domingo, 12 de febrero de 2012

Sombra oscura Cap. 3

   Elly salió de la salita acompañada de la sra. Winter. Está la guió hasta el piso de arriba donde se encontraba la habitación donde había pasado la noche anterior. Al entrar en la habitación notó un calor agradable producido por la chimenea que había encendido la sirvienta.
-¿Necesitas algo más cariño?.- Preguntó la gentil mujer con una cara que irradiaba felicidad.
- No gracias. Por qué supongo que ¿No será posible encontrar un pijama en el armario verdad?
-Pijama no creo, pero igual puede ser que exista algún camisón.- Contestó la mujer abriendo el armario y escrutando la ropa que había colgada. Después de rebuscar entre ella sacó una percha con un camisón de raso largo. Se lo tendió a la muchacha que lo sacó de la percha y se lo probó por encima.
-Parece que sea de mi talla.- Dijo la chica divertida.
-Si no deseas nada más me retiro.
-Me podrían despertar a las 7. Me gustaría empezar temprano a buscar trabajo.
-Cómo desees.- Salió de la habitación cerrando la puerta tras de si.
   Elly se desvistió y se enfundó el camisón. Era blanco, con un bordado a la altura de los pechos en el cual habían dibujado unas rosas rojas. Apartó la colcha de la cama y se dejó caer rendida. Apagó la luz y se tapó con la colcha. Estaba estirándose cuando se sobresaltó. Había visto una sombra en la ventana. Se levantó de un salto de la cama y se acercó rápidamente a ella. Solo se veía el árbol que estaba situado delante a unos 4 metros de distancia. Sonrió y volvió a la cama, pensando que debía haber sido una sombra del árbol sobre el cristal de la ventana. Volvió a taparse con  la colcha, acurrucándose en el centro de la cama. A los pocos minutos se durmió.
    Entró la sra. Winter en la habitación y se acercó a la joven susurrándole al oído:
-Srta. Elly son las 7 de la mañana.- Al ver que la muchacha no abría los ojos la zarandeó ligeramente.
    Abrió los ojos y saludó a la menuda mujer que la miraba con cara sonriente.
-Te estoy preparando un baño de agua caliente. Supongo que querrás darte un baño.
-Gracias me vendrá bien para despejarme.
-Cuando bajes te prepararé el desayuno.
-Oh, no hace falta. Con un poco de café será suficiente.
-Necesitas alimentarte bien. Que estás en los huesos.
-Mmmm, pareces mi madre.-dijo la joven sonriéndole a la mujer.
-Bueno baja cuando quieras.-dijo la mujer retirándose de la habitación.
   Elly se quedó un momento haciendo una lista de las entrevistas de trabajo que tenía aquella mañana.Primero debía ir al centro a Maxwell & Róberts. Luego se dirigiría al oeste por la sexta hasta Stephens & associated.
Después tendría la tarde para ella. Se levantó de la cama y fue hacia el baño. Como le había dicho Mary tenía la bañera llena de agua humeante. Tocó con la mano para comprobar la temperatura, estaba perfecta. Se desvistió y entró. Se permitió 10 minutos de relajación allí dentro. Remojó su larga cabellera rubia ondulada que le llegaba hasta la cintura y se aplicó champú que había en una repisa. Luego empezó a enjabonarse el cuerpo. Sin darse cuenta se quedó absorta pensando en la mirada que tenía Jonathan. Fueron breves instantes, pero cuando recobró la lucidez su mano estaba en su entrepierna.
-¿Pero que estoy haciendo?- pensó apartando la mano. Se levantó, quitó el tapón de la bañera para dejar salir el agua y cogió la toalla para secarse. Salió a la parte de fuera y empezó a vestirse. Luego se colocó delante del espejo y procedió a secarse enérgicamente con la toalla el pelo. Era una suerte tener el pelo rizado. Aunque no era un rizo pequeño le permitía no dedicarle demasiado tiempo a acicalarlo. Fue hasta la habitación y cogió su bolso. Lo abrió y saco su "kit" de viaje para arreglarse. Un poco de maquillaje, un poquito de sombra de ojos y su pintalabios preferido. Luego volvió hacia la cama y la arregló.
   Bajó a la planta baja. Al llegar al hall Mary salía de la puerta que daba a la cocina y la invitó a entrar al comedor. Allí tenía preparado otro desayuno de campeones, a base de tostadas con mantequilla, zumo de naranja, café, unas tartaletas con mermelada de fresa y 2 trozos de melocotón en almíbar.
-Esto es demasiado Mary.- dijo la joven con sorpresa.
-Come lo que te apetezca. No te preocupes. Todavía no conozco tus gustos, por eso te pongo un poquito de todo.- Le dijo sonriendo.
   Cogió el zumo de naranja y le dio un largo sorbo. Luego destapó una de las tartaletas de mermelada y le puso una cucharadita a una de las tostadas. Luego cogió la taza de café y la apuró de un trago. Se terminó la tostada y por último terminó de beberse el vaso de zumo. Tuvo un efecto laxante bastante rápido. Llamó a la Sra. Winter y le preguntó si había algún servicio en la planta baja. Esta le indicó donde se encontraba.
    Después del apuro, se despidió de Mary y salió por la puerta principal. Hacía un día magnifico aunque algo fresco. El sol resplandecía ya en el horizonte aunque solo eran las 8.30 de la mañana.
-Buenos días Charles.- Saludó al chofer.
-Buenos días Señorita Elly.- Contestó.
-¿Me puedes acercar a mi casa?
-Claro que sí. Ya tengo el coche preparado. Ahora mismo lo traigo.-Le dijo alejándose hacia la parte lateral de la casa donde se encontraba el garaje. Al momento apareció con el mercedes negro, paró delante de la puerta y bajó abriéndole la puerta trasera para que entrara la chica.
   De camino Elly sintió curiosidad.
-¿A qué hora ha salido el señor?
La pregunta cogió desprevenido al chófer, he hizo como si no hubiera escuchado a la joven.
-Charles ¿Sabes a que hora se ha ido Jonathan?
-Debe haber salido muy temprano porque yo todavía no me había levantado. Pero no te preocupes a la noche seguro que ha regresado.
-Por cierto ¿Sabes a donde ha ido?
-El señor nunca me ha dicho donde trabaja.
  Elly se quedó decepcionada por aquella respuesta. Sentía curiosidad por aquel hombre y quería saber todo lo que consiguiera averiguar.
   Llegaron a la calle donde vivía  y paró el coche.
-¿Necesita que la lleve alguna parte más?
-No gracias, cogeré el metro.Venga a recogerme a las 7.30.
-Muy bien, como guste señorita.- Salió del coche y le abrió la puerta para que ella bajara. Luego volvió a subir y bajando la ventanilla le dijo -A las 7:30 estaré aquí.- Y arrancó el coche perdiéndose de vista al doblar la esquina. Ella subió por el ascensor hasta la quinta planta. Entró en casa y se dejó caer en el sofá. Suspiró profundamente. ¿Qué le estaba pasando? ¿Acaso se estaba enamorando de aquel hombre que casi no conocía? Estaba hecha un lío. Miró el reloj de pared. Marcaba las 10 menos diez. Se levantó como un resorte. Fue a la habitación y cogió la carpeta donde llevaba los currículums. Salió del piso casi al trote. Montó en el ascensor y bajó a la calle. Allí se dirigió  hacia la boca del metro de la esquina. Tenía muchas expectativas en estas entrevistas.


   Se metió debajo del agua caliente. ¿Qué no tenía experiencia? ¿Cómo se suponía que la adquiriría si no le daban oportunidad? Estaba frustrada y rabiosa. Salió de la ducha y se cambió. Se calzó unos pantis negros y se embutió en el traje negro de falda corta. Quería estar "sexy". Necesitaba sentirse bien con ella misma.
   Cuando terminó de arreglarse bajó a la calle. Allí la esperaba ya Charles con el Mercedes. Estaba oscureciendo.Cuando llegaron a la casa el sol se había puesto y solo quedaba una pizca de resplandor del ocaso. Le abrió la puerta el chófer y ella bajó, acercándose a la entrada de la casa. La puerta se abrió y apareció Mary al otro lado sonriéndole.
-Buenas noches Mary.
-Buenas noches señorita Elly.
   La acompañó a la salita y le dijo que el señor bajaría en unos minutos. Después le preguntó si quería tomar algún refrigerio. El ama de llaves salió de la sala y volvió al cabo de unos minutos con una bandeja donde portaba un vaso de tubo con hielo, un bote de cola y un plato con una galletitas saladas.
-Gracias Mary. Eres un encanto.
-No hay de qué señorita.- Contestó con una sonrisa de oreja a oreja.
  La joven se había ganado el corazón de aquella mujer que llevaba mucho tiempo sola en la casa sin más compañía que la de su marido y la del dueño. Salió de la habitación rumbo a la cocina. Hoy prepararía ella la cena. Y aunque la joven le indicó por la mañana que no prepararan tanta comida, lo cierto es que la mujer quería quedar bien. Así que preparó de primero una ensalada de mariscos y para segundo plato preparó un pastel de carne cubierto con pasta de hojaldre.
   Se abrió la puerta y apareció Jónathan con su traje negro.
-Buenas noches Elly.- Dio cogiéndole la mano y besándola.
-Buenas noches Jónathan.- Contestó sonrojándose.
   Se sentaron a la mesa y empezaron a cenar. Ella estaba un poco seria. Él al apercibirse le preguntó que ocurría.
-Hoy en las entrevistas ha sido un desastre. Tengo una buena preparación pero carezco de experiencia.¿Qué se han creído que la experiencia crece en los arboles?.- dijo visiblemente molesta.
-Tranquila, seguro que tendrás más oportunidades.
-Pero necesito trabajar. El alquiler del piso me vence en 2 semanas y si no encuentro un trabajo pronto el casero me echará a la calle.
-Bueno, podríamos llegar a un acuerdo y solucionar eso.- ofreció él.
-¿A qué te refieres?
-De momento y hasta que encuentres trabajo, podrías venir a vivir aquí. A cambio me pagarás con tu compañía.
-Claro, así me convertiré en el parásito que mi padre estaba harto de repetirme que me convertiría. "Dependiendo de un hombre que te mantenga. Convirtiéndote en una foca y criando a sus hijos."
-Jajaja.- rio él con tal potencia que Elly se asustó. Al darse cuenta intentó modificar el tono de su risa.Se levantó de la mesa y fue a la ventana. Allí se quedó de pie, mirando los copos de nieve que habían empezado a caer. Él se aproximó por detrás, y le acarició el pelo.
-Lo siento, no quería reírme.- dijo con delicadeza.Ella se apartó de él y con el miedo en los ojos lo miró.
-¿Qué eres?
-Es algo que no te puedo explicar. Padezco una terrible enfermedad.- Volvió a acercarse a ella. Esta vez no se apartó, incluso dejó que le acariciara la mejilla con aquella mano fría.
-¿Qué tipo de enfermedad? Estás frío. No comes. Estás pálido. Y tu voz a cambiado radicalmente al reír.
-No me presiones Elly. Creo que no estás preparada para escuchar mi historia.
-Está bien. Tengo que marcharme.
-No lo hagas. Por favor. Debes confiar en mí.
-¿Cómo quieres que confíe en ti si tú no confías en mi?- Le espetó ella. Estaba muy nerviosa y casi llorando.
-Cálmate. Te lo explicaré en su momento. Termina de cenar.
-¿Para qué?¿Para que estés observándome mientras como? ¿Acaso creías que no me daría cuenta?
-No era mi intención. - Se veía sobrepasado por aquel aluvión de preguntas y afirmaciones. Ella se sentó a la mesa. Sin dejar de seguirlo con la mirada. Él estaba de frente a la ventana. Se giró y se dirigió hacia ella.
-Pasemos a la salita. Allí te contaré lo que quieras saber.-Dijo saliendo con paso firme. Ella lo siguió con cierto temor.
-¡Señora Winter que nadie nos moleste!- Y entró en la salita. La joven miró a la mujer como queriendo interrogarla con la mirada. La mujer le sonrió como para tranquilizarla.
-No te preocupes cariño. No quiere hacerte ningún daño.
-¿Como estás tan segura?
-Por qué si quisiera hacértelo ya lo hubiera hecho.
   Entró en la habitación. Jónathan estaba de pie esperándola.
-Cierra la puerta, por favor. Siéntate.- Y le tendió la mano para ayudarla. Ella la ignoró.


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