acercó y devoró los huevos revueltos con una tostada y se bebió el zumo de naranja. Luego salió de la habitación, esta daba a un pasillo el cual desembocaba a unas escaleras de madera en forma de semi-caracol. A lo largo del pasillo habían 4 puertas más. Elly intentó abrir una pero estaba cerrada con llave.Abordó las escaleras con temor. Daban a un gran hall el cual se iluminaba por una gran vidriera colocada estratégicamente encima de la puerta, por la que entraba el sol durante prácticamente todo el día.
-¡¿Holaaaa!?- Intentó  llamar la atención de la sirvienta, la cual no aparecía por ninguna parte.
De repente desde debajo de las escaleras apareció aquella. Elly no se había percatado de la presencia de una puerta allí debajo.
-¡Ahhh! Ya bajó señorita, me alegro verla con mejor color de cara.-
-¿Me dice dónde estoy? Quisiera llamar a un taxi e irme a casa.-
-No te preocupes cariño, el Sr. Leslie dió orden de que se te acompañará a casa. Mi marido te está esperando en la puerta con el coche. Él te llevará donde le indiques.- Le contestó amablemente la menuda mujer.
-Gracias.
-Por cierto querida, la cena será servida a las 8. Si lo deseas mi marido esperará a que te arregles y te traerá de vuelta.- Dijo la sirvienta con cara pícara.
-Está bien, le agradezco tanta amabilidad.- Contestó Elly. Se sentía invadida por la curiosidad de conocer a su benefactor. Y por ello aceptó la invitación.
Elly salió por la gran puerta de madera con vidrieras incrustadas. Al salir quedó maravillada con el paisaje.
Una gran extensión de césped rodeaba la casa con grandes arboles colocados aquí y allá estratégicamente.
A la derecha de la entrada se veía un invernadero lleno de flores. Elly bajó los 3 escalones de la entrada y se
acercó al coche. El chófer bajó del mismo y le abrió la puerta de atrás. El gran Mercedes que había allí aparcado era negro. Las llantas eran plateadas y entre sus rayos se veía el disco de freno el cual era rojo. A
Elly le sorprendió que el coche estuviera tan "a la moda" viendo las características de la casa que era de un
estilo victoriano.
Le dió la dirección al chófer y se reclinó en el gran asiento de cuero.
                                                        *          *           *
   Subió al cuarto de baño y abrió el agua caliente. Mientras se desnudaba intentó imaginar el rostro de su salvador. Debía ser un hombre muy fuerte para haber acabado con los tipos esos. Además, ¿Qué había utilizado para desgarrar las gargantas de esa manera? ¿O acaso lo había soñado? Se metió debajo del agua y se relajó. Cuando hubo salido se puso el albornoz y se fue al contestador. La luz de los mensajes parpadeaba. Apretó el botón de play y escuchó el primero.
-Elly soy mamá, hoy no me has llamado ¿Te encuentras bien? Llámame.-
El segundo mensaje era de esta mañana.
-Elly estoy preocupada. Por favor llama. Tu padre dice que si no llamas hoy llamará a la policía.
Descolgó el teléfono y marcó el número de sus padres.
-¿Diga?-
-Hola mamá.-
-¿Te encuentras bien hija?¿Por qué no llamaste ayer?-
-Pasé la noche en casa de una amiga y se me despistó. Lo siento.-
-No sabes el susto que nos has hecho pasar.-
-Estoy bien...De verdad.-
-Bueno pero no lo vuelvas hacer.-
-Este fin de semana no os podré llamar porque me voy con unos amigos a una caseta de campo donde no hay cobertura. Así que no te preocupes.Te llamaré el lunes.
-Esta bien. Protégete del frío. Y come bien. Y...-
-¡Mamá! Qué ya no soy una niña. Bueno te dejo que tengo que vestirme. Hablamos el lunes. Adiós.-
-Adiós hija.
   Fue hacia el armario y  lo abrió. No sabía como vestirse, si ir de manera informal o ponerse un vestido de gala. Sacó un vaquero ajustado color negro y lo dejó sobre la cama. Después cogió una camisa blanca y la puso encima para ver el efecto que producía. Cogió también un vestido de terciopelo negro, con la falda corta y cuello "palabra de honor" y lo dejó al lado del otro conjunto en la cama. Al final no se decidió por ninguno de los dos. Volvió a mirar en el armario y encontró un pantalón en cuero negro y una camisa negra.
Fue a la parte de los jerseys y abrió la puerta dejando al descubierto 4 estantes repletos de ellos bien plegados. Eligió uno, negro también, de cuello alto y de lana. Así se protegería del frío.
  Volvió al baño y empezó a maquillarse sin cargar demasiado su bonita cara. Un poquito de colorete, la rallita de los ojos, un poco de sombra azul de ojos, rimmel en las pestañas y su pintalabios favorito, un rosa cálido que le confería una sensualidad especial.
   Bajó de nuevo a la calle y allí estaba el coche que la había traído hasta casa. Subió en aquel majestuoso Mercedes y saludo al chófer:
-Hola, ya estoy aquí.
-Hola señorita. ¿Podemos volver a la casa?-
-Sí. Y por favor, llámame Elly.-
-Como desee señorita Elly.-
   Ella sonrió por lo bajo. Aquel hombre que no sobrepasaría el 1.70 de altura era de complexión ancha debido a que era el encargado del jardín así como del invernadero que había fuera. Aparte también se encargaba de las reparaciones de la casa y de las compras que su mujer le mandaba hacer. Daba cierta confianza. Se le veía en el semblante que no tenía malicia.
   Llegaron a la casa del Sr.Leslie. Estaba anocheciendo. Serían alrededor de las 7:45pm aunque no lo sabía a ciencia cierta puesto que no llevaba reloj. Descendió del coche y subió los tres escalones para llegar a la puerta principal. El mismo chófer le abrió la puerta y la acompañó a una salita.
-Espere aquí señorita Elly. Voy a dejar el coche en el garaje. Enseguida vendrá mi esposa, la señora Winter, y la atenderá.-
-¿Y el Sr. Leslie? ¿No ha vuelto todavía?-
-No lo sé, señorita Elly. Yo estaba con Usted. Ahora la informará la señora Winter.-
-Gracias Sr. Winter- Dedujo ella.
-Por favor llámeme Charles.-
-Ok Sr. Charles- dijo Elly con un poco de sorna.
   El chófer salió por la puerta dejándola sola en la estancia.
Ella se puso a observar aquella habitación llena de estanterías con libros. A la parte izquierda de la puerta, había un gran ventanal por el cual entraría un esplendido sol casi todo el día.
   Al momento entró la Sra. Winter. Llevaba en una bandeja un platito con unos cacahuetes, una cerveza y una cocacola. Había también un vaso alto de tubo y una cubitera, al lado de un plato con 2 trocitos de limón.
-¿Le apetece un tentenpié mientras se termina de hacer la cena?-
-Es usted muy amable Sra. Winter.-
-Por favor llámame Mary.-
-Como prefiera Sra. Mary. Llámeme a mi Elly.-
La mujer sonrió con amabilidad.
-¿Dónde está el Sr. Leslie? ¿Puedo conocerle ya?-
-No se preocupe Srta. Elly, el Sr. Leslie acudirá para la cena al comedor. Es un hombre muy especial y a veces muy ocupado también.
-Está bien. Tendré que dominar mi impaciencia.- Dijo la muchacha  con una sonrisa.
Abrió la lata de cocacola y la Sra. Winter le sirvió 2 cubitos de hielo en el vaso de tubo.
- ¿Quiere una rodajita de limón?-
-Sí, por favor.- Contestó Elly. -¿Hay más gente en la casa aparte de usted, su marido y el Sr. Leslie?-
-Por norma general no. Nos encargamos de todo mi marido y yo. Llevamos al servicio del señor 40 años poco más o menos. Pero como hoy es una ocasión especial se ha contratado a una cocinera externa.-
-¿Podemos ir a ver que está cocinando? Quisiera ver que está preparando y de paso me enseña un poco la casa.-
-Está bien querida, sígueme.- La pequeña mujer salió por la puerta dejándola abierta para que Elly pudiera seguirla. Al llegar al gran hall, se paró, se giró y le dijo:
-Esto es como el pulmón de la casa. Aquí, con estas grandes vidrieras, entra el sol todo el día, calentando toda la casa por un sistema de absorción de calor. Además son preciosas las vidrieras con su colorido.-
Ella observó aquel gran cristal multicolor que representaba una escena de un hombre sobre otros con una espada en la mano, como si fuera a segarles la vida. La verdad es que era muy bonita. De allí pasaron por la puerta de debajo de la escalera que daba a un pasillo, donde habían 3 puertas más. La del fondo estaba abierta y de ella emanaban unos aromas que hicieron que el estómago de Elly reclamara su parte.
- ¡Oh por Dios! Qué rico debe estar eso.-  Dijo ella suspirando mientras inspiraba aquella fragancia a carne que salia de la cocina. Llegaron a la puerta y entraron saludando a la cocinera.
-Rebeca esta es la Srta. Elly, ha tenido el gusto de conocerte y saber que preparas. Explícale qué es lo que estás cocinando y en que consiste la cena.-
-Como usted diga Sra. Winter- Dijo la cocinera como si tuviera algo de temor. -
Hola Srta Elly. De primero le he preparado un puré de patatas tamizado, espero que sea de su agrado. De segundo va a tener lubina a la espalda con guarnición de verduras. Como plato fuerte estoy preparando redondo de ternera con salsa de setas silvestres. De postre tendrá fruta y una tarta al limón que preparo yo misma.-
-Es mucha comida. Aquí hay para un regimiento entero.- Dijo la muchacha con satisfacción.
-No te preocupes querida si sobra algo lo daremos a la beneficiencia.- Dijo Mary con cierta malicia en el tono de su voz. -Sígame por aquí Srta. Elly- Dijo la mujer mientras salia por la puerta por la que había entrado. Elly salió tras ella saludando con la mano a la cocinera,y entonces pregunto al ama de llaves:
-¿Qué hay tras esas puertas Sra. Mary?-
-Son las dependencias de la servidumbre y el sótano, donde lavamos la ropa.- Dijo la Sra Winter sin mucha convicción.
   Salieron por la puerta de abajo de la escalera y cruzaron el hall de nuevo, entrando en la puerta de al lado de la salita. Aquella habitación era un gran comedor. Con una mesa larga en el centro con dos sillas, una a cada lado de la mesa, lo cual hacía que hubiera una distancia entre ellas de unos 4 o 5 metros. Elly se rio para sus adentros. Pensaba que todas aquellas formalidades habían muerto mucho tiempo atrás. Hoy en día la gente comía en grupo. Era como más familiar. Esto le producía escalofríos,  notaba que estaba pasando algo raro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario