martes, 7 de febrero de 2012

Sombra oscura cap. 2

   Eran las 8:05pm y la Sra. Winter le dijo a Elly que tomara asiento. La chica preguntó:
-¿Y el Sr. Leslie? ¿No ha vuelto todavía?-  
-Enseguida bajará, está aseándose del viaje.- Contestó la mujer. La muchacha tomó asiento en una de las sillas de la mesa, la que daba frente a la puerta. Había oscurecido por completo y por la ventana solo se veía la luz que irradiaba la luna casi plena que empezaba a decrecer. Entonces se abrió la puerta y entró el Sr. Winter arrastrando un carrito donde se veía una botella de vino, con dos copas que el "camarero" situó delante de la chica una de ellas y en el otro extremo de la mesa la otra. Elly estaba observando al  Sr. winter cuando de repente apareció una figura a su lado que la sobresaltó. 
-Disculpa querida, no era mi intención asustarte.- Dijo el hombre.
Elly se quedó descolocada ¿Por dónde había entrado? La puerta seguía cerrada y no le había perdido ojo en ningún momento. Cuando se repuso del sobresalto, la muchacha se levantó.
 -No se preocupe, estaba distraída y no me percate de que usted había entrado.- Intentó que sonara convincente la joven.
Le cogió la mano para sorpresa de Elly y se la besó casi sin contacto. Ella sintió un escalofrío que le recorrió la espalda. Tenía la mano y los labios fríos. Cuando levantó la cabeza miró a los ojos a la muchacha. Tenía una mirada penetrante, casi podía notar como si le leyera la mente. Ella dio un paso atrás instintivamente. 
-Me llamo Jónathan. Como podrás haber podido comprobar está todo un poco anticuado en esta casa. Eso es debido a que la heredé, ya que mi familia procede de la nobleza europea y por consiguientes se han coservado también las normas de conducta en ella. No te preocupes por nada. No tienes por que sentirte obligada. Yo a veces también pienso que el protocolo está pasado de moda.-
 -Gracias. Soy Elly, Elly Thomson..Gracias por lo de anoche. No se que hubiera pasado si usted no llega a aparecer.- dijo la chica sinceramente. 
Apartó gentilmente la silla para que Elly se sentará como si no hubiera visto su acción. Eso reconfortó a la joven que aceptó la invitación y se interpuso entre la mesa y la silla, dejando que él se la aproximara y ella se sentó. Rodeó la mesa y se sentó justo enfrente de ella
-Llámame Jónathan. Me aburre que todos me traten de usted.-
-Esta bien Jónathan, como prefieras- sonrió la joven sonrojándose. 
-Tuviste suerte ayer. Pasaba por casualidad por la calle contigua y oí el alboroto, entonces decidí acercarme a ver que sucedía. Suerte que llevaba el bastón que siempre me acompaña y pude defenderla de aquellos delincuentes.- Entonces movió la cabeza hacia el camarero. Este al ver la señal cogió la botella de aquel vino que había abierto hacía unos minutos. Pudo ver en la etiqueta que se trataba de un "Cabernet Savignon" del 86.
 Se quedó perpleja. Aquella botella debía rondar los 1000 pavos y él le ofrecía una copa como si nada. Ella nunca había soñado probar algo como aquello y ahora lo iba ha hacer. Le sirvió un par de dedos en la copa. Una copa alta, de un cristal muy fino, que Elly se quedo observando.
-Es una cristalería de Bohemia. Posiblemente de las mas caras que se hayan fabricado nunca. El grosor del cristal es de tan solo medio milímetro. Son altamente frágiles. 
   Ella se sintió incómoda con la copa en la mano. Siempre había sido bastante patosa y tenía temor a poder romper aquella maravilla.
   El Sr, Wínter  dejó la botella de vino en el carrito y cogió otra botella completamente negra. La joven se sorprendió, y puso cara de sorpresa cuando el Sr. Leslie le dijo:
-No te importará que yo no beba vino. No me sienta bien. El médico me recomendó que dejara de tomarlo por precaución por el estómago. En su lugar tomo un zumo de frutas silvestres que prepara la Sra. Winter. 
   El camarero se aproximó su señor, y vertió un poco en la copa de aquel liquido con un rojo intenso. Entonces entró la Sra. Winter con una fuente tapada. Se aproximó a la joven y retiró la tapa. Allí apareció el puré de patata, y le sirvió un cucharada de él. 
-¿Quiéres un poco más, querida?- Le dijo la mujer sonriéndole. 
-No, gracias.- Contestó amablemente la joven. 
  Hizo el movimiento de aproximarse hacia el Sr. Leslie, pero este le hizo un gesto de negación con la cabeza. La mujer se retiró, dejando la bandeja en la parte de abajo del carrito, no sin antes haberla tapado de nuevo. Entonces salió de la sala.
-¿A que te dedicas Elly?¿No te importa que te llame Elly verdad?- Preguntó con una sonrisa que dejó entrever el blanco radiante de sus dientes entre los labios. 
-Sí claro, llámame Elly. Pues acabo de salir de la universidad. Estoy buscando todavía empleo. Vine de Pittsburgh, donde vivía con mis padres. Espero poder colocarme en algún buffet de abogados. Estudié derecho. ¿Y tú, a qué te dedicas?- Preguntó ella cada vez más turbada por la mirada de él. Esos ojos penetrantes remataban una cara casi perfecta, que le decía a Elly que no tendría más de 35 años, lo cual no era lógico, ya que la Sra. Winter antes le había mencionado que llevaba al servicio del señor más de 30 años. Quizá lo entendió mal. 
 -Bueno ahora invierto en bolsa por diversión. Pero tengo empresas por todo el mundo. Con diferentes nombres. También soy accionista de las mayores petrolíferas del mundo. También poseo una de las mayores minas de diamantes de Sudáfrica. Pero no quiero aburrirte con temas de trabajo.-Le contestó él sin demasiado entusiasmo. 
-Oh no por favor. Es increíble. Nunca hubiera imaginado que el tío más rico del mundo me iba a salvar la vida.Ops, perdón. Quise decir el hombre más rico del mundo.- Dijo ella sonrojándose.
-No te preocupes, habla como quieras. Estamos entre amigos.- Contestó con amabilidad.
   Entonces se abrió la puerta y apareció de nuevo la mujer cargada con otra bandeja que parecía plata auténtica, con una tapa también de plata, en la cual habían grabado el escudo de la familia. Al situarse al lado de la muchacha destapó la fuente, dejando a la vista aquella lubina que había sido descabezada y partida en 2 mitades. Al lado habían patatas pequeñas, redondas y con piel, que habían sido asadas al horno. Habían rodajas de berenjena, hechas a la plancha con una pizca de aceite y unas rodajas de cebolla, cortadas perfectamente, que también habían sido asada al horno, aderezada con un chorrito de aceite y un poquito de perejil picado. 
   La mujer sirvió la mitad de aquella lubina que olía exquisitamente, y le adornó el plato con una patata y varios trozos de cebolla y berenjena. Aquella mezcla de fragancias, abrió definitivamente el apetito de la joven, la cual, mirando a su anfitrión le sonrió. La mujer rodeó la mesa para situarse a la izquierda de su señor y le sirvió la otra mitad de la lubina con sus correspondientes patata y trozos de berenjena y cebolla asadas.
-Gracias Sra. Winter- le dijo cortésmente a la mujer. Esta salió de la estancia con la bandeja en la mano, con una sonrisa de complicidad.
   La joven dió un sorbo del vino, y cortó un trozo de lubina llevandoselo a la boca. Allí estalló su sentido del gusto. Era como una explosión de sensaciones en su paladar. Mientras el camarero se aproximó y rellenó su copa. Ella continuó comiendo mientras él la observaba anodadado desde el otro lado de la mesa.
-Está muy bueno el pescado ¿Verdad?- Preguntó la joven con claras muestras de satisfacción.
-Por supuesto querida. La Sr. Rebeca es una gran cocinera.- Replicó él.
Ella terminó de comer la lubina y apenas probó la verdura. A un gesto de su anfitrión el camarero hizo sonar una campanilla. Inmediatamente entró la Sra. Winter cargada con otra excepcional bandeja de plata. Al acercarse a la muchacha la destapó dejando la tapa encima de la mesa y sirvió un trozo de aquel increíble redondo de ternera del cual emanaban otra sinfonía de aromas. Elly, con la boca echa agua, pidió a la Sra. Winter que le pusiera un poco más de salsa. Mientras el Sr. Winter había retirado los platos del pescado. La joven volvió a beber otro sorbo de aquel magnífico vino que empezaba a hacer mella en su timidez.
-Esto está riquísimo.- dijo mirando a Jónathan que la observaba con gran satisfacción.
-Sra.Winter cuando vuelva a la cocina felicite a la Srta. Rebeca y dóblele hoy el sueldo. A hecho una gran labor.-
-Como usted diga señor.-Contestó la amable mujer.
   Salió de la sala cargada con la bandeja de la lubina y los platos sucios que tan amablemente había retirado su esposo. Elly apuró el trozo de carne exquisitamente condimentada y levantando la cabeza observó que su anfitrión apenas había tocado el plato.
-¿No tiene hambre? Apenas si ha tocado el plato.-
-¡Ah! Bueno resulta que antes de volver a casa tuve una reunión con un cliente y debí picar demasiado. Tengo la sensación de estar lleno. Pero no te preocupes, más tarde, antes de acostarme, igual como un poco más.- Dijo sonriendo de forma maliciosa.
  Llegó la criada con una bandeja repleta de fruta de todo tipo. En ella se veían fresas, rodajas de piña natural, tajadas de sandía, cerezas, manzanas rojas brillante, melocotones etc. Ofreció a la joven la bandeja y esta cogió algunas fresas y una rodaja de piña. Luego se la ofreció a su señor pero este rehusó tomar nada. Prácticamente al unísono entró de nuevo el sr. Winter con una bandeja con el servicio del café y la sra. Winter con la tarta de limón que había preparado la cocinera con tanto esmero.
-¡Uf! Estoy que reviento.- dijo la chica pasándose la mano por la tripa.
-Jajaja.- Rió él divertido ante aquel comentario.
-En serio, he comido demasiado. Pero es que está todo tan bueno que sin querer te fuerzas a comer.
-Ahora pasaremos a la salita y probarás un licor que te ayudará a digerir mucho mejor. Lo trajo mi padre hace ya muchos años desde un pueblecito de Italia. Es como un bálsamo que relaja el estomago y facilita la digestión.
-Eres demasiado generoso conmigo. ¿Me pregunto por qué?
-Bueno hace mucho tiempo que no tenía el placer de disfrutar de la compañía de nadie.Y no se por qué cuando te vi tuve ganas de poder conversar contigo.
  Ella enrojeció intentando disimular una sonrisa. Aquel hombre era un tío elegante, que mediría sobre 1,80, Atractivo, un poco pálido, con una mirada que la había cautivado. Se sentía atraída por él. Aunque parecía que tuviera 15 o 20 años más que ella.
     Se levantó de la silla y galantemente fue donde estaba ella y la ayudó a levantarse. Entonces dio orden de que sirvieran el café en la salita y salieron a la puerta contigua. Allí se sentaron en sendos butacones de cuero. Delante de ellos había una mesita baja, donde sirvieron café a Elly. Luego la criada le ofreció un trocito de tarta de limón no demasiado grande. Jonathan dió orden al mayordomo que le sirviera también una copita de aquel licor al que había hecho referencia anteriormente. Estuvieron conversando animadamente sobre el trabajo que quería conseguir la joven. Sin darse cuenta se hicieron las 2 de la madrugada. Elly había repetido un par de veces de aquel licor dulzón y le había producido un leve mareo, del cual no se dió cuenta hasta que intentó levantarse del sillón.
-Debo volver a casa.- dijo ella intentando mantener el equilibrio.
-Podrías quedarte aquí a pasar la noche sin ningún tipo de problema. Ahora daré orden a la sra. Winter  de que prepare la habitación de invitados.-
-Por favor, no te molestes. Haz que me pidan un taxi. No quiero molestar.
-No es ninguna molestia. Además, las horas que son será difícil encontrar un taxi. Mañana por la mañana el Sr. Winter te llevará donde quieras.
-Esta bién, solo puedo darte de nuevo las gracias.
  Él sonrió complacido. Llamó a la sra. Winter he indicó que preparara la habitación de invitados. Esta salió de la salita llevándose la bandeja del servicio de café.
   A los 10 minutos volvió anunciando que la habitación estaba preparada. Se había tomado la libertad de encender la chimenea que había en ella. La joven se lo agradeció y le dedicó una sonrisa.
-Bueno pues, será mejor que vaya a acostarme. Mañana tengo que seguir buscando trabajo.- Dijo mirando al anfitrión con una sonrisa.
-De acuerdo. Pero antes de que te retires me gustaría que aceptaras cenar mañana conmigo de nuevo. He disfrutado mucho de tu compañía.
   Ella se sintió alagada. Aceptó casi sin pensarlo. Aquel hombre sin querer había despertado en ella una mezcla entre curiosidad y amistad. Él la cogió de la mano y se la llevó a los labios besándola. Ella volvió a sonrojarse.
-Buenas noches Jonathan.
-Buenas noches Elly.



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